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miércoles, 23 de noviembre de 2016

TÚ EN TU CASA, NOSOTROS EN LA HOGUERA

En el hueco del ascensor se escuchaban los sonidos de la calle, pero todavía estaba en obras todo y en la más completa oscuridad. Abajo, frente a los cerros, estaban mis amigos y traían consigo elementos para hacer una fogata.

Luego encendíamos un fuego entre las ruinas y las obras y el parque se iba llenando de luz, estábamos contentos y debíamos tener entre quince y diecisiete años.

Uno de mis amigo venía en tren desde un pueblo sólo para reunirse con nosotros y entre las fogatas de aquella zona en construcción hacíamos chanzas y bromas y a veces comíamos algo.

Era divertido jugar a tirar nuestras navajas al suelo y hacer que se clavaran de punta, éramos felices así. No teníamos móviles, cuando salíamos de casa ningún familiar podía contactarnos y eso le pasaba a todo el mundo, sólo existían los teléfonos fijos.

Algunas veces alguien traía una botella de orujo y tomábamos un poco con el taponcito y siempre nos sentaba mal y nos dolía la cabeza, éramos muy jóvenes.

Asábamos patatas envueltas en papel de aluminio y alguno hacía allí mismo los deberes del insti cómo si estuviera en el salón de su casa.

Las zonas en obras del barrio eran nuestro territorio y por la tarde noche no las cuidaba nadie y nosotros hacíamos esa zona nuestra, nuestro refugio.

LLevábamos una radiocasete y poníamos canciones violentas y puncarras para hacernos los duros, nos gustaba mucho aquella canción que decía: "Tú en tu casa, nosotros en la hoguera" y echábamos más papeles y basura al fuego.

Si llegábamos tarde a casa no pasaba nada porque éramos chicos y los chicos podían estar en la calle hasta tarde, sin embargo a las chicas no las dejaban salir. Era entonces mi ciudad muy conservadora y muy machista y los chicos éramos los reyes.

Lo mejor es que no necesitábamos ni drogas ni alcohol para pasarlo bien, nos animábamos con la música y comíamos queso y chorizo y hablábamos de fútbol. éramos muy inocentes.

Es curioso cómo la política no nos importaba a nadie y nunca hablábamos de ella, luego todos cambiamos al hacernos más mayores.

No recuerdo cómo fue que empezamos a consumir alcohol y alguno a fumar porros, pero fue años más tarde.

Recuerdo eso ahora porque creo que es importante, los recuerdos de haber sido feliz sin drogas, sin alcohol e incluso sin compañía femenina. La inocencia es la clave.

Y la humildad.


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