POEMAS AGOSTO 2015
LA GRAN INUNDACIÓN
Los rebaños de humanos se movían cómo hormigas negras en la
inmensidad,
Yo llenaba mi corazón con el hueco de la pequeña pasajera
Y tendía un puente hacia la nada desde los contornos de mi
pasado ser,
No había angustia, ni tedio ni esperanza y sí una gran
alegría
Cuando los mares engullían las ciudades pesadas cómo
transatlánticos
Y desde mi vuelo sobre la Tierra podía verlo cómo un ángel:
Veía los puertos destruidos y las ciudades sumergidas,
Los infinitos rascacielos bajo un manto de espuma
Y todos fuimos a un lugar
Donde nos dábamos masajes en las espaldas doloridas
Y había trigo y miel y perros con cara de personas
Y echados ante el fuego mis familiares muertos
y aquellos que no lo
estaban pero hacía tiempo que se habían ido
y todos recordábamos la gran inundación,
nuestras vidas habían cambiado
y ahora teníamos que aprender a manejar armas,
las mujeres también.
Y yo no conseguía llenar el hueco de mi dolido corazón
A pesar de la gran alegría de que ya hubiera fenecido todo
Y ahora los campos eran de trigo y de maíz
En aquel país en el que estábamos lejos del mar,
Lejos, muy lejos del mar
Que se había tragado la mitad de la Tierra.
DE LA GLORIA INMORTAL
Los borrados nombres de cera
Y su perfil confuso bajo las aguas
Allí en donde se reclinan y rezan los caballos
Con su manto púrpura para la guerra
Y la espada y la cruz.
Dejo todo lo que me ha dado el día
En una plataforma perfumada para los niños ricos
Y levanto un hormiguero deforme
Lleno de caras huecas por donde no puede llegar la luz.
Más abajo están todos lo que están
Y son aquellos que dicen las horas sin sus relojes
Para mañana pan y precio, luces y rabietas
Y en medio de todo el aposento diminuto
Para las muñecas anoréxicas que descansaban mal
Y las salas inmensas de la arena
Y el sonido del despertar
Y los barcos engalanados de sangre y plumas
Entre películas de los sesenta
Y hebras de tabaco amarillas.
Todo ha sido ya y ha sucedido,
Ha sucedido el fin del mundo en el fin del mundo
Y el principio de todo en el principio.
Toma una tirita y una gasa y sana tus heridas del presentar
Para que seas una ameba que chupa formas y canta una
canción.
Toma tu dibujo disfuso de ti mismo
Y coge tu bolígrafo de alcanfor y bolas pardas
Estás siendo asistido por la nada
Y por la suave luz de la mañana al huso.
Mira no hay tiempo que perder
Porque el tiempo se ha perdido todo,
Ha llegado y se ha ido cómo un ladrón en el alba
Y tiene una llave para tu pensar y otra manera para tu
sentir
Y estás despellejando tu alma entre los altavoces
De una piscina entre riscos y picos
Con desolación y almendras de palmeras
Y con un tambor de voces y ráfagas cuchillas
Para que todo exista ya pero que sea conocido
Sin botas, sin camisas, sin sombreros ni lazos
Entre latas verdes, amarillas o rojas
Y entre diademas pesadas de la gloria,
De la gloria inmortal.
SENDERO
El presente envenenado
En una fuente que derrama los goznes del don
Mira a través del calculado son donde se apacentan
Los cuerpos entumecidos por el calor y su freno.
Dejo marcada la huella del día
Un sobrio lamento y un aguardar.
Lo primero es tener una guarida y aposentarse
Y lo que sigue es paz y derrame de sed
Para luego aguardar o no esperar
Y convertirse o no ser nada
No ser nada ni su espejo de otro
Cómo el cimiento
Cómo la condensación
Cómo la forma del amuleto humano
Cómo la sierra del horizonte y su marca
Cómo no encontrar camino en el sendero
Cómo aguantar y no permanecer
Camino de vuelta.
DRUIDA
El país del vino y del agua
Cierra sus ojos dulcemente
Y las sombras se proyectan enteras
Sin dejar espacio a la duda
Y quema el ver y el presentir
Pero en medio de todo
Permanezco bajo una planta de llagas
Que hace sombra a las estrellas rectángulas
Vine el fin de todo aquello
Que era desconocido y que ahora sé
Viene el fin de todo aquello
Que era desconocido
Y sin preguntármelo