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miércoles, 28 de diciembre de 2016

SEGUNDOS EN LA NADA

Salir por la noche, mirar a la cara a las personas. Salir y caminar y hacerlo sin miedo, sintiéndote muy fuerte y muy sano y muy elástico.
Yo, el que soy. Y pasa el tiempo y salgo. Pasa el tiempo y salgo a la calle y en la calle estoy.
Ahora hay dos amigos con cazadoras baratas de mercadillo pero sin pasar frío, su cabeza está llena de vino con Cocacola y hacemos tiempos en la puerta de un bar, esperando a la gente con la que hemos quedado. Encendemos cigarrillos y hablamos, hablamos de todo un poco y estamos contentos, estamos felices porque estamos borrachos.
No quiero pensar que he sido feliz por fumar y beber pero he sido feliz por fumar y beber.
Pasa el tiempo y estoy sentado en una silla de madera y el bar también es de madera y al fondo está la playa pero no podemos verla y sólo vemos paredes pero sabemos que detrás de nosotros está la playa y alguien recita algo que no es un poema, alguien recita algo que es una canción de Barricada:
"Cómo actores secundarios
demasiado preocupados
en poner cara de tiernos
y llevar puesto el sombrero.
Aburridos, vaya generación.
Ser aburridos es vuestra vocación"
Pero lo mejor es lo que no dice, lo mejor es la parte del poema de Barricada, de la canción de Barricada que él elude, estábamos en 1991.
Entonces con nuestros cuerpos elásticos y nuestras miradas lujuriosas bebiendo mistelas cerca de la playa, emborrachándonos y había chicas con nosotros, las chicas eran siempre las novias de algunos, pero había chicas.
Y luego ya se hacía de noche, salíamos del bar y ya se había hecho de noche y las energías cambiaban, las energías cambiaban. Más violentos, más borrachos, más fríos y con conversaciones subidas de tono que eran casi discusiones y sentirnos felices así, en una vida sin compasión y sin humildad siendo unos jóvenes bárbaros. Y sentirse feliz así, llenos de fuerza. Una pandilla grande de chicos y chicas que caminan por el puerto y hablan y discuten y beben y se emborrachan.
Y luego termina el verano y vuelves a tu ciudad fría y provinciana y estás con otra pandilla de chicos pero todo es lo mismo, más alcohol, más bebida y más bares y caminar y caminar por las zonas de ocio y caminar y caminar por las zonas de marcha.
Y giran los pensamientos en la cabeza y las historias que nos hacen escarmentar.
Horas emocionado, horas de subidón y el ego saliéndose por los cuerpos...¡Seres poderosos por unos días!



Entonces no había tiempo que perder, son los años noventa. Entonces toda la vida estaba por delante, son los años noventa. Entonces el exceso, el lujo y el desenfreno, también son los noventa.
Nada sucedía por accidente, no existía la casualidad pero a veces había enfrentamientos y no podíamos soportar nuestra propia energía, arrojábamos la vida por la ventana, no parábamos y vivíamos al día, sin que hubiera un mañana, sin que existiera un mañana.
Muchos se quedaron al borde de la cuneta, muchos sufrieron o murieron por las drogas, muchos no quedaron en pie sobre sus propias ruinas humeantes.
¡El entusiasmo era la tónica, el entusiasmo por hacer cosas en un país rico y boyante que queríamos conocer, que queríamos recorrer! ¡Estábamos vivos y era estupendo!
Pero a veces pienso que todo este asunto fue un enorme error, no estábamos haciendo bien las cosas, nadie se estaba labrando un futuro para mañana pero ni hormigas ni cigarras ni una cosa muy gris, no nos dábamos cuenta de que no estábamos en ninguna parte, juguetes perdidos que escribían sobras en un diario.
¡Todo por nuestra culpa, aparecer y desaparecer y quitando a la vida al final todo lo que la hacía importante, en medio de informaciones terribles y mucha irresponsabilidad al paso que queríamos ser auténticos y éramos casi muñecos tirados en una habitación muy oscura!
No estuvimos más seguros una década más tarde, no tuvimos mejores oficios, mejores empleos ni mejores medios, nos sentíamos cómo si una mano negra y peluda nos hubiera timado.
Nos habían programado para una vida que no podíamos llevar, nos habían programado para una vida que no podíamos pagar.
Nos gustaba nuestra forma de pensar, siempre listos para la acción.
Esa cesta de regalos que fueron los años noventa al final se secó.

lunes, 26 de diciembre de 2016

DOS SOLES

Las gentes enfermas, con voces saliendo de sus cuellos no se alejaban de la plaza sino que eran Carlos, Fernando y Luis Ángel los que se alejaban de aquel lugar. Todos sabían que aquellas quejas no eran más que el principio, el principio de todo lo que se estaba viviendo. Ya no había suficiente comida en Madrid para los pobres en los comedores de caridad, más de cuatro millones de pobres en Madrid asistidos por los Servicios Sociales habían agotado las reservas de alimentos y se esperaban grandes algaradas y manifestaciones. Carlos, Luis Ángel y Fernando viviendo en su ciudad provinciana tenían menos problemas, era más sencillo repartir los recursos. Pero las grandes ciudades cómo Madrid, Bilbao y Barcelona estaban colapsando y eso significaba grandes desórdenes sociales. Luis Ángel y Carlos, ya con casi cuarenta años, vivían mantenidos por sus padres y sin trabajar. Con Fernando pasaba lo mismo pero al menos tenía poco más de treinta años y había trabajado largas temporadas de camarero y aunque en precario colaboraba bastante con la economía familiar, por su parte Luis Ángel y Carlos siempre habían sido unos parásitos y se escudaban pensando y diciendo que no habían hecho en esta vida otra cosa que no fuera estudiar, lo cual en parte no dejaba de ser cierto.  Muchos cuarentones cómo ellos se encontraban en la misma situación, por desgracia y por cuestión de edad ya era muy difícil que encontrasen un trabajo en el mercado laboral. Sólo había que dejar que pasasen cinco años más para que Luis Ángel y Carlos pasasen a ser un problema del Estado y merecedores quizás de alguna paga o subsidio de extrema necesidad para acabar sus días viviendo en algún centro de los Servicios Sociales al morir sus padres y no poderse mantener por sí mismos. Su consuelo es que en esa misma situación se encontraban millones de personas, se las llamaba personas en riesgo de exclusión social y eran personas para las que sencillamente no había ningún futuro, a no ser que su futuro fuera ser una carga para el Estado. Fernando aún era joven, sabía bastante inglés y su futuro estaba en otras tierras. En algún lugar del extranjero de habla inglesa no le sería difícil con su curriculum encontrar un trabajo bien pagado de camarero o de jefe de sala en el que poder mantenerse algunos años, quizás bastantes. Fernando todavía podía rehacer su vida, lo que pasaba es que para él Carlos y Luis Ángel eran una mala influencia y ésto pensado paradójicamente porque era Fernando el que ahora vivía de pasar drogas, sin embargo también existen otras delincuencias soterradas contra la sociedad y una de ellas y también la más común era no haber querido trabajar en la vida aunque fuera por fuerza de estarse labrando un camino con los estudios superiores que una vez finalizados se iniciaban otros nuevos, todo en el fondo con el ánimo de no trabajar y vivir permanentemente una vida muelle de estudiantes con el dinero de la familia, así había mucha gente pero no eran excusa. Serían los nuevos pobres: los pobres ilustrados. Y acabarían votando a Podemos antes de que el dinero físico terminara de extinguirse y con objeto de poder acceder a algún tipo de Renta Básica Universal, ésto es: seguir viviendo sin trabajar.
Y eso viviéndose el inicio de una tercera guerra mundial.
Para Luis Ángel vivir en provincias le procuraba cierta paz mental, sabía que era más fácil distribuir el dinero entre los que menos o nada tenían porque era más fácil de controlar en sociedades poco habitadas, sin embargo el ruido y la bulla que llegaban de Madrid y Barcelona se contagiaba entre las gentes apesadumbradas y quejumbrosas aunque no faltaran alimentos en los comedores de caridad ni albergues para los sintecho. Con todo ello la gente no dejaba de salir a la calle para lamentar a voz en grito el colapso del sistema que todo lo había trastocado, pero el caos realmente estaba en Madrid y en Barcelona y también en Bilbao y en Santiago pero no había llegado sobremanera a provincias y menos a provincias castellanas que, circundadas de mucho campo, siempre tenían reservas de trigo, grano y maíz en sus despensas y eso hacía que nadie pasara hambre...¿Pero por qué no se estaba auxiliando a Madrid y a Barcelona? Todo era por la política autonómica, todo se debía a la gestión y retribución del capital.
--Tres cuartos de hora de mi trabajo--dijo Luis Ángel a la camarera cuando le puso una cerveza.
--El dinero para pagarme una caña lo gano en tres cuartos de hora--siguió explicándose y luego concluyó:--Escribo artículos en internet a un euro el artículo.
--Y vives con tus padres--finalizó la camarera para después añadir:--Yo también, pero gano mucho más...
Había cierto deje de vergüenza en su voz, cómo si se sintiera culpable por tener un trabajo...
Carlos se había marchado, el bar había sido de unos gallegos que llegaron de ultramar, Fernando también se había ido. Con la fuerza que le daba estar solo Luis Ángel prosiguió hablando:
--España está muy mal. Pero todavía no ha venido una guerra o recién está comenzando. Por eso sueño siempre que estoy en un barco atestado de gente camino de Chile o de Méjico...y es por la guerra que va a venir, que está llegando...
--Yo sueño siempre con dos soles--dijo la camarera--.Los veo en el firmamento y luego sé que ya se va a acabar el mundo, que morirá mucha gente...
--¡El fin del mundo!
--Algo así.
--Somos afortunados de haber podido vivir en democracia con seguridad social gratuita, pensiones y universidad regalada...¡Ahora todo eso se ha acabado!
--¿Las pensiones también?
--Las pensiones también.
--¡Normal que sueñes con una guerra! 
Y Luis Ángel se quedó solo con su cerveza.

miércoles, 21 de diciembre de 2016

FUERZAS DESCONOCIDAS TRAS LA GUERRA

A pesar del tiempo que había pasado, la guerra que había ocurrido en España se seguía sintiendo. El extremo frío de la pobreza sacudía los miembros ateridos y húmedos de los viandantes y no les dejaba pensar con razón, a todo ésto Fernando ya llevaba dos horas menudeando con drogas en la calle La Vía y cuando llegó Carlos se encontraba aburrido y un poco cansado y un poco harto...
--Llego tarde, Fer--se excusó Carlos--Pero no me encontraba muy bien hoy, me tuve que poner la vacuna de la gripe y eso hizo que me doliera todo el brazo que ya me dolía de antes, total que hasta ahora no he podido salir de casa.
--No pasa nada--dijo Fernando--y se quedaron un rato mirando al tendido, en silencio.
Había habido una gran crisis en España desde el año 2008 y después cómo todos ya sabemos, esa crisis terminó en una guerra. Italia también estuvo en guerra y Francia y Alemania y en general toda Europa y ahora no se sabía si la guerra había terminado o sólo acababa de empezar.
Carlos dijo que se iba un momento a tomar un chocolate caliente y entonces Fernando le dijo que le comprara tabaco, que había vuelto a fumar. Se lo dijo pero no le dio dinero y tampoco sucedió nada después controvertido.
Fernando se quedó solo pensando en los grandes terremotos que había habido y en los que habían muertos cientos de miles de personas, fue una tanda seguida de grandes terremotos que partieron prácticamente la Tierra en dos, muchas zonas quedaron completamente inundadas. Pero sobre todo Fernando se quedó pensando en los grandes terremotos que iría a haber.
La chocolatería era un lugar de encuentro, llamó Carlos a Luis Ángel para que se reuniera con ellos y entonces se pusieron a hablar de cosas del pasado, de cuando iban a la chocolatería y sabían que iban a cerrar negocios y empresas y que mucha gente se iba a quedar sin casa y en la calle, todavía no había empezado la guerra pero ya se veía venir.
--Dicen que nos vamos a quedar sin internet y sin teléfonos móviles--dijo Luis Ángel entrando en la chocolatería.
--Y sin televisión, ni radio ni electricidad...nos vamos a quedar sin nada, vamos todos a volver a la Edad de Piedra...¡Y a cultivar el campo!
--Yo ya he guardado agua y alimentos y agua potable.
--Ya lo has dicho.
--¿El qué?
--Lo del agua potable.
--¿Cuándo? ¿Qué he dicho?
Fernando les hizo una seña desde los cristales para que salieran, pagaron su consumición y se fueron.
--¡Está la secreta en este barrio, vámonos a otro y comamos algo!
--Nosotros ya hemos comido.
--Pues entonces bebamos algo.
Fernando había vuelto a beber.
--¿Pero aquí la policía no te hacía la vista gorda?
--Era mentira--contestó Fernando a Luis Ángel
--¿El qué?
--Que lo de la "vista gorda" era mentira.
Y se quedó tan ancho.
--No son ni las doce--dijo Carlos mirando su reloj.
--Muy buena hora para empezar a beber--dijo sacando un fajo de billetes de su bolsillo.
--¡Ah, invitas tú! No quiero sabes de dónde has sacado el dinero...
Luis Ángel terminó la frase con una sonrisa de complicidad, Fernando entró por la puerta de un bar y sus dos amigos le siguieron.
La conversación entre cerveza y cerveza trataba de lo que sigue:
Existen Fuerzas Desconocidas que manejan nuestra vida y unas están en La Luz y otras están en La Oscuridad y según nuestros estados de ánimo nos acuden unas Fuerzas Desconocidas u otras pero siempre lo hacen para entretenerse pues están muy ocupados y animados con nosotros, los seres humanos con los que juegan y se divierten.
El juego se llama "Vida en el planeta Tierra"  y es el juego en el que estamos todos nosotros pero sólo somos sus marionetas y realmente los que juegan son ellos, que nos manejan a su antojo. No existiría por tanto el libre albedrío aunque nosotros pensásemos que si existía cómo tal, pero era cosa que no era cierta, ni mucho menos y además no había nada que hacer, no había vuelta de hoja.
Todos asentían cómo descubriéndose a ellos la solución, pero no había solución y en el fondo todo era una conversación sin sentido, sin ningún sentido.



Para acabar de rematar las cosas al final Luis Ángel dijo que pensaba que la Maquinaria Cósmica que gobierna el universo y que es Dios nos reencarna vida tras vida por el más puro azar, sin tener en cuenta nuestro karma y que a fin de cuentas el karma existe sólo en esta vida pero que cuando morimos ya no hay karma.
Fernando pensaba que el karma existía siempre y Carlos que era precisamente el karma lo que se tenía en cuenta a la hora de reencarnar, así tomaron su tercera cerveza.
Una pareja de mediana edad escuchaba molesta la conversación, seguramente les parecería una conversación de vagos y de ociosos y de gente que no tenía ni un trabajo ni que mantener a una familia, cuando los tres amigos pasaron a su lado les miraron muy mal, con mucho desprecio y Fernando a la salida no quiso volver nunca más a aquel bar y todos entendieron por qué. Cualquier cosa por insignificante que fuera molestaba mucho en la ciudad en la que se encontraran y había que hablar siempre agarrándosela con papel de fumar por eso a los tres amigos les encantaba estar por internet donde uno podía decir siempre lo que quisiera sin ánimo de ser criticado, todo valía, manga ancha. Aun así siempre acababan teniendo problemas en el Facebook pero curiosamente sólo con la gente que era de su misma ciudad.
Cuando salieron a la plaza vieron congregadas a las masas empobrecidas para lo que parecía ser la enésima manifestación en contra de los recortes sociales y las subidas de impuestos, se alejaron de esa multitud rápidamente pues se sentía una energía muy enferma y cansada y se veían caras amarillas y macilentas y cuerpos enfermos y descolocados en posturas abigarradas presas del estupor y el pánico y el miedo y una desesperación vieja de siglos. Gente que en otro tiempo había sido educada pero que ahora se había convertido en chusma, en masa hambrienta de justicia y de la antigua vida regalada de hacía mucho tiempo ya pero que nadie olvidaba, que nadie podía olvidad. La Europa de los derechos y la Europa del bienestar había dejado paso a la Europa de la precariedad y los recortes sociales y ésta había dejado paso a la Europa de la guerra y del malestar social.

viernes, 16 de diciembre de 2016

FALSO ES LO QUE MALOGRA SU SENTIDO

FALSO ES LO QUE MALOGRA SU SENTIDO

Siente despacio, detrás de todo estás y detrás de los abismos y del humo de colores y detrás de lo que es complejo de entender. Así son las horas que se estilan, vendrá la guerra y se lo llevará todo. Así son los momentos que te llaman y un alarde confuso hace épica, en parte por la substantación y en parte por la réplica sin nombre. España dentro de un gran malestar general. Dorados términos te alejan y en medio de todo te confunden. Otra ciudad a parte, otra rutina, otra sangre y el movimiento del perder, su estrategia en la luz, la fiebre que da todo, el momento que es igual y lo que perece y no ha muerto. España en sus horas más bajas. El estilo y la fábula, el mágico caminar, en sencillo callar y el fin de todo. España sufrirá lo indecible.
Parece que las puertas se cierran detrás de ti y lavas ahora tus manos con agua sucia y mientras el cristal de poniente rumor y sentido y cansancio acoge.
Es tu destino y es tu trabajo.
El poder que ahoga.


SER DE LA MANERA QUE SE ES
EN EL ESPACIO DE LAS ALMAS
PARA DESERTAR DEL MUNDO TODO
Y RECLUIRSE EN LA ESTANCIA SIN LUZ
DONDE EL TRABAJO DEL ALMA ES PENAR
Y HAY COSAS QUE SON PROHIBIDAS Y PERMANECEN
PERO EL SER MANIFIESTA UNA CALMA
CUANDO SON ENTREGADOS
SUTILES, MÁS SUTILES
LOS ANILLOS DEL TIEMPO

jueves, 15 de diciembre de 2016

LA CRISIS DE CARLOS

Es muy temprano todavía y Carlos ya no tiene más sueño. Se ha despertado a las dos de la mañana y no se ha podido volver a dormir. Luego ha hecho un esfuerzo y se ha dormido de seis a doce de la mañana. Durante esas cuatro horas en las que no ha recuperado el sueño, Carlos ha pensado que en otra vida era un animal y le han venido recuerdos de otras vidas en las que él era un gato y también en las que él era un perro. Después ha tenido recuerdos de otras vidas en las que él era un muñeco, porque los muñecos tienen alma también, y se ha visto adocenado entre otros muñecos, vestido de militar, con un uniforme azul del ejército de aviación y un sombrerito rojo, él era un muñeco feliz junto a otros muchos muñecos felices apilados en un estante por un coleccionista y a su manera se sentía feliz, a su manera se encontraba dichoso.
Luego Carlos ha soñado con una mujer que tenía un gran pene en la cabeza, el gran pene de su cabeza se hinchaba y Carlos se sentía impresionado. Le gustaba aquella chica y había hecho el amor con ella, pero no podía pasar por alto, aunque lo intentara, que ella tuviera un falo sobre su cráneo, el falo además era el propio de un hombre de raza negra, el propio del un salvaje. Eso le daba miedo. Tenía miedo de las mujeres incluso en sueños y a pesar de que se sentía a gusto después de haber hecho el amor con esa mujer, no podía saber si aquel sueño era un sueño erótico o una pesadilla o una mezcla de ambos. Luego, a las seis de la mañana, Carlos soñó que le amputaban un brazo y que la única forma de que le volviera a salir era comer heces. Carlos comía heces de un plato esperando recuperar su brazo amputado, el sufrimiento era atroz.
Carlos está haciendo un curso del Sistema Nacional de Empleo para ser profesor, estudió dos carreras: Filosofía y Letras y Derecho pero nunca encontró trabajo y ahora, con casi ya cuarenta años, está pensando seriamente en hacerse profesor pero años de excesos y de no hacer nada le han transtornado completamente, pero eso a él no le importa. Piensa que todo el mundo está loco. Carlos no sabe a ciencia cierta cuán loco puede llegar a estar, pero eso no le importa nada en absoluto.

Carlos tuvo una novia hace años que era coja y esquizofrénica, la conoció en un centro de integración para enfermos mentales donde tuvo que pasar una temprada de reclusión forzosa. Además la chica no paraba de comer porque tenía un transtorno de la alimentación y Carlos se gastaba todo su sueldo en invitarla a lujosos restaurantes y a veces a otros que no eran tan buenos. Ahora Carlos salé con una chica a la que le gusta que la aten y que la insulten y que disfruta siendo humillada, pero Carlos está cansado de jugar su papel de chico rudo y le gustaría conocer a gente nueva. Carlos piensa que vivió hace siglos en la corte del rey Luis XIV y se pasa su tiempo libre estudiando las monarquías de Francia, piensa que va encontrarse en alguno de esos textos, que algunos de esos tratados van a nombrarle y entonces podrá reconocerse y saber qué hizo mal y en consecuencia por qué ahora es tan infeliz.

Carlos desayunó solo en la cocina, vivía con sus ancianos padres que habían tenido los hijos muy tarde porque antes no tenían dinero para poder mantener a ninguna prole. Puso a su anciana madre de 84 años a tomar un poco el sol que salía de la ventana del salón y movió con ligereza su silla de ruedas. Su padre, un anciano de 80 años completamente paranoico, llevaba meses sin salir de su cuarto y pensaba que si salía a la calle le podían robar o incluso matar. Su padre odiaba a todo el mundo y su madre, casi vegetal, no se enteraba de nada ya. De vez en cuando su única hermana venía ayudarle en el cuidado de sus provectos padres pero no había dinero para pagar a ninguna cuidadora. Los padres de Carlos fueron obreros en fábricas británicas durante la dictadura del franquismo y ahora cobraban una pensión de Reino Unido y vivían retirados. La casa en la que vivía Carlos era muy humilde, en un barrio deprimido de la ciudad de Valladolid en el reino de España, durante la terrible crisis del año 2016 que había acabado con más de un millón de empresas en todo el país y había condenado a la pobreza a más del cincuenta por ciento de la población. Pero no se podía decir que Carlos fuese uno de los catorce millones de pobres que había en España pero sí que era uno de los treinta millones de habitantes que vivían con lo justo, en absoluta precariedad. Su hermana en cambio había tenido más suerte, conservaba su trabajo en un banco y vivía en un chalet barato del extraradio que tenía incluso una pequeña piscina comunitaria, su hermana era el resto de una depauperada clase media que aún existía en España y que no llegaría al siete por ciento. Gracias a la hermana todos podían vivir con cierto decoro, la casa de los padres ya estaba pagada y ya no había hipoteca y Carlos ardía en deseos de pertenecer a la exigua clase media y para eso se estaba preparando para un puesto de profesor, la competencia era brutal y las plazas muy pocas. Realmente Carlos sentía que no tenía ninguna salida, pero tenía que seguir intentándolo.

De momento no tenía más remedio que vivir con sus padres.

--¿Papá, estás despierto?

Carlos desperezó a su padre para que cuidara de su madre pues quería salir a pasear a la calle, había quedado con su amigo Fernando, un treintañero guapetón y achulado licenciado en Historia del Arte que vivía de pasar droga en la calle La Vía y que era hijo de un comercial que se había ganado la vida vendiendo productos para el cuarto de baño pero que ahora estaba en paro y le había dado Parkison y un pequeño ictus y tenía paralizado medio cuerpo y no veía bien de un ojo. Fernando, que también vivía con sus padres, para ganarse la vida menudeaba con drogas y sabía que la policía haría siempre la vista gorda porque si en el barrio de Carlos había mucha crisis en el barrio de Fernando estaban las cosas aún peor y prácticamente nadie trabajaba. En la ciudad de Valladolid sólo los funcionarios tenían trabajo y un reducido número de comerciales y de hosteleros. La mayoría de los comercios habían cerrado y a duras penas sorteaban la crisis los grandes almacenes. La Junta de Castilla y León pagaba cada año 2000 millones de euros a la fábrica de coches francesa para que no deslocalizara su producción pero muy pocos privilegiados lograban trabajar en la fábrica de coches y los que lo hacían tenían que soportar ahora bajos sueldos y jornadas de trabajo extenuantes, los buenos tiempos para tener un trabajo en la fábrica de coches ya habían pasado. Lo mismo ocurría con los trabajos en la hostelería. Fernando había trabajado años de camarero pero ahora no le interesaba porque habían bajado mucho los sueldos y aumentado mucho las horas de trabajo. En toda España pasaba igual, la gente que tenía que pagar una hipoteca no tenía más remedio que tragar pero los que vivían de la pensión de sus padres o de sus abuelos todavía se podían permitir el lujo de despreciar trabajos e incluso de no trabajar. Los más listos se escapaban del sistema mediante la economía sumergida, las prestaciones cobradas con engaños del Estado y el trapicheo con drogas. El resultado es que en españa estaba naciendo una nueva clase asocial e insolidaria que buscaba la vida fácil justo cuando las cosas se ponían severas y serias, tomando el camino inverso por una cuestión de ego.La mayoría de  esta gente votaba a partidos poulistas cómo Podemos esperando una Renta Básica Universal o una paga gratuita del Estado y justo cuando todo el mundo que tenía que trabajar lo hacía en una especie de régimen de esclavitud, muchos optaban por no hacer nada y vivir de pensiones y de minusvalías más o menos inventadas y sacadas de vaya usted a saber dónde o agotar las prestaciones de jubilación de sus padres, abuelos o algún otro familiar con recursos que les hubiera amparado bajo su techo. El resultado era una gran masa de gente que si bien no se puede decir que estuviera empobrecida tampoco tenía nada por ella misma o tan sólo mucho tiempo libre para cotillear en internet y mirar el Facebook o el Twitter o escribir bobadas en sus blogs. La mayoría de esa gente se podía decir que había estudiado.

martes, 13 de diciembre de 2016

CUANDO HABÍA EXAMEN EL LUNES

Te daba un poco sol y la gente te decía te está dando el sol y si pasabas frío la gente te decía estás cogiendo frío y así era cómo la gente te hacía sentir el clima, te hacía sentir calor o frío y de otra forma no te enterabas.
Tenías una cartera que tenía un pequeño espejo y te mirabas en el espejo de la cartera y así pasabas la tarde y otras veces te acordabas de esa cartera pero esa cartera no era la tuya, era de un primo y te la prestó y no sabes por qué fue así pero es un recuerdo más, casas de ladrillo amarillo y gente de pie, gente puesta en pie, para comer emparedados y  mediasnoches y así pasaste un invierno y luego las casas cambiaron, luego las casas fueron otras y entonces estabas en el ático de una casa y se veían pasar motos de competición, desde los tejados mirabas pasar las motos de competición y era un recuerdo también o lo es ahora. Jugabas con peonzas y eras muy torpe con la peonza y luego aprendiste más cosas y cuando ya sabías lanzar la peonza te aburriste de la peonza.
Pero siempre pasan cosas y siempre te recuerdas pensando y no sabes por qué eras así y una tarde en el parque de enfrente del instituto hablaste con una chica muy rara de cosas muy raras y tenías quince o dieciséis años y lo recuerdas cómo un día extraño, un día que preparabas un examen y que te salió bien y al principio hablabas de lo bien que te había salido el examen y luego la conversación cambió, aquella chica estaba loca y tú también y lo recuerdas todo ahora y nada tiene sentido porque nada lo tuvo entonces y mirabas la carretera por la que corrías los sesenta metros lisos y hacías buenas marcas y tenías una poderosa zancada.
Y hablabas.
Luego hay un bar donde sirven cazuelas de cerveza, las cervezas se sirven en cazuelas de doce o de quince litros y la gente se bebe quince o 20 litros de cerveza cómo si tal cosa y era una barbaridad y la gente cuerda y biempensante quería cerrar ese bar y al final lo consiguieron y tú te caíste de la silla bebiendo cerveza y tu amigo perdió las gafas dentro de la cazuela, la gente estaba cómo una moto y se gritaba mucho. Escuchabas canciones de "Modestia aparte" y "Modestia aparte" te gustaba mucho, sus canciones te hacían pensar y una tarde escuchando las canciones de "Modestia aparte" y borracho pasaste buenos ratos, no tenías ni quince años.
También había otro bar con un salón al fondo bajo unas escaleras, allí servían jarras de cerveza muy grandes y tú invitabas a los amigos y bebías mogollón de cerveza y compartías las jarras y tomabas una y otra y una y otra y escuchabas canciones y mirabas a las chicas y tus amigos movían los pies al ritmo de la música sentados en baldas de madera. Un cigarrillo tras otro y bailar con un cigarrillo en la mano. Bailar solo y borracho y fumando. No tenías ni quince años.
Y hablabas.
Luego un poco más mayor con inquietudes más artísticas y más serio pero no más relajado y con una mente que ya empezaba a ser un poco obsesiva y los días en los que salías y sabías que luego ibas a tener un examen el lunes que no habías preparado, los fines de semana en los que había exámenes toda la semana y tú de copas sabiendo que los ibas a suspender, el sentimiento de culpabilidad que se te quedaba y la vergüenza torera de presentarse a los exámenes sólo por dar la cara y ese malestar de tus etapas de mal estudiante, toda tu preocupación por unas notas, toda tu preocupación por unas asignaturas y salir todo el fin de semana a beber y no querer pensar en qué iba a pasar cuando llegara el lunes. No tenías ni veinte años.
Luego te tomaste los estudios más en serio.
Ahora lo recuerdas, los fines de semana cuando había examen el lunes y tú no lo tenías preparado, salir a beber y a olvidar tu futuro fracaso.
Y no saber qué va a ser de tu vida.
Encontrarte con otros amigos que también iban a suspender y darse ánimos entre todos y llevar de esa forma en grupo una alegría falsa y saber que uno no se podía salir del sistema tan fácilmente, que ni siquiera el alcohol ayudaba.
Y en el fondo no te gustaba la vida que tenías, la vida que llevabas...querías ser un adulto ya y que pasara todo, querías tener cuarenta años y estar debajo de un puente pero que nadie te dijera nada, pero había que seguir viviendo, había que pasar la adolescencia y era un trabajo y se hacía pesado...vivir esperando el viernes, vivir esperando el fin de semana para poder salir a beber...vivir esperando ser libre tres días a la semana, lejos del instituto y de las clases y de los profesores...¡Vivir para beber! ¡Vivir para andar de bar en bar, de discoteca en discoteca, de bares de chupitos en bares de chupitos!
Y así pasan los años.
Cuando estabas en clase mirabas a la gente desde tu ventana y la gente tenía que estar en la calle por algo pero no tenían ya que estar en el instituto, y eso te daba rabia.
No te gustaba el colegio.
No te gustaba el instituto.
No te gustaba la universidad.
No te gustaba aprender estando encerrado, estudiar entre cuatro paredes, querías estar en la calle, ser un chico de la calle y aprenderlo todo en la calle...
¡Querías ser libre!
Y luego de adulto tampoco te gustaba trabajar.
¿Qué clase de mundo hemos hecho los seres humanos? ¿Vivimos todos en una especie de prisión?
Levantarse a trabajar, pagar una hipoteca, pagar facturas...trabajar más horas para pagar más deudas, quince días de vacaciones al año para desparramarse completamente y beber hasta perder el sentido, un día a la semana haciendo ocio y escapando de todo...y luego mucho vino con las comidas y cosas así.


Y cuando no te gustaba la sociedad en la que vivías te llamaban sociópata. Pero tampoco te gustaba el mundo en que vivías y te evadías con lecturas de libros escritos por personas muy extrañas y geniales que tenían ideas maravillosas sobre la vida y su conjunto y que eran unos rebeldes, sus vidas te gustaban...¡Y te convertiste en un artista por pura rebeldía!
Y no parabas de hablar.
Al final la literatura fue una solución, leer te gustaba.
Al final la filosofía fue una solución, filosofar te gustaba.
Y encontraste tu mundo extraño y te hiciste un extraño entre lecturas extrañas y textos extraños llevados a cabo por vidas extrañas.
Y eso te gustó.
Y te convertiste en un dios de la extravagancia.
Y así pasaste tus mejores años: el rebelde, el poeta, el artista, el filósofo, el bohemio, el inconformista, el iconoclasta, el egocéntrico, el ácido y  el destructor...¡El hombre de letras!
Y abriste un camino y muchos siguieron tu propia senda y a veces con más éxito que tú pero ya llegaron después a dónde tú ya había llegado primero.
¿Y ahora qué?
El mundo que conocemos o que creíamos conocer se está desmoronando en medio de una tercera guerra mundial y una grave crisis económica, sólo en España hay 14 millones de pobres y en todos los países de Europa más de un treinta por ciento de la población vive sumida en la pobreza y un veinte por ciento no tiene ni lo justo para poder vivir día a día. Pobreza para algunos y precariedad para casi todos porque siempre existirá un pequeño grupo de privilegiados, pero son minoría...son minoría ya.
¿Camino de una gran guerra? ¡Veremos!
¿Camino del colapso completo de las estructuras? ¡Lo veremos!
¡A disfrutar mientras esperamos el fin del mundo conocido de la lectura!

martes, 6 de diciembre de 2016

EN BUSCA DEL VERSO PERFECTO (DEFINITIVO)

Una casa, algo siniestra, una especie de chalet destartalado, mi amiga especial conduciendo entonces y yo mirando esa casa que estaba encima de un cerro, detrás de un camino de piedra.
Años más tarde saldría de esta visión, de este recuerdo, el poema SUFICIENTE VENENO escrito durante un mes de octubre.
Los recuerdos son de mis primeros meses viviendo en Madrid, no tenía amigos y lo que hacía era irme al cine, a la Ciudad de la Imagen, a los cines Kinépolis. Me veía una película y luego me tomaba un par de cervezas en una bar cercano, después volvía a casa.
Así estuve dos o tres meses antes de hacer nuevos amigos en Madrid, mucho ambiente de cine, muchas películas, un par de ellas por fin de semana. A mi manera era feliz pero no cumplía mis deseos. De esa soledad salieron algunos poemas, con influencia fílmica, que luego se perdieron, que no llegué a publicar nunca. Eran poemas muy flojos en el fondo que no habían podido cobrar consciencia...los asocio a los poemas que tenían influencias de mis visitas al Museo del Prado, también muy flojos, también se perdieron.
Yo tenía entonces 27 años, mis mejores poemas los había escrito entre los 17 y los 23 años. Algunos de ellos me hicieron llegar a ser premio regional de poesía en 1993. Justo en aquel año los Héroes del Silencio grababan en Londres su disco "El espíritu del vino" entre la navidad de 1992 y el año nuevo de 1993. Yo tenía entonces 18 años.
Volveré a Madrid un día.
Cuando empecé a escribir SUFICIENTE VENENO y sólo tenía el título, pensaba qué tenía qué hacer para que el poema fuera bueno, yo tenía anteriormente unos poemas en verso, realmente era uno solo con varios versos que rimaban y aunque yo desechaba la rima lo que me gustaba eran las imágenes, sin duda las imágenes de ese poema que no llegó a florecer fue lo que alumbró SUFICIENTE VENENO de alguna manera. También pensaba en alcohol y soledad para encontrar los versos precisos: soledad, alcohol y silencio.
Realmente quería recuperar el ambiente de mis poemas primeros, de mis poemas buenos. Para lograrlo necesitaba mucha energía, bastante alcohol, antros oscuros sin música y mucho silencio. También sabía que la mejor estación para crearlos era el invierno y concretamente el mes de noviembre o entre octubre y noviembre que es cuando se flexionan las cosas.
Fue en un invierno de finales de los años 80 cuando escribí mi poema erótico y violento LO QUE DEBES SABER y realmente era cómo una voz muy mágica que preparaba mi camino para la vida. En un bar muy bohemio del Pasaje Gutiérrez se lo pasé a mi amiga María G que vino acompañada de su amiga María C que se escandalizó por el poema. Entonces supe que el poema era realmente bueno. Ese poema surgió de muchas caminatas en soledad y una gran energía seual, mucho vino y muchas cervezas y muchas copas y algunos días de trasnochar. Era un peoma siniestro y oscuro que luego fue en un libro que registré en propiedad intelectual.
Recuerdo aquel bar discoteca donde los chicos fumaban porros y yo quería que me pasaran algo de tema, los chicos fingían no escucharme. Les llegué a proponer una cachi de cerveza a cambio de un porro pero los chicos seguían sin escucharme. Hacían cómo que no me oían. Tenía poco más de veinte años y fue entonces esa adicción al hachís lo que me hizo dejar de ser un fumeta una década más tarde. Ese bar se encontraba en la calle Perú y al final lo cerraron porque la gente consumía droga dentro. Realmente en la ciudad no era ningún secreto. Ahora me acuerdo de ello cómo de mis horas bajas.
MUSEO DE CERA lo escribí mientras caminaba por el paseo de Zorrilla en un día en el que acababa de llegar la primavera y hacía muy buen tiempo. Recuerdo que tenía unos papeles y fui escribiendo ese poema apoyándome en un libro. Recuerdo que en el tercer cruce del paseo de Zorrilla me quedé viendo y mirando unos maniquiés y de allí surgió el poema. Luego se lo regalé a una amiga junto a otros varios poemas que había escrito por aquella época, se los envié por correo.
Eran las cinco y media o las seis de la tarde, yo iría hacia la zona de El Cuadro en Francisco Suárez y me encontraba haciendo tiempo paseando. El poema era bastante bueno, me gustó y a mi amiga también. Lo envié por correo. Me encontraba de un excelente humor.
SANTO DESPOJO fue un poema escrito en el año 2010 sobre los recuerdos del desamor de mis primeros veinte años y mis años de locura, yo lo recordaba todo con un sentimiento agridulce y salió el poema SANTO DESPOJO que es extrañísimo y si no es malo, tampoco es bueno. Está escrito en mayúsculas, cómo chillando. Ahora comprendo que los amigos bohemios, que los amigos especiales, juegan un gran papel a la hora de vivir una vida artística. Ellos, los marginados, los raros, los siniestros que al final pueden llegar a aparecer en algún poema son necesarios para la vida del arte que no quiere disponer del acecho de gente común.
En 2010 los poemas que escribí eran muy flojos, buscaba la genialidad que había tenido años atrás y no podía encontrarla, me salían quejas, reproches y prosas poéticas.
Aparece en SANTO DESPOJO un amigo muy extraño que tuve al que le gustaba pintarse los ojos, tenía unas espesas barbas negras y parecía un político. Todos le llamábamos "El presi" y la gente no sabía si era presi de presidiario o de presidente. Amigo de amigos, más que amigo mío, dio un aire desenfadado a mi vida bohemis ade principios de los noventa, guardo un buen recuerdo de él. Estudiaba el bachillerato por correspondencia, por el IMBAD.

Esos años en los que no ligaba, desde los dieciséis hasta los veinticinco años, realmente fueron muchos años. De alguna manera todos esos años en los que yo no resultaba atractivo para las mujeres me marcaron. Después las cosas cambiaron, entré de lleno en el mercado de la prostitución y pude acostarme con bellas señoritas, lo que palió de alguna manera mi soledad. También logré tener una amiga especial con la que pasar algunos arrumacos cuando a ella le apetecía y finalmente, ya con treinta años, conseguí tener una novia formal. Pero he pasado sólo y despreciado por las mujeres mi primera juventud, justo en la etapa de la vida en la que más necesitas estar con una chica, salir con alguién. Todo ello me llevó a caer de bruces en el alcohol y más tarde en el hachís y la marihuana. Toda aquella sensación de soledad. El arte representó para mi un consuelo, un consuelo más del solitario. Era yo el joven adolescente poeta que componía versos y bebía solo y de esa manera era feliz. Siempre tenía alguna amiga en la que apoyarme, amiga y nada más. Tampoco me falataban compañeros de farra.
De los dieciséis a los veinticinco años nacieron mis mejores poemas, pero realmente porque estaba muy solo. Creo que pasé por varias crisis de personalidad con un orgullo que se resentía por encontrarse en esa situación y en medio de una ciudad prejuiciosa y provinciana de mujeres pacatas y estrechas en el tardofranquismo. No fue hasta la época de los noventa en que España empezó a sacudirse toda la caspa de los años anteriores y todos los prejuicios y miramientos, las mujeres iniciaron también una cierta liberación personal que a la postre no sé si las habrá servido de algo. En el fondo todavía en los años ochenta éramos bastante catetos en España, pero en una ciudad de provincias lo éramos bastante más. No había manera de sacudirse el yugo de los conviccionamientos sociales. Cierto clasismo y mucha desconfiaba era lo que hacía su imperio. La religión tenía mucho peso todavía y con ella su espíritu de la pesadez y sumado a todo ello la sensación de culpa por lo más mínimo que hicieras, bastante represión sexual y bastante castigo para el que no se atuviera a las normas. Los años noventa fueron los mejores años de consolidación de apertura y cómo poco después viviría ocho años en Madrid, los mejores años de España coincidieron con los mejores años de mi vida. Y a eso si que puedo estar agradecido.
También puedo estar agradecido en España a las chupiterías que crecían en invierno. Los bares de chupitos o pequeños vasos de licor. En esos bares he pasado buenos ratos probando nuevos y raros licores que abrían mi corazón y mi conciencia. Por un precio barato, casi ridículo, se podía tomar un vasito de licor. El éxito estaba en mezclar varios vasos de chupito y pasar un rato agradable. Había muchos bares en mi ciudad de chupitos, que se llamaban chupiterías y que se pusieron de moda cuando la gente quería calentarse de los rigores del invierno con vasos de licor. Así que siempre asocio el invierno con el licor y con las chupiterías. Buenos momentos en antros y bares, buenos momentos pasados, acahecidos.
Me divertía estando solo, me divertía saliendo solo. Lo pasaba bien yendo de bar en bar, bebiendo cañas y copas. Me divertía mucho. Toda mi adolescencia perdido por los bares y los clubes de copas y las discotecas. En las chupiterías también estaba. Lo pasaba bien. Son años de salir todos los fines de semana a emborracharme. Era mi manera de hacer ocio. Lo he pasado muy bien así, desde los dieciséis a los cuarenta años...¿Pero hay algo más en la vida que salir a beber? Sin duda hay algo más. Hay responsabilidades, hay trabajo que hacer, hay materia de estudio...¿Pero por qué no quería pensar en eso? ¡Esa vida que he llevado pendiente del alcoho,, esa vida que he llevado y que ha sido mi única felicidad! Y ahora para escribir SUFICIENTE VENENO he tenido que salir dos veces de farra y apuntar dos tandas de poemas distintos. Ya no ha salido todo de una vez. Primero en una plaza y parque con unas latas de cerveza y luego en un bar refugiado de la lluvia intenpestiva. Ya no tengo tanta facilidad para escribir. Ya no la tengo.
Dos tandas de poemas más lo que tenía escrito en una libreta para poder escribir SUFICIENTE VENENO y todavía no está acabado el poema...¿Por qué tanta torpeza ahora? ¿Por qué tanta falta de inspiración? No lo sé. Necesito más vida. Más vida es lo que necesito. Mayores estímulos. Ahora lo sé...¿Y qué puedo hacer? Nuevas y mejores lecturas, quizás más extrañas y más oscuras o más importantes. Mayor inspiración...¿La encontraré? Me encuentro algo perdido.

El recuerdo del club de las belgas en la costa del sur de España, aquel complejo de bares me lleva a otro que existía en la zona de Benalmádena, en esa carretera y donde pasé buenos ratos con mi amigo Charlie. Sin embargo el primer recuerdo del club de las belgas es con mi amigo Abacuc, también lo pasé bien allí. Eran complejos de bares muy luminosos y brillantes en la costa del Sol. Sin embargo iba yo con Charlie durante los meses de verano del año 2008 y 2009 a un bar tipo irlandés que estaba un poco apartado y en un segundo piso, allí él solía beber su copa de Capitán Morgán y yo por entonces sólo bebía Fanta de limón y Nestea. Pero lo pasaba bien igual. Los recuerdos llegan ahora pero no con fuerza, llegan torpes y deslavazados en medio de un tiempo de cambio. Al parecer hemos vivido un mes de septiembre caótico y sinsentido y ahora nos adentramos en un octubre lleno de oportunidades que para todos significa un nuevo comienzo. No comprendo que todo lo que he vivido durante el mes de septiembre no tenía ningún sentido y eso ha sido y ha significado mis poemas viejos reunidos en una antología y presentarme después a un concurso de tipo literario, nada de eso tenía ya ningún sentido al parecer. Pero moviéndome por los tiempos modernos he querido obtener algún éxito con y de todos mis escritos y quizás lo he llevado a cabo en silencio y por ego...¿Pero qué importa ya? los mejores momentos son los del bar Robín a la altura de mis veinte y mis veinticinco años, aunque tengo recuerdos con treinta y menos años en los que yo me iba a ese sitio solo, caminando por los lindes del prado y confiando en El Señor.

Sin embargo me sacude la falta de inspiración ahora para escribir mis versos, mi nuevo libro de poemas y no sé a qué se debe, quizás a que ahora toca estudiar de nuevo Filosofía Pura o estudiar idiomas y que no debo tratar tanto de escribir, no lo sé. Realmente no lo sé. La pérdida de una vieja amistad femenina durante el eclipse de agosto me ha tocado un poco la moral, me he quedado sin la única ilusión femenina que me quedaba. Ahora debo tratar de tener otros comienzos, pero es duro empezar de cero sobre todo en una ciudad de provincias tan mojigata cómo Pucela, y tan llena de prejuicios donde hacer amistades cuesta un reino.

Todo es cansado ya, nuevas lecturas, nuevas ilusiones. Todo es cansado ya, los nuevos inicios me cansan y no sé cómo escapar de esta espiral que no es de violencia pero sí que es muy desagradable.

La ilusión por escribir se ha ido, la ilusión por escribir se ha gastado. No sé qué puedo hacer. Me aburro en el fondo y nunca antes me había pasado. Es un cambio, un cambio que se ha producido en mi. Cansancio vital de todo, todo es un espejo donde no mirar y no poder ver y los reflejos hablan solos entre luces hoscas y chuscas. No me gusta la vida que llevo, mi luz se extingue.
He de ser mejor para poder llegar a ser otro o simplemente el que he sido.

DISCURSO DE HUESO fue el nuevo título para el poema que se me había ocurrido antes de terminar mi poema SUFICIENTE VENENO y ya tenía dos tandas de versos ordenadas en el escritorio de mi correo electrónico preparadas para ser activadas en cualquier momento. Sin embargo lo que sucedió fue que se me ocurrió el poema DISCURSO DE HUESO antes de terminar el anterior, que realmente ni había empezado. Y todo eso era por algo.

Los veranos en la montaña con Alex, Alex y su casa prefabricada en la montaña. Buenos recuerdos de los davices y mi amigo Alex, días en los que todavía fumaba marihuana y era joven aún. Treinta años o menos en aquellos veranos con Alex y su casa prefabricada, en compañía de los davices. Así fueron dos o tres años. Un par de veranos y un par de Seamanas Santas, por lo menos.

El recuerdo de aquella mujer de Palencia con la que salí una temporada vuelve al encontrarme una programadora militar en una fiesta de ordenadores que se le parecía mucho y los recuerdos son de un pueblo castellano bebiendo vino cuando el vino me sentaba mal, y de hecho luego no volví a beber vino y entonces recuerdo a Letzia en aquella urbanización-lugar-pueblo del sur de España con su coleta a cuestas detrás de la espalda y ella detrás en un coche en el asiento de atrás y conducían los davices y subían la cuesta con mi amiga Letizia a la espalda y una gran luna llena en aquel lugar en el que no apareció nadie y una gran luna llena siniestra bajo los árboles y son los mismos árboles en que el amigo David está pero está mirando desde su balcón blanco de casa alquilada y entonces él me habla de Londres y es una historia muy oscura y hay un perro que muerde y que duerme. Las mismas hojas pequeñas y brillantes de un marrón muy claro y acastañado, las mismas hojas sobre los árboles que llevábamos mirando crecer treinta años, con sus cortezas jaspeadas y su sombra paupérrima. Y esa gran energía interior y esa gran fuerza y ese gran sentimiento, ahora todo parece perdido y parece más lejano. No había nadie esperándome en el parque aquella noche plateada. Y luego en ese mismo jardín con unas cuantas cervezas verdes me encuentro al hermano pequeño de Jaime y paso un rato con él y sus amigos pues en la zona no hay nadie conocido y sólo estamos Álvaro y yo, los demás se han marchado o no han llegado y el San Bernardo que tenía el dueño del chiringo, que nos saludaba desde lejos por la noche en cuanto escuchaba nuestras pisadas...pero yo estaba solo aquel día y de repente tuve la sensación de estar muy lejos, muy lejos de todo y sentí temor y volví a la negrura espesa de mi cuarto y así lo necesité pero sabía que en el cielo había estrellas y que eso era bueno y también por mucho tiempo, ahora quiero pensarlo pero a través, a través del tamiz de otra vida. Y todo es así y no es de otra manera y en el fondo da igual. Esperpento y sombra.

Después llegó el frío y David llamó para contarme chistes y qué lejos quedaba todo, qué lejos quedaba aquel verano porque lo que sentía era frío y oscuridad en mi ciudad castellana y sin embargo en aquel momento supe que David también me llamaba desde un sitio frío y oscuro e incluso siniestro, porque había cambiado el tiempo para todo el mundo y lo que subyació fue una gran sensación de soledad y abandono y la presencia de un mundo espantoso, y aquello fue en noviembre cerca del día de los santos.

Ahora comienzo a leer filosofía, a leer a Nietsche y a Montaigne...¿Y qué? ¿Qué se puede desprender de todo ello? ¡No lo sé!

Nuevo momento. Nueva vida. Nueva forma de hacer las cosas. Todo lo que ha quedado atrás, paseando por mi vieja casa, por mi viejo barrio de La Farola en Pucela. Paseando por lugares que han sido míos, por espacios que han sido mi territorio. Con una cerveza de cuarenta céntimos dando una vuelta por mi barrio, el grueso camarero cómo siempre acodado en la barra leyendo la prensa y el estanco a reventar de gente y luego una nueva tienda de diseño web que hace fotocopias también y parece ser que la casa de apuestas ya la quitaron, no he vuelto a verla. Debió ser un negocio que duró poco. Y ese mismo día tomar unas cañas con mi jefe en la Zona Coca, en el bar así llamado "La cabeza de María Antonieta", un bar muy elegante con cortinas color cuero. Ambiente marbellí.
Se me ocurrirían luego dos versos más para el poema DISCURSO DE HUESO y un poco mareado en el autobús empecé mi viaje a trasmano. El barrio cambia mucho cada muy poco tiempo, se están moviendo cosas allí, negocios que no salen bien. Cerró la marisquería Boxing.

Y luego salir por el lugar recorrido que es un pequeño tesoro sin mapa, andar y andar por el pequeño pueblo castellano y en un lugar concreto comprar una lata de sidra y luego tres latas más de cerveza y sentarme en un parque a beber y después o antes coger dos libros de la biblioteca y pensar que vivo bien así, que soy un privilegiado, que vivo bien sin trabajar y estando de vacaciones en un día laborable y sin obligaciones familiares de ningún tipo, qué diferencia de mi vida relajada comparada con las vidas de otros donde todo es estrés. Un poco de lectura para pasar la noche después de haber pasado la tarde bebiendo y un gran paseo por las inmediaciones de una urbanización de una ciudad castellana, todavía con buen tiempo y pasear así, tranquilamente.
Luego me dice un familiar que yo no soy una persona anulada, que yo soy más libre que nada y que tengo razón cuando digo que vivimos en una tercera guerra mundial porque hay una guerra económica contra España para que sirva de escarmiento a sus élites y las élites de España son atacadas por otras élites más poderosas y todo el mundo está mal, pero yo tengo dinero para tomarme unas cuantas cervezas y soy feliz así y luego dispongo de interesante lectura y además se me ha ocurrido otro título para un poema: LA CIUDAD DE LOS DEMÁS, un título que guardaré bajo llave y que dará a luz un poderoso poema, y así me he pasado la vida, yo lo decreto, así me he pasado la vida escribiendo poderosos poemas entre cervezas y cervezas y copas y copas y porros y porros y abundantes y amenas lecturas y viviendo sin trabajar, mi vida no ha sido una locura, mi vida ha sido muy buena y relajada, pero tanta pasividad me vuelve un poco majara, tanta pasividad me da cierta claustrofobia.
Soy un privilegiado...

En el mes de septiembre que descubrí al grupo RADIO FUTURA me sentí bastante bien y bastante integrado, con amigos, planes e ilusiones. Ese mes de septiembre de cuando yo tenía entre diecisiete y diecinueve años lo pasé muy bien y lo asocio a una vez que estuve solo en el puerto de Estepona y más concretamente en el pueblo de Estepona esperando a un amigo con el que había quedado y cómo tenía dos horas de espera por delante me cogí una borracherilla por los bares de Estepona pero de Estepona pueblo y me pareció todo maravilloso y a eso lo asocio con las conversaciones con mi amigo Abacuc en aquel bar al lado del puerto donde él bebía vino tinto con limón y yo también de alguna manera, me pasé a su bebida un tiempo. Ya era más oscuro y más depresivo en la etapa del tinto con limón de Abacuc pero en la época en la que esperaba a mi amigo yo era pura energía y simpatía rauda y veloz, sonrisa siempre puesta y alegre caminar y estar. Un adolescente feliz y borrachín, sin complejos o casi sin complejos.

Recuerdo cuando vivíamos en una casa en el campo, tenía que llegar hasta el pueblo atravesando todo el campo. Pasear por el bosque me llenaba de energía. Yo lo sentía así. Paseaba por el bosque salvaje y me llenaba de una gran energía. Luego iba al pueblo y allí estaba mi amigo Ángel González tan moreno cómo siempre, que ahora tenía un programa de radio y me daba un espacio en su programa de radio para que hablara de la tercera guerra mundial y yo hablaba y hablaba pero el micrófono era muy largo y hablaba paseando por las inmediaciones del pueblo, entonces pisé una mierda y me dsitraje pero pisar una mierda es buena suerte. En otra ocasión llegué en autobús o en tren al pueblo, en vez de cruzar todo el bosque. Tampoco había mucha distancia de mi casa al pueblo, pero había que cruzar todo el bosque. Recuerdo que entonces había un hombre con un cuchillo y que su cuchillo se llamaba 1994, en 1994 yo presencié la muerte de un familiar y publiqué mi primer libro de poesía. Ahora también estaba leyendo mis poemas por la radio y había gente de Filología Hispánica, mis antiguos compañeros de clase, que tenían un grupo de teatro allí y yo estaba vinculado de alguna manera con su profesor de teatro. Lo pasé bien, aunque había familiares que me hacían la competencia y yo quería tener mi propio espacio porque eso era algo natural y con mucho celo cogía mis encuaderanciones con mis escritos de los años pasados y eso sin saber bien por qué, me dolía un poco. Creo que no quedó muy bien mi discurso sobre la tercera guerra mundial y lo iban a substituir por otra cosa, por mis escritos quizás...¡Ese gran paseo por el bosque que me llenó de energía! ¡A ese paseo le estoy muy agradecido!

Repasando mi vida el año 2016 no fue un mal año, tuve un disgusto fuerte una vez pero luego parece que se diluyó todo, todo se mejoró. Entonces si repaso el año 2016 he tenido muy buenos momentos, sobre todo en verano. Pero también tuve buenos momentos en septiembre, alargue el verano. Lo mejor fueron los meses de marzo, abril y mayo en los que se podía beber en los bancos de los parques. Recuerdo mis viajes a Palencia en el año 2012, lo pasé bien allí. Y en el año 2014 hubo muchas chicas y muchas conversaciones y tratos con chicas. Eso ya no pasó en el año 2015 y en el año 2016 perdí la relación que tenía con dos amigas, lo que pasó en el año 2016 es que perdí a dos amigas. Realmente en el año 2016 lo pasé bien pero bebiendo solo, bebiendo solo en los parques y sentado en los bancos, en un pueblo castellano y en la Costa del Sol...pero realmente he estado muy solo en el año 2016 y las dos únicas chicas que quedaba con ellas perdí el contacto y la amistad, pero fui feliz bebiendo solo. Era un año ciertamente místico, con mucha actividad mental e intelectual y abundantes lecturas de poesía y filosofía y novela.

Según Madame Blavatski, teósofa iluminista, tenemos todos los seres humanos un alto Manas y un bajo Manas. Tenemos dos egos y uno es el ego del Super Ser cósmico inmortal y otro es el viejo ego animal o Kama que está ávido de sensaciones y que pertenece a la tierra y por tanto es perecedero. Los términos teosóficos son acuñados del hinduismo o hinduistsmo. El Kama es animal y es bajo, pero es mortal. El bajo Manas arrastra al alto Manas en idea de Karma y el alto Manas puede pagar el karma negativo del bajo Manas y llevarlo consigo. Por eso el Super Ser sufre los improperios y desavenencias del bajo ego y cobra su Karma y lo lleva a otras vidas en sucesivas reencarnaciones, ésto al parecer es una evidencia.

La mujer miope de ojos azules, yo veía su pupila casi negra abrirse mucho a través de un viejo ordenador PC de los años 80. Teníamos una cierta comunicación y yo compraba un sello grande cómo un sobre con dibujos de mis antepasados pero los bolígrafos que compré se me estropearon y ya no podía escribir la carta que quería escribir. La mujer miope de ojos azules quería ser mi amiga, era alguien de los servicios sociales o una agente de la seguridad. Estaba vinculada a mi de una manera que no entendía y todavía no estaba en mi vida.

PENSADOR DEL PRINCIPIO PURO  es el nuevo poema que he escrito. En destacado en mi correo Gmail junto a otros poemas que todavía no he pasado a limpio. Allí se encuentran SUFICIENTE VENENO y también el otro poema que se me ocurrió después. Y también algo de LA CIUDAD DE LOS DEMÁS. Todo ahora son bocetos de poemas pero no hay un poema concreto y siento que no puede ser de otra manera, más por menos y menos por más.

Por fin puse en uno de mis blogs literarios el poema SUFICIENTE VENENO que al final fueron las tres tandas de poemas escritas en el correo electrónico pero no fueron con ellas los versos apuntados en la libreta porque no los encontré. El poema quedó bien, no es de los mejores que he escrito pero es bueno. Ha nacido de tres o cuatro noches de soledad y lucidez y unas pocas cervezas, escrito al caer la noche.

Hay algo de lo que quiero acordarme y es una ciudad en la que fui a vivir y en la que al parecer tenía una moto, la ciudad tenía un casco viejo muy movido, una zona de marcha por la que yo salía con unas blancas paredes de piedra. Me gustaba esa ciudad en la que yo me encontraba desarrollando un trabajo allí. Recuerdo sus paredes blancas de piedra y eso me lleva a recordar la vez en la que estuve unas cuantas horas paseando solo por Soria y había unas calles del casco antiguo que se abrían en una calle recóndita donde antes ya había estado, ese lugar me encantaba y pasé por ahí varias veces, una de las veces que pasé tenía unas cuantas cervezas encima y aquello fue a finales de los años noventa cuando un amigo me llevó en coche y lo pasamos bien, me gustó estar solo recorriendo la ciudad. Todo me lleva a recordar a cuando viajé a Segovia una vez en autobús desde Madrid sólo para estar en la ciudad y recorrerla y pasar la tarde y la noche. Aquel bar al lado de la carretera donde había prensa local y me tomé unas cañas y luego alejado del ruido estudiando las tiendas de vinos...¡Qué aventurero fui ese día que me cogí un tren de Madrid a Segovia! No entiendo muy bien por qué lo hice. LLegué muy de mañana y no me encontraba bien del todo.

Luego el paseo EFECTO por Estepona. El paseo EFECTO era un lugar de bares y sociedades que había por fuera de Estepona, cerca de las urbanizaciones. Yo tenía un teléfono móvil diminuto que era cómo un bolígrafo y llamaba a mi hermano porque me había perdido por el paseo EFECTO pero mi hermano estaba llorando y yo no sabía por qué, me iba a contar algo y al final no me lo contó y yo seguía perdido por el paseo EFECTO de Estepona que era un lugar muy soleado y agradable, lleno de bares giganstescos y de clubes sociales donde estaba mucha gente, antes había discutido con mi cuñado que dormía en la misma habitación mía y de mi hermano y me había comportado con él de manera muy desagradable porque venía mi amiga Letizia a Estepona y yo tenía celos y rencor de que no me hiciera ningún caso o de que no me pudiera hacer ningún caso, entonces luego por el paseo EFECTO cuando quería volver a la urbanización de Estepona a encontrame con mi amiga, me perdí. Pasé horas en esa situación, pero el lugar era bonito.

Luego recuerdo que bajé al cementerio a encontrarme con mis amigos pero no había nadie, todos se habían marchado con mi amiga Letizia y entonces mi amigo Federico que por entonces no salía ya con nosotros me presenta a una amigo suyo que era igual que mi amigo Manuel para que nos hiciéramos amigos y ese chico que era ejecutivo me invita a una copa y me da conversación durante poco más de media hora y luego se marcha y ya no lo vuelvo a ver en la vida, era igual que mi amigo Manuel y fue de alguna forma cómo volver a reencontrarme con ese amigo, son cosas que no suceden por casualidad y ahora lo sé, años más tarde perdería también mi amistad con mi amigo Manuel, lo que me dejó un gran vacío.

Apuntó ese ejecutivo las dos copas que nos tomamos en una comanda que decía DOS COMIDAS y entonces recordé las bromas que hacía con las comidas de manera cruel mis amigos sobre mi amiga Letizia y me di cuenta de que se estaban divirtiendo a mi costa y de que m estaban toamndo el pelo, pero no lo tuve en cuenta porque por esa época y sin saber bien por qué mis amigos me tenían envidia.

EFECTO DOS COMIDAS es el nuevo poema que voy a escribir, será de tinte surrealista y hablaré de la vida y sus contrarios. Ha nacido un nuevo poema.

Cuando llegué a mi banco del parque para sentarme a beber mis cervezas yo había recordado un mes de abril y mayo soleado en el que estuve feliz en mi banco del parque, sin embargo me dijeron que los meses de abril y mayo fueron lluviosos, yo tuve buen tiempo sin embargo y no sé cómo sucedió, también en mi banco no llovía cuando en el resto de la calle empezaron a caer gotas y me moví de allí y entonces me mojé pero antes no. Sin embargo mis recuerdos me llevaban a unas chicas traviesas que me hacían señas en la estación de autobuses aquel día que viaje de Málaga a Madrid en autobús o quizás fuera un viaje menos largo, pero ahora no lo recuerdo bien. Esas chicas traviesas de la estación de autobuses con sus graciosas poses y mofas que un día me dieron aliento cuando estaba de un excelente buen humor, las recuerdo ahora y no sé bien por qué, quizás porque no me encuentro en un buen momento de inspiración poética y recuerdo mi cuento TAN SÓLO UNA VEZ MÁS que se perdió y que era un llanto y un gemido por la pérdida de un amor a mis 25 años, un cuento bello pero angustioso que se perdió y que de repente echo ahora de menos pues me hubiera gustarlo saber qué fue exactamente lo que escribí en aquel momento.

En la libreta empecé a escribir EFECTO DOS COMIDAS y me di cuenta de que era un poema muy flojo, pero realmente lo que sucedía es que todavía no había empezado a crecer la luna y no me llegaba suficiente inspiración.

Después en Madrid yo estaba en la cervecería que había puesto El Corte Inglés en Retiro, era un bar-cenador de lujo y yo me tomaba allí una cerveza de importación, perfectamente vestido, muy elegantamente vestido con ropa y zapatos de marca. Tenía más capacidad económica y así, en El Corte Inglés de Gran Vía donde compraba adornos para la navidad acabé intimando con una chica rica muy guapa que estaba con unos amigos que también eran bastante pijos, todos muy bien vestidos con ropa de marca y demás. Cómo no tengo dinero para invitarla a unas consumiciones pago con mi tarjeta de El Corte Inglés pero cómo no tenía fondos firmó con el nombre de otra persona, el camarero se da cuenta y le acabo contando que esa persona es mi socio y que me dedico a los negocios, lo cual tenía visos de ser verdad. Yo estaba preocupado por la inminencia de una bomba, sabía que una bomba iba a estallar, me lo comentaba mi padre en intimidad una vez. Había una bomba amenazando nuestra existencia, un posible atentado terrorista, pero yo estaba bien en aquellos días en Madrid, con gente guapa y viendo la exposición de las miserias de España que había hecho el partido político Podemos, en la que incluía el helicóptero Tigger que era muy malo y de fabricación casera pero es que España no daba para más.  Me perdía por una especie de amplio sector de unos grandes almacenes, pero al fin y al cabo se trataba de hacer mi vida. Lo pasé bien en el cenador de Retiro, vida de lujo.

Luego en clase de dibujo con mi compañera atractiva y guapa haciendo unos dibujos excelentes y en color, me sentía muy inspirado y sin embargo los comentarios que hacía no eran contestados por mi compañera que no me hacía ningún caso pese a que yo trataba de llamar su atención, eso llegó a exasperarme y comencé a discutir con ella y me puse de mal humor, sin embargo mi trabajo quedó terminado pronto, bastantes buenos dibujos había realizado y a color y eso me hacía sentirme satisfecho, me gustaba dibujar y llevaba tiempo sin hacerlo. Al final mi trabajo resultó ser fantástico.

Sin embargo hacia el 4 de noviembre no conseguía escribir ningún poema bueno, saué mi cuaderno de escribir poesía del que no hacía uso desde hacía más de dos años--pues escribo ya directamente al ordenador--y empecé a escribir versos...¡Qué malos eran! ¡Cómo me decepcionaba a mí mismo! Pero seguía intentándolo. Una mujer joven hablaba triste y enfadada por el móvil a mi lado en un banco. "Tengo treinta años--decía--y dentro de diez años tendré cuarenta" Se la notaba muy insatisfecha con su vida, yo me relajaba tomándome una cerveza de 40 céntimos, lo único que bebí en todo el día, muy cerca de ella y miraba hacia la plaza y la construcción era bella y las casas eran bellas y con eso me bastaba. Me bastaba con la armonía de la plaza, con la experiencia estética y no pensaba en edades. Inspirado y relajado pero sin conseguir escribir nada bueno, ni nada nuevo. No todos los días son fiesta.

Una plaza cuadrada en un pueblo del sur de España. Una plaza cuadrada y blanca. LLegamos un montón de muchachos allá, es por la mañana. LLegamos un montón de muchachos y lo pasamos bien, bebemos algo. De repente pasa algo y nos desperdigamos todos. No comprendo qué pasa, no es nada violento ni desagradable. Simplemente nos disgregamos todos por el pueblo. Yo me voy hacia unos bares aledaños a la plaza y allí me tomo algo solo. Luego doy un paseo y creo que luego vuelvo al mismo bar y me tomo otra consumición. Entonces vuelvo a la plaza y sólo está mi amigo David, escondiéndose entre las columnas. Creo que lo que ha pasado es que hemos estado fumando hachís todos y nos ha dado la paranoya y hemos escapado de allá. Cuando regreso a la plaza está David con la neura puesta escondiéndose entre las columnas, vuelvo a casa en autobús con él...¿Pero qué ha pasado? Nadie lo sabe. De pronto todo el mundo despareció, tendríamos poco más de veinte años todos cuando pasó el suceso y mucha energía.

Recuerdo a esa plaza junto a los recuerdos de Bedalmádena, luego vendría una explosión gigantesca en Méjico. Bedalmádena y la gente sin tener ni idea hacia donde caminar, todos cómo borregos incomodados o inquietados. Luego cierta armonía y es cómo un desfile y vamos todos cómo manifestándonos hacia el puerto, muchísima gente en el puerto, muchísima confluencia de personas. Mucho ambiente. Entramos en varios bares nocturnos y tomamos copas, hemos llegado en un coche negro alquilado de gran lujo. Somos cómo ricos en aquella época, mis amigos y yo, porque estamos muy bien relacionados. Yo no pago ni una copa, me invitan los amigos. Estoy fumado y digo estupideces, hablo de dibujos animados, hablo de la pantera rosa y hay un sesgo de idiotez en mi mirada y me encuentro algo delicado e influenciado por los planetas, toda la semana había sido un lío. Salir de casa invitado por los amigos y llevado en un coche de lujo por los amigos y traído en un coche de lujo por los amigos, grandes amigos generosos que compartían su buena estrella conmigo...y yo comportándome cómo un imbécil...pero por la gran sensación de felicidad que mermaba mis capacidades mentales y mi raciocinio. Acumulando grandes experiencias imposibles.
Me pasaba siempre, la felicidad me convertía en un pelele. Me pasaba siempre, sentirme muy feliz me hacía estúpido...¿Por qué? Era en cierta manera cómo volverse loco. Ya tenía 25 años entonces y todavía no había empezado a caérseme el pelo...quizás tuviera 28 años, pero el mismo caso.

Pienso cuando me despierto por las mañanas en cómo los esclavos del sistema acudirán todos a sus trabajos alienantes y estupidizantes mientras yo tengo mi tiempo para mi, tengo mi tiempo para leer filosofía y leer poesía y hacer meditación. Todos los esclavos del sistema camino de sus trabajos emponzoñados mientras yo disfruto de tiempo libre para mi, para ser mejor, para ser más libre, para alcanzar la perfección cómo ser humano lejos del ajetreo del mundo y sus insidias, pero también pienso en esos jóvenes veinteañeros que vi desperdigarse por la Plaza Zorrila y por las inmediaciones del Campo Grande en la ciudad de Pucela cuando cocidos de porros eperiementaban una paranoya colectiva. Pienso en esos jóvnes sin futuro y recuerdo cómo sus expereincias fueron las mías hace veinte años. La droga les abrirá la mente y pensarán...¿Para qué trabajar? ¿Para qué ganarse la vida? ¿Para qué elegir pagar facturas y una hipoteca y una casa y un coche y la electricidad y la luz? ¿Para qué tener un lugar en el mundo si ya tengo un lugar en el mundo? Pienso en esos jóvnes sin futuro que tendrán que conseguir todo con el cuadrúple de esfuerzo que mi generación y entonces me doy cuenta de que no quieren hacer semejante sacrificio. El problema es que alguno terminará mal, pero a muchos les pueden ir incluso mejor las cosas gracias a las drogas, su estimulante para conseguir lo que quieren...¡No debemos juzgar pero quizás tampoco debamos dar información! ¡Sólo debemos tratar de ser felices!

Cuando mi casa daba al centro de la calle Cantarranas hice una gran fiesta convirtiendo la plaza y el primer piso de mi casa en una discoteca, pero lo que sucedió fue que los hermanos de Moroni subían hasta mi habitación a robarme las camisas y comentaban el coche de época que yo tenía de decoración y que funcionaba y que podría usar en la calle si quería. Entró por la ventana una mujer en medio de toda la confesión y me regaló una bolsa de marihuana y cuando empecé a fumar unos porros se quedó conmigo hablando y fue agradable su compañía mientras abajo se escuchaba la fiesta. El problema fue que la discotequera diversión de abajó se desmandó y había que cerrar el piso cómo fuera, lo que hice fue enrrollarme con una mujer mayor que yo y muy sabia con la que tuve unos placenteros íntimos momentos y cuando regresé a mi hogar la fiesta había terminado pero volvío a ocurrir lo mismo cómo si hubiera entrado en un bucle, una mujer entró por la ventana y me dio una bolsa de Marihuana y cuando empecé a fumármela quiso quedarse conmigo. Me coloqué bastante y empecé a ver las estrellas cómo planetas, en vez de ver las estrellas cómo simples puntos de luz yo lo que veía eran planetas, así que me inquieté un poco y salí a dar una vuelta para despejarme y entonces decidí hacer una visita a casa de mi abuelo y me encuentro a mi abuelo en el trastero cuidando de una perra que había tenido cachorritos, había puesto un letrero advirtiendo a los vecinos de que fueran cautelosos y comprensivos. Todo eso pasó cuando tenía poco más de veinte años y cuando todos éramos ricos en España. Ese recuerdo de haber podido ver con mis propios ojos todos los planetas de la galaxia donde otros sólo pueden ver puntos de luz, me acompañará siempre.

Por aquella época y también muy fumado de hachís y marihuana, comprobé cómo las paredes de la habitación de mi cuarto se convertían en mantequilla. Me di cuenta de que la materia no tenía densidad, que nada de lo que me rodeaba tenía densidad y que todo tipo de materia era porosa y permeable y se podía atravesar. Sencillamente yo estaba vibrando molecularmente de tal manera que estaba a punto de atravesar otras dimensiones, sabía que si quería podía intentra atravesar las paredes de mi casa cómo un fantasma pero no lo hice por no quedarme atrapado entre la construcción. Pero entonces vi muy claro que el mundo que nos rodea no es más que energía y que la materia, toda la materia que existe, no es más que energía y que por eso nos podemos hacer invisibles y atravesar las paredes. Pude entonces dar un salto dimensional pero no quise hacerlo porque no sabía lo que me podía encontrar al otro lado. Toda una experiencia.

Lo más increíble que me sucedió fumando hachís me ocurrió en una casa ocupa donde en mis tiempos de cineasta en Madrid había acudido a grabar una película con el equipo de producción, llevaba yo fumando hachís toda la mañana y cuando llegamos a la casa ocupa lo que me sucedió fue que me perdí dentro de la casa, pero me perdí porque estaba dentro de una casa que realmente no existía, porque estaba en otra dimensión, en otra dimensión que tenía aquel edificio. Fue algo aterrador, subía y bajaba las escaleras una y otra vez y una y otra vez y volvía a encontrarme siempre en el mismo sitio. Entonces veía a mis compañeros de trabajo hablando tranquilamente en la cocina y les llamaba pero ellos no podían escucharme, tampoco había manera de que yo llegase de alguna forma a aquella cocina. Así fue cómo estuve cuatro horas perdido en otra dimensión, cuatro horas en las que mi equipo no me encontraba tampoco.

De aquella experiencia nació un artículo que envié a la revista esotérica Año Cero, no me lo publicaron pero sé que fue bueno que les enviará aquel trabajo. Poco después la revista lanzó su propio artículo sobre la existencia de otras dimensiones y fue en parte por obra mía, de lo que me jacto ahora y todo lo doy por bien empleado pues sirvió para el crecimiento mental de muchos.
Todo eso me hizo sentirme satisfecho de mi trabajo, lo comparo a cuando en el año 2010 escribí sobre la inminencia de una gran guerra en Europa y en el mundo sobre unas intuiciones que yo estaba teniendo. Ese artículo sobre la tercera guerra mundial fue muy bien recibido y lo envié personalmente a la redacción de un periódico de provincias y aunque tampoco fue publicado sirvió para algo en aquel periódico que justamente tres meses más tarde acabaría cerrando. Yo lo siento así.

Volví a sentir la desagradable sensación de perderme en otra dimensión o realmente sucedía así, que me perdía en otra dimensión, durante un caluroso mes de mayo o de junio en la ciudad de Madrid. También muy fumado entre en otra dimensión al bajar al sub-urbano o metro y ya no podía salir, estuve cuatro o cinco horas perdido en el metro, recorría un pasillo y al rato volvía a encontrarme en el mismo sitio, recorría otro pasillo y al momento volvía a encontrarme en el mismo sitio, o bien daba vueltas en círculo o bien me encontraba en una parte del sub-urbano que se encontraba en otra dimensión. El caso es que estuve cuatro o cinco horas atrapado.

Lo mismo me volvió a suceder en un bar de Pucela de la zona de Francisco Suárez, subía y bajaba las escaleras y volvía a encontrame en el mismo sitio, sin poder encontrar la puerta de salida. Yo quería salir de aquel sitio y lo único que hacía era subir y bajar escaleras que no iban a ninguna parte y que probablemente sólo eistían en otra dimensión, me puse muy nervioso y cuando se me pasó el morado me di cuenta de que no existían las escaleras por donde me estaba perdiendo o mejor dicho, un tramo de esas mismas escaleras...¿Entonces qué hice?

Que yo recuerde me he perdido interdimensionalmente cuatro o cinco veces en mi vida, pero sólo guardo memoria completa de tres, en los otros dos casos la experiencia debió ser tan aterradora que mi mente lo ha borrado de mi memoria.

Comprendo que la gente tenga un mal día pero aquí nadie se ha metido con nadie y yo no soy malo, tengo que pedir perdón si enfado a la gente recordando los días del pasado en los que fumaba hachís pero aquí cada uno tenemos nuestro papel, no es tan difícil de entender.

Yo no sé si interesa a alguien mis historias pero yo las defiendo, hay temas que seguir y que causan polémica.

Comentar alguna cosa que ha pasado en mi vida, no hay agobios, no hay por qué fumar en pipa, lo que pasó lo estoy contando yo, desde el sábado pasado vengo haciendo memoria de mi vida, no sé bien por qué, ya han salido muchos relatos y todo el mundo está contento.

Lo he vivido.

Luego están los recuerdos bienvenidos y majestuosos, recuerdos originales y que me hacían opinar. Desde este momento del recuerdo en el que estoy aquí tengo debajo de la dote de mi mente no desentonar pues no pretendo decir nada que sea distinto al sí y al no.

Los porros, el hachís y la marihuana me hacían tener un sentimiento de majestad, cómo piidos de pájaros. Lo tengo en mi mente y lo llevo seriamente conmigo y eso lo siento así cómo el panel de rica miel ante un oso.

De veras que me dividía en dos personas cuando fumaba hachís y una de ellas era yo y la otra creía que también era yo pero llegaba a mi de una manera distraída y divertida.

Pasaba el tiempo y durante los diez años o la década que fumaba hachis y marihuana era todo tan mágico que me hacía llorar, sería el ascendente Piscis.

No sabía bien lo que ocurría en la estampida de mis emociones ni lo que me estaba pasando, recuerdos dulces cómo mermelada.

El palacio de mis sueños se tiñó de mis recuerdos y de ciertas goteras mentales, el palacio de mis sueños tenía ciertas goteras de la mente en alguna parte, para encontrar así desde mi orgullo a la horma de mi zapato, siempre un poco bocazas también con mi forma de ser desinhibida cuando fumaba. Por si acaso me recuerdo cómo un demonio, también por fin lo digo desde la invitación de la oscuridad que ahora se aparta de mi camino cómo un rey ladrón estropeado por la virulencia de los gestos haciendo el canelo. Un tanto miserable y un tanto al otro extremo, santo también, genio y mago. Los tres seguían con su plan.

Yo no tengo la culpa de mis recuerdos baratos.

El rastro todavía es fresco, estoy en un asiento de color verde sin tener a donde ir. Todos los otros eran yo y yo era extraño...¿A qué esperar? ¿A qué abrirme? Y entonces tomo unas latas verdes de cerveza de 36 céntimos, algo deprisa. Va a empezar el verano, ya hace calor. Me pongo en marcha sin moverme del sitio y una herida que hay en mi se cierra. Me llama una vieja amiga, es increíble lo loca que está. Yo pienso en ello. Mi vieja amiga se ha vuelto loca pero yo estoy muy tranquilo, todo me parece normal. Desde el principio de mi vida he sabido que viviría algo así, y ahora antes de irme a casa sigo mis propios planes que no entiendo. Todo se consuma sin grandes esfuerzos y el tiempo se está agotando. La sangre discurre por nuestras venas.
Un pensamiento intruso aparece y me descubre con la guardia baja.
Muestro algo de compasión con todo lo que me rodea y me vuelvo más blando, mujeres con bolsos de pega a mi lado, en mi camino, con ropa vulgar y paso decidido, en busca de alguna prueba.
El mundo no está tan mal, escapar de él es imposible. Un placer conocerme. Un placer conocer el mundo. En eso estoy, sobre ello pienso. Y vuelvo de aquel parque iluminado, con una conciencia iluminada y no hay ningún papel ni documento que me lo acredite.
Las pisadas de la chusma sobre la tierra mojada, compasíon de sus sufridas vidas en todo mi ser.
El día que comprendí que todos nos habíamos vuelto locos.

EL EXTRAÑO QUE HACE LAS COSAS fue el título del poema que empecé a escribir en noviembre, la idea era transmitir que no nos conocemos a nosotros nunca suficientemente pero que tampoco conocemos lo más mínimo a nuestro Hado, Sortilegio o nuestro Destino. Era un poema que empezaba en prosa, luego seguía con verso blanco. Me han pasado tantas cosas ne esta vida que a veces pienso que he vivido seis vidas, es sólo una impresión. Otras veces me parece que no he vivido tanto y que me queda todo por descubrir, de todo ello, la verdad, no estoy muy seguro. Pienso en la gente que está trabajando de semana en semana y de día en día, pienso en esa gente que se ha pasado años trabajando...¿Qué ha conseguido? La gente trabaja por dinero principalmente, para tener un lugar en el mundo, su espacio propio o algo más de libertad...¡Pero pasarse la vida trabajando! ¿Qué sentido tiene? ¡Y los que dicen que llevan trabajando toda la vida! ¿Qué quieren? ¿Que les demos un premio? Yo llevo escribiendo poemas treinta años y me parece mucho tiempo, realmente debería hacer otras cosas pero...¿Qué otra cosa puedo hacer? ¡Escribir buenos poemas es lo que sé hacer! Pienso que es la máscara que tengo, lo que me ha tocado hacer en la vida, mi verdadera dimensión en la que me encuentro, mi don y mi habilidad.
Y ahora escribo sobre que escribo...¿A dónde quiero llegar con este metalenguaje? ¡Realmente es un experimento!

Sacudido por la crisis y por la inminencia de una tercera guerra mundial, el poema EL EXTRAÑO QUE HACE LAS COSAS no tenía nada de ésto, no tenía nada de lo anterior. Era un poema en el fondo acerca del Gran Demiurgo que habita en cada espacio en el que estamos y que si bien no se deja ver, no obstante se deja sentir. En el fondo era darle vueltas a la manivela del pensamiento con un corazón apresurado dejando traslucir cierta ansiedad y algo de enojo y de incomodo por la realidad inconstante en la que permanecemos atados y todo ésto desde una visión mayor, y todo ésto desde una visión más amplia: con ánimo de trascender.

Mi profesor de matemáticas de niño. alias El Topo, es un amigo de mi abuelo que ahora tenía un bar y me quería invitar a algo cuando me viera y hablar de mi abuelo, al parecer habían tenido en el pasado muy buena relación. Yo trabajo ena tienda de bocadillos a las ordenes de una anciana que me tiene predilección, esa señora es muy buena pero algo extraña y muy menuda y con mucha fuerza. Estoy en Madrid y en el autobús voy viendo las calles que conducen a mi trabajo, antes he tenido un trabajo que consistía en guardar unas monedas de oro de una colección y empiezo a trabajar con esa colección de una plana o dos de monedas de oro de mucho valor, pero no me gusta ese trabajo y prefiero el de los bocadillos. Ese trabajo lo consigo porque despiden al chico que estaba trabajando antes, un treintañero delgado y con barba que era un pieza. Sigo estudiando en la universidad pero se me hace muy cuesta arriba, me quedan muchos cursos por delante y entonces me doy cuenta de que me he pasado la vida estudiando y que quiero cambiar, pero tampoco el trabajo en la tienda de bocadillos de gusta mucho así que me pongo en dirección al bar de mi antiguo profesor de matemáticas para que me cuente cosas sobre mi abuelo, Madrid es muy grande pero sé que no me voy a perder por el camino.

Los recuerdos son muy confusos, estoy en un pueblo del sur de España y hay cómo una terraza blanca con bares en una especie de cosntrucción de segundo piso, no sé qué estoy haciendo allí, he llegado solo, me siento algo triste por algo y esa construcción me anima. Este recuerdo viene enlazado con un bar de Marbella por la mañana en el que estoy probando mis viejas tarjetas de móvil, pongo una en el móvil y se me borran todos los datos, era una tarjeta que había dejado a un amigo, no entiendo por qué se me borran todos los datos, no le encuentro eplicación alguna y además se escucha cómo un zumbido, cómo si se hubiera quemado algo. Tengo dos móviles viejos y varias tarjetas de móvil, de distintas compañías. Era una etapa de mi vida en la que quería hacer algunos negocios y tener una vida social más amplia, pero no estoy bien. Tomo un par de cervezas en aquel bar y recuerdo que son las once de la mañana y que he llegado muy temprano, despertándome pronto para hacer compras de tarjetas de móvil. Recuerdo una tienda de Marbella decorada en azul donde compro las tarjetas. Un día muy extraño, no comprendo lo que pasa con las tarjetas de mis móviles. Me como la cabeza, me imagino cosas...me toca un poco la moral el tema de los móviles y llevo al menos dos conmigo. Sería eso en el año 2011 o 2012. Me encuentro en una etapa de rebeldía. Luego lo enlazo con la energía de una amiga madrileña viniéndome a vistar por la noche, sentir la energía de esa amiga madrileña cómo si estuviera presente conmigo y darme cuenta que ella era una persona muy elevada, casi cómo una diosa. Una sensación mística. Recuerdo aquellas vacaciones en Marbella en que me despertaba a las siete de la mañana y me acostaba a las nueve y media de la noche. Me despertaba para escribir artículos para una empresa de posicionamiento web y también para mis blogs y entonces tenía toda la mañana para mi y cuando me iba en autobús hasta Marbella pueblo aprovechaba bien el día, antes de las nueve de la mañana ya me encontraba allí. Esa etapa en la que aproveché la luz del día, los amaneceres, y no salía por la noche y me acostaba muy pronto. En esos días estuve en algún sitio de un pueblo del sur de España, no recuerdo donde, y había en mi una gran sensación de tristeza y el blanco de las paredes me animaba, antes de que empezara a picar el sol. Ir de aquí para allá en autobuses, haciendo turismo, y sin embargo no estar bien. Pretendía ser un hombre de negocios y salió mal, pero no recuerdo bien mis proyectos. Sé que quería estar bien de dinero, pero no me movía a todo eso un anhelo material. Simplemente quería cambiar. Experiencias de autoconocimiento. Luego estoy en mi casa de Isabel la Católica y veo el río muy crecido, veo el río saliéndose de sus lindes y arrastrando gran cantidad de tierras y malezas. Había una mujer que era cómo la dama de picas, una mujer representada por la dama de picas y había otra mujer que era representada por otra carta y yo sabía que era así pero sin haber consultado ninguna baraja, lo sabía por intuición. Ellas me daban un trato agradable y con una tenía cierto asunto...¿Confiaba en ellas? Tanto cómo ellas en mi. Pero todo ello vivido sin esfuerzo. Ya la vida fluía.

La pequeña felicidad de beberse una cerveza luego se trastocó, había ocurrido un desastre en el mundo y dormíamos en polideportivos, en colchones, sobre ellos, en sacos de dormir. Yo paseaba por aquel mundo destruído y me encontraba a gusto sin embargo, la vecindad de la gente era agradable, te sentías contento de haber sobrevivido y no sabes bien cuando sucedió eso pero ya pasó otra vez cuando las pistas de tenis del Parqueantena se llenaron de heridos por el tsunami o el terremoto, eso ya había pasado una vez pero ahora era distinto, ahora estabas contento de haber sobrevivido...pero había una sensación de hermandad que era sobrenatural, estábamos todos de alguna manera bendecidos y aunque habíamos perdido todos nuestras posesiones materiales, teníamos la vida y la salud. No recuerdo cuando sucedió eso, pero ya es el pasado. Todo estaba muy organizado, no había caos.

En fin, que había por qué dar las gracias.

Luego todos volvimos a vivir en casas y yo tenía la mía en un barrio muy austero, con cojines rojos y sofases naranjas, un barrio un poco canalla donde a veces se escuchaban truenos. Me gustaba pensar que mi vida tenía cero fallos, yo había cambiado mogollón y hacía todas mis tareas a ordenador y me llevaba el trabajo a casa, me había vuelto mucho más sano y mucho más silencioso pero de todas partes me quería ir, me recuerda esa etapa de mi vida a la primera que viví junto al agua, en medio de desayunos con huevos pasados por agua y sastres y modistas a mi servicio. La vida junto al agua con huevos pasados por agua en la que todos éramos ricos en España. Me tomaba sólo una cerveza y...¡hasta el jueves!
Tenía cuidado con la nieve.
Me gustaba comer pasta, los macarrones.
Me dispersaba por todas partes y descansaba mucho y bien, era de carácter y trato agradable...¡Cuántas personas habré sido yo en esta vida! ¿Os resulta extraño? Yo siempre he tenido dos estrellas y una era buena.
La vecina tejía entre horas una bandera polaca.
Yo me acercaba a rezar a la iglesia.
Así estuve un año, no lo recuerdo al detalle.

Sigo sin poder escribir nada del poema EL EXTRAÑO QUE HACE LAS COSAS, sólo he podido escribir el primer verso que dice: "Bajo un sueño circular..." y ya no he podido escribir nada más. Sin embargo EL EXTRAÑO QUE HACE LAS COSAS sé que tiene que ser un buen poema, lo que pasa es que no me sale. En un cuaderno de rayas y con un lapicero lo estoy escribiendo. Debo aplicarme más.

Ya voy guardando todo lo que escribo en una USB por si desparece internet un día o nos quedamos sin electricidad y lo que escriba lo iré imprimiendo. Mi última novela, que es la cuarta que escribo, ya se parece más a una novela. A este paso escribiré algo muy bueno con 50 o 52 años, cómo Cervantes.

De mi trabajo sobre los poetas de Palencia me impresionó que una ciudad de 50.000 o 150.000 personas hubiera más de 3000 poetas. Si Palencia tiene 3000 poetas, Salamaca tiene 20.000 y en España puede haber en torno al medio millón de poetas o más...¿Tiene mérito ser poeta? Realmente no mucho. Con las nuevas tecnologías escribir se ha vuelto muy sencillo y hacer una poesía simple del tipo prosa poética también es sencillo y poco trabajoso. Realmente no tiene mucho mérito ser poeta, lo que tiene mérito es escribir un poema que sea realmente bueno. Eso siempre lo he sabido y por eso me he puesto manos a la obra. Hay mucho talento en España, a veces pienso que demasiado y que es un signo de que no estamos haciendo las cosas bien. Que la gente tire hacia sus mundos internos y fantásticos en vez de arrimar el hombro es una especie de aislamiento y de no querer participar en las cosas de este mundo a no ser cómo simple espectador, la poesía se opone a la acción, el pensamiento se opone al acto y el hecho de escribir ya no es una estrategia combativa. A parte están los temas de la soberbia y el engreimiento y la falta total de humildad y encima de todo ello la excusa perfecta para llevar una vida bohemia, trabajar lo menos posible y escapar de la realidad gris y sofocante de las ciudades de provincias. Estar en la mente y dentro de la mente estar en mundos ilusorios creados que luego se pueden compartir. Elusión de responsabilidades en suma y una completa y total falta de madurez. Así es el poeta hoy, cómo el eterno adolescente...¿Por qué hay tantos poetas en España? Porque se ha convertido en una forma de no estar en el mundo. Añade a la receta alcohol y drogas y tendrás de alguna forma una vida feliz...y si puedes sazona todo ésto con compañeros literatos de farra y francachela y una vida desapegada de los bienes materiales a los que nunca podrías acceder y el juego de la mente ya está hecho, y te ves atrapado.

No sabemos escribir ya poemas y eso es lo que pasa, el poeta ahora realmente no sabe escribir poemas y se dedica a hacer otra cosa. Arrima palabras a palabras pero no hay ni un gramo de poesía en su lenguaje, se ha perdido la sensibilidad, el sentido y el gusto poético--recordad al maestro Luis Cernuda--y en su lugar ha quedado una fría técnica y ruido de cosas y a veces grito y otras miseria humana y las más de las veces malos sentimientos que se intentan pasar por pasión y también hay cólera y nueces y frutos amargos, nueces que quieren ser cascadas y aguas revueltas y turbias emponzonadas a propósito para hacernos los importantes y los misteriosos. Muchos humos de genio y rebeldía de revista adolescente.

He conseguido por fin escribir dos versos más de mi poema EL EXTRAÑO QUE HACE LAS COSAS y ahora queda así: "Bajo un sueño circular/pruebas extrañas/la inmensa muchedumbre y sus caminos" para ésto llevo casi un mes...¿Qué me está pasando? La inspiración llega muy despacio. La inspiración llega a cuentagotas. La gente tiene otros problemas, cómo por ejemplo pagar el seguro del coche, pero yo cómo no tengo coche no tengo ese problema. Mis problemas son ahora la pérdida de inspiración, la pérdida de talento...¿Por qué e sucede? ¿Me estoy haciendo viejo? ¿He perdido mi viejo toque? ¡No quiero pensar que mis buenos poemas de hace veinte años se debieron a las drogas y al alcohol! ¡No quiero pensarlo pero lo pienso! Y ahora que no tomo drogas y casi no bebo, mis poemas no llegan o si llegan son peores...¿Es necesario un estado alterado de conciencia para escribir algo bueno? De alguna manera así es. Tal vez la meditación sea una solución, incluso el rezo y las oraciones y las preces. Tal vez la mística sea un camino, un camino a explorar para hacer buena poesía. He pensado mucho en ello, pero los sentimientos tienen que ser sinceros. Uno no puede falsearse ni traicionarse a uno mismo. Las viejas estructuras sobre las que construí mi arte ya no sirven, ésto me lleva a una crisis...¿Pero a quién le importa?

Ya he conseguido implementar el nuevo sistema de escritura de poemas, en una libreta de 85 céntimos y con un bolígrafo de tinta-gel de un euro con veinte, he ido anotando los poemas que se me iban ocurriendo al salir por la calle. Tomé dos únicas cervezas durante el día, una en el bar Penicilino y otra en el bar Trocadero, ambos en Pucela, al tiempo que con la inspiración se me ocurrían poemas que iba anotando. Ésto lo he hecho durante años, durante toda mi vida. He salido de bares y en el cómodo confort de un apartado sitio recóndito y acompañado de alguna bebida no extremadamente alcohólica he ido anotando en una libreta los poemas que se me iban ocurriendo para luego trabajarlos mejor. Ese ha sido mi sistema de trabajo durante mucho tiempo. Poemas escritos en los bares que luego se repasaban y se corregían y se ampliaban...¿Podré hacerlo de nuevo aunque más comedidamente?

He creado un nuevo poema que escribiré: PESA EL DESORDEN y he consegudio escribir 8 versos más de mi poema EL EXTRAÑO QUE HACE LAS COSAS y en un bar escribí EL PODER AHOGA, que si no es bueno tampoco es malo y que a lo mejor cambiando un poco el título y añadiendo más substancia pueda convertirse en algo muy potable.

Es decir, estoy trabajando. Es cierto que lleno con trabajo el espacio que deja la inspiración, pero estoy trabajando. Y si viene la inspiración entonces que me pille trabajando.

Entonces Carlos y yo teníamos dos globos aerostáticos gigantes y nos fuimos con Fernando a volarlos al parque de las Moreras, lo hicimos muy bien y los gigantescos globos surcaban el cielo y era muy bonito verlos. De repente los globos se incendian y caen a tierra pero tenemos un extintor y tratamos de apagar el fuego, sin embargo el fuego se extiende y cuando está a punto de prender el otro extintor y provocar una gran explosión saltamos todos a la piscina de las Moreras para refugiarnos de la violencia de la deflagración. En ese momento me doy cuenta de que soy yo solo el que está sumergido en el fondo del agua y cuando salgo a la superficie ha habido una gran detonación y Fernando ya no está. Carlos me lleva a ver los efectos de "la bomba", todo está destruido desde el parque a las inmediaciones del campo y los edificios, todo está negro y quemado así que nos mudamos de ciudad y en un bar muy moderno aunque pequeño de lo que parece ser Salamanca me tomo unas cervezas de importación y hablo con unas chicas, luego vienen a buscarme mis amigos y vamos por un gran paseo en coche, vemos a un señor y por la calle con un gran cuchillo y eso nos asusta un poco, de repente la gente va armada por la calle. El buen señor debía ser un pieza de cuidado. Regresamos al bar moderno y acogedor y seguimos tomando cerveza...No sabemos lo que está pasando en el mundo y tampoco nos importa porque han venido unas chicas muy simpáticas a hacernos compañía.

Por fin acabo mi poema EL EXTRAÑO QUE HACE LAS COSAS y también otros poemas más, los poemas del mes de noviembre. Lo importante es no dejar de hacerse preguntas y ser inteligente y saber qué hacemos en este mundo y qué hemos venido a hacer en este mundo. No otra cosa.

Luego tuve ganas de correr y me fui hacia el polideportivo pero allí perdí mis playeros en el vestuario y cuando quise recuperarlos me enseñaron un armario lleno de todos los playeros que se habían perdido pero allí no estaban los míos. Pasó un tiempo antes de que pudiera recuperarlos y yo descalzo hablaba con una chica bastante guapa y sensible con la que había establecido cierta amistad y con la que había quedado al día siguiente a las diez de la mañana, pero entonces un amigo mío muy intelectual y con cara de sorna me levanta la futura novia y la verdad es que tampoco lo siento mucho pues me he pasado la vida prácticamente solo y estoy acostumbrado. En ese mismo instante recupero mis playeros y salgo a correr por el polideportivo y ahí es cuando veo a la planta de la marihuana hecha mujer. Veo una mujer de musgo y hojas que es también una planta, es la planta de la marihuana hecha mujer y habla conmigo. Ella estaba con otras plantas de otras hierbas alucinógenas hecha mujeres también. Me lleno de fuerza y hago unas buenas carreras por el polideportivo y pienso en volver a competir. Me siento muy en forma. Aquellas plantas hechas mujeres eran realmente hermosas y sabias y yo supe que estuvieron en mi vida alguna vez y por eso ahora me venían a visitar. Lo curioso es que eran más plantas que humanas y eso me hizo pensar.

Fue entonces cuando recorro el sur de Francia en un viaje y estoy con una persona de mi pasado cuando de repente la casa de pueblo en la que estamos comienza a cimbrarse y se escuchan unas crepitaciones en la chapa de las paredes de la casa, pues la casa era cómo un contenedor de construcción hecho de chapa aunque por dentro estaba decorada a la manera rural con ventanas de madera muy gruesas e interiores, en ese momento un ruido ensordecedor de la chapa combándose y no pudiendo aguantar la acometida de algo se escucha muy fuertemente y es entonces cuando me doy cuenta de que se trata de la fuerza del mar. El mar destruye la casa y nos lanza fuera del edificio y ahora me encuentro solo nadando en el agua del mar que curiosamente estaba caliente y cuando me quiero dar cuenta toda Francia del sur está cubierta por las aguas y yo me veo en el mar junto a otra mucha gente, flotando y nadando. Yo he sobrevivido al menos, eso es lo que sé...sin embargo siento una gran angustia por los que han tenido peor suerte. Era curioso que el agua del mar estuviera caliente, fue lo que me llamó más la atención, y el sonido de la chapa combándose...algo aterrador y que no tenía mucho sentido, cómo un siniestro presagio.

Empiezo a trabajar en una novela a la antigua usanza, de esas que tienen capítulos y cuentan una historia. Me doy cuenta de que me ha quedado muy bien el primer capítulo pero que es demasiado corto, lo leo un par de veces y me parece muy bello aunque la mayoría de las cosas no tienen mucho sentido, me acerco a algún lugar perdido de mi alma que necesitaba revisar y me propongo cambiar y pienso que es una idea excelente, pero no sé bien qué hacer, sólo seguir escribiendo. Sin embargo no sé lo que va a resultar de todo ello, y ya no escribo poesía además, que era lo que me había propuesto en un principio. Cierta piedad me llega y no sé por qué, enfrento al realidad y la espiritualidad con más respeto, presiento que viene algo malo para el mundo pero me callo la boca por no ser ni un gafe ni un cenizo ni un pájaro de mal agüero, sin embargo la sensación está ahí, algo terrible viene para el mundo, pero no digo nada. No hablo con nadie de ello y entiendo que es mejor. Sigo escribiendo y además he encontrado un libro que me gusta por primera vez en mucho tiempo, lo había leído hacía veinte años y no me acordaba de nada, he andado mucho por el mundo desde entonces, para bien o para mal.

Viene de nuevo mi deseo de ser genial y mi deseo de ser genial lo llena todo, ya no puedo beber vino ni tomar copas y me mantengo al día con unas pocas cervezas pero mi deseo de ser genial lo llena todo y quizás Dios sea un extraterrestre y los Judíos un experimento en el desierto, una forma de tener controlada a la población...¿Pero qué importa ya eso? ¿Qué importa que Dios sea un extraterrestre y los Judíos un experimento en el desierto? ¿Qué importa ya eso? Prevalece mi deseo de ser genial y mi deseo de ser genial lo llena todo.

Vendrá un gran terremoto para Europa y un gran terremoto para Estados Unidos y quizás haya terremotos gravísimos y quizás haya una gran hecatombre...¿Pero qué importa eso? ¿Qué importa la guerra que ha de venir? ¿Qué importa la tercera guerra mundial? Yo quiero ser genial y me mantengo en la idea de ser genial y mi genio lo llena todo...¿Qué importa el fin de la humanidad? Estoy en ello, estoy en busca del verso perfecto, estoy en busca del relato perfecto, estoy en busca de la novela perfecta...¿Qué importa que vayan a morir millones de personas? ¡Yo me debo a mi obra y debo mantenerme en la búsqueda de lo genial ¡Soy un artista!

Soy un gran espíritu superior a los espíritus de mi época, soy un ser solitario porque nadie tiene el nivel suficiente para poder comprenderme. Soy un genio y por eso me siento solo. Nadie es tan genial cómo yo, a nadie encuentro tan genial cómo yo y por eso me siento muy solo.

Estoy destinado a lograr lo sublime, ese es mi destino...¿Qué otra cosa puedo hacer?

Mi pensamiento elevado, mi vida sin haber realizado otro trabajo que no fuera el meramente contemplativo e intelectual han hecho de mi un genio, un genio que se debe a la humanidad.

Aunque llegue el fin yo contemplaré las cenizas del mundo desde mi atalaya privilegiada, desde mi gran intelecto superior y desde mi sensibilidad superior. Yo, el gran genio de la humanidad que ahora despierta para arrojar un poco de luz sobre las miserables vidas de los hombres que son esclavos de su trabajo, yo, el que nunca ha trabajado y sólo se ha dedicado al arte y a la contemplación, yo sólo puedo ser genial desde mi gran discernimiento...¿Qué otra cosa puedo hacer?

Aunque vengan terremotos y maremotos y lluvias de meteoritos...yo seré un faro para el mundo...¡Ese es mi destino sagrado, esa es la voluntad de Dios!

¡SEGUIRÉ SIEMPRE EN BUSCA DEL VERSO PERFECTO!