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lunes, 21 de noviembre de 2016

DÍAS DIFÍCILES

Contra los días difíciles, contra los días del hastío...mi vida era y pasaba. El tiempo que se hace solo, el tiempo que se construye solo y pasar y dar un visto bueno a todo aquello que existió durante tiempo donde quiera que esté. Y luego descansar y ser pacífico y estar en calma y recordar esos días pasados en Granada en los que cobrabas una exigua pensión, una pequeña paga y vivir así acordándose de aquel bar donde te daban una hamburguesa de tapa y comías así, con las tapas que te daban por cada cerveza. Y luego el tema es hablar con la gente, con la gente que llegaba y que quería quedarse y pasa el tiempo y tienes un recuerdo que no se estropea, pero ya no te ríes y no sabes por qué, vas por la calle y ya no sonríes y te dejas caer a plomo en la cama y vienen los días grises, los días en los que no quieres darte a conocer y en los que piensas que todo es vano y también que todo es vanidad y enfilas la calle y hay un silencio y detrás de ese silencio estás y vives, pausado, sintiendo el zarpazo del tiempo y las alas gastadas ya. Esa vieja alegría de los días de luz ahora deja un sabor a óxido en la garganta y en la boca y piensas que estás envejeciendo. Tu vieja palabra está caduca y está gastada y a nadie interesa, has echo muchas cosas y has vivido intensamente y ahora llegan los días nuevos, los días de ser de otra forma, los días de ser humilde y de tener sinceridad contigo mismo y abajo se hace una réplica desde el fondo de los ángulos más sucios de tu alma, esos recovecos que no han sido limpiados, que no pueden limpiarse, que no encuentran su sitio jamás.

Estar en la humildad, no darse a conocer, no querer ser famoso, no querer destacar, tan sólo querer pasar por la vida cómo una sombra y ser nada y ser nadie, tan sólo dejar de existir un día y no haber tenido ninguna trascendencia. No pensar, no llegar a pensar en nada, no querer hacer nada, no encontrar una salida y no querer encontrar una salida, permitir el espacio que deja el vacío que lo ha llenado todo, palidecer unos instantes y luego pasar, pasar de largo.

Haz eso, haz lo que tengas que hacer. Y luego nada. Nada importa ya.


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