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jueves, 24 de noviembre de 2016

LOS POEMAS DE NOVIEMBRE

EL EXTRAÑO QUE HACE LAS COSAS

Bajo un sueño circular
pruebas extrañas
la inmensa muchedumbre y sus caminos.

La aguja de la rueca
en roncos latidos
tiznados de vida
y las calles resuenan
en esferas oscuras
que entrelazan relato
en la muerte y sus luces
en el año futuro.


RENACIMIENTO

A través de lo que he dicho,
después de lo que he visto,
escaleras futuras. Y ahora sostengo
el cristal del amor
y no ha muerto la herida
asida al borde de lo oscuro.

OTRA VOZ

Y otra voz
en el blando desierto
luego calles hostiles,
máquina del vivir
y ha muerto un día
y lo llena la oscuridad.
Atomiza el deseo.





miércoles, 23 de noviembre de 2016

TÚ EN TU CASA, NOSOTROS EN LA HOGUERA

En el hueco del ascensor se escuchaban los sonidos de la calle, pero todavía estaba en obras todo y en la más completa oscuridad. Abajo, frente a los cerros, estaban mis amigos y traían consigo elementos para hacer una fogata.

Luego encendíamos un fuego entre las ruinas y las obras y el parque se iba llenando de luz, estábamos contentos y debíamos tener entre quince y diecisiete años.

Uno de mis amigo venía en tren desde un pueblo sólo para reunirse con nosotros y entre las fogatas de aquella zona en construcción hacíamos chanzas y bromas y a veces comíamos algo.

Era divertido jugar a tirar nuestras navajas al suelo y hacer que se clavaran de punta, éramos felices así. No teníamos móviles, cuando salíamos de casa ningún familiar podía contactarnos y eso le pasaba a todo el mundo, sólo existían los teléfonos fijos.

Algunas veces alguien traía una botella de orujo y tomábamos un poco con el taponcito y siempre nos sentaba mal y nos dolía la cabeza, éramos muy jóvenes.

Asábamos patatas envueltas en papel de aluminio y alguno hacía allí mismo los deberes del insti cómo si estuviera en el salón de su casa.

Las zonas en obras del barrio eran nuestro territorio y por la tarde noche no las cuidaba nadie y nosotros hacíamos esa zona nuestra, nuestro refugio.

LLevábamos una radiocasete y poníamos canciones violentas y puncarras para hacernos los duros, nos gustaba mucho aquella canción que decía: "Tú en tu casa, nosotros en la hoguera" y echábamos más papeles y basura al fuego.

Si llegábamos tarde a casa no pasaba nada porque éramos chicos y los chicos podían estar en la calle hasta tarde, sin embargo a las chicas no las dejaban salir. Era entonces mi ciudad muy conservadora y muy machista y los chicos éramos los reyes.

Lo mejor es que no necesitábamos ni drogas ni alcohol para pasarlo bien, nos animábamos con la música y comíamos queso y chorizo y hablábamos de fútbol. éramos muy inocentes.

Es curioso cómo la política no nos importaba a nadie y nunca hablábamos de ella, luego todos cambiamos al hacernos más mayores.

No recuerdo cómo fue que empezamos a consumir alcohol y alguno a fumar porros, pero fue años más tarde.

Recuerdo eso ahora porque creo que es importante, los recuerdos de haber sido feliz sin drogas, sin alcohol e incluso sin compañía femenina. La inocencia es la clave.

Y la humildad.


lunes, 21 de noviembre de 2016

DÍAS DIFÍCILES

Contra los días difíciles, contra los días del hastío...mi vida era y pasaba. El tiempo que se hace solo, el tiempo que se construye solo y pasar y dar un visto bueno a todo aquello que existió durante tiempo donde quiera que esté. Y luego descansar y ser pacífico y estar en calma y recordar esos días pasados en Granada en los que cobrabas una exigua pensión, una pequeña paga y vivir así acordándose de aquel bar donde te daban una hamburguesa de tapa y comías así, con las tapas que te daban por cada cerveza. Y luego el tema es hablar con la gente, con la gente que llegaba y que quería quedarse y pasa el tiempo y tienes un recuerdo que no se estropea, pero ya no te ríes y no sabes por qué, vas por la calle y ya no sonríes y te dejas caer a plomo en la cama y vienen los días grises, los días en los que no quieres darte a conocer y en los que piensas que todo es vano y también que todo es vanidad y enfilas la calle y hay un silencio y detrás de ese silencio estás y vives, pausado, sintiendo el zarpazo del tiempo y las alas gastadas ya. Esa vieja alegría de los días de luz ahora deja un sabor a óxido en la garganta y en la boca y piensas que estás envejeciendo. Tu vieja palabra está caduca y está gastada y a nadie interesa, has echo muchas cosas y has vivido intensamente y ahora llegan los días nuevos, los días de ser de otra forma, los días de ser humilde y de tener sinceridad contigo mismo y abajo se hace una réplica desde el fondo de los ángulos más sucios de tu alma, esos recovecos que no han sido limpiados, que no pueden limpiarse, que no encuentran su sitio jamás.

Estar en la humildad, no darse a conocer, no querer ser famoso, no querer destacar, tan sólo querer pasar por la vida cómo una sombra y ser nada y ser nadie, tan sólo dejar de existir un día y no haber tenido ninguna trascendencia. No pensar, no llegar a pensar en nada, no querer hacer nada, no encontrar una salida y no querer encontrar una salida, permitir el espacio que deja el vacío que lo ha llenado todo, palidecer unos instantes y luego pasar, pasar de largo.

Haz eso, haz lo que tengas que hacer. Y luego nada. Nada importa ya.


sábado, 19 de noviembre de 2016

PESA EL DESORDEN

Mi profesor de matemáticas de niño. alias El Topo, es un amigo de mi abuelo que ahora tenía un bar y me quería invitar a algo cuando me viera y hablar de mi abuelo, al parecer habían tenido en el pasado muy buena relación. Yo trabajo en una tienda de bocadillos a las ordenes de una anciana que me tiene predilección, esa señora es muy buena pero algo extraña y muy menuda y con mucha fuerza. Estoy en Madrid y en el autobús voy viendo las calles que conducen a mi trabajo, antes he tenido un trabajo que consistía en guardar unas monedas de oro de una colección y empiezo a trabajar con esa colección de una plana o dos de monedas de oro de mucho valor, pero no me gusta ese trabajo y prefiero el de los bocadillos. Ese trabajo lo consigo porque despiden al chico que estaba trabajando antes, un treintañero delgado y con barba que era un pieza. Sigo estudiando en la universidad pero se me hace muy cuesta arriba, me quedan muchos cursos por delante y entonces me doy cuenta de que me he pasado la vida estudiando y que quiero cambiar, pero tampoco el trabajo en la tienda de bocadillos de gusta mucho así que me pongo en dirección al bar de mi antiguo profesor de matemáticas para que me cuente cosas sobre mi abuelo, Madrid es muy grande pero sé que no me voy a perder por el camino.

Los recuerdos son muy confusos, estoy en un pueblo del sur de España y hay cómo una terraza blanca con bares en una especie de cosntrucción de segundo piso, no sé qué estoy haciendo allí, he llegado solo, me siento algo triste por algo y esa construcción me anima. Este recuerdo viene enlazado con un bar de Marbella por la mañana en el que estoy probando mis viejas tarjetas de móvil, pongo una en el móvil y se me borran todos los datos, era una tarjeta que había dejado a un amigo, no entiendo por qué se me borran todos los datos, no le encuentro explicación alguna y además se escucha cómo un zumbido, cómo si se hubiera quemado algo. Tengo dos móviles viejos y varias tarjetas de móvil, de distintas compañías. Era una etapa de mi vida en la que quería hacer algunos negocios y tener una vida social más amplia, pero no estoy bien. Tomo un par de cervezas en aquel bar y recuerdo que son las once de la mañana y que he llegado muy temprano, despertándome pronto para hacer compras de tarjetas de móvil. Recuerdo una tienda de Marbella decorada en azul donde compro las tarjetas. Un día muy extraño, no comprendo lo que pasa con las tarjetas de mis móviles. Me como la cabeza, me imagino cosas...me toca un poco la moral el tema de los móviles y llevo al menos dos conmigo. Sería eso en el año 2011 o 2012. Me encuentro en una etapa de rebeldía. Luego lo enlazo con la energía de una amiga madrileña viniéndome a vistar por la noche, sentir la energía de esa amiga madrileña cómo si estuviera presente conmigo y darme cuenta que ella era una persona muy elevada, casi cómo una diosa. Una sensación mística. Recuerdo aquellas vacaciones en Marbella en que me despertaba a las siete de la mañana y me acostaba a las nueve y media de la noche. Me despertaba para escribir artículos para una empresa de posicionamiento web y también para mis blogs y entonces tenía toda la mañana para mi y cuando me iba en autobús hasta Marbella pueblo aprovechaba bien el día, antes de las nueve de la mañana ya me encontraba allí. Esa etapa en la que aproveché la luz del día, los amaneceres, y no salía por la noche y me acostaba muy pronto. En esos días estuve en algún sitio de un pueblo del sur de España, no recuerdo donde, y había en mi una gran sensación de tristeza y el blanco de las paredes me animaba, antes de que empezara a picar el sol. Ir de aquí para allá en autobuses, haciendo turismo, y sin embargo no estar bien. Pretendía ser un hombre de negocios y salió mal, pero no recuerdo bien mis proyectos. Sé que quería estar bien de dinero, pero no me movía a todo eso un anhelo material. Simplemente quería cambiar. Experiencias de autoconocimiento. Luego estoy en mi casa de Isabel la Católica y veo el río muy crecido, veo el río saliéndose de sus lindes y arrastrando gran cantidad de tierras y malezas. Había una mujer que era cómo la dama de picas, una mujer representada por la dama de picas y había otra mujer que era representada por otra carta y yo sabía que era así pero sin haber consultado ninguna baraja, lo sabía por intuición. Ellas me daban un trato agradable y con una tenía cierto asunto...¿Confiaba en ellas? Tanto cómo ellas en mi. Pero todo ello vivido sin esfuerzo. Ya la vida fluía.

La pequeña felicidad de beberse una cerveza luego se trastocó, había ocurrido un desastre en el mundo y dormíamos en polideportivos, en colchones, sobre ellos, en sacos de dormir. Yo paseaba por aquel mundo destruído y me encontraba a gusto sin embargo, la vecindad de la gente era agradable, te sentías contento de haber sobrevivido y no sabes bien cuando sucedió eso pero ya pasó otra vez cuando las pistas de tenis del Parqueantena se llenaron de heridos por el tsunami o el terremoto, eso ya había pasado una vez pero ahora era distinto, ahora estabas contento de haber sobrevivido...pero había una sensación de hermandad que era sobrenatural, estábamos todos de alguna manera bendecidos y aunque habíamos perdido todos nuestras posesiones materiales, teníamos la vida y la salud. No recuerdo cuando sucedió eso, pero ya es el pasado. Todo estaba muy organizado, no había caos.

En fin, que había por qué dar las gracias.

Luego todos volvimos a vivir en casas y yo tenía la mía en un barrio muy austero, con cojines rojos y sofases naranjas, un barrio un poco canalla donde a veces se escuchaban truenos. Me gustaba pensar que mi vida tenía cero fallos, yo había cambiado mogollón y hacía todas mis tareas a ordenador y me llevaba el trabajo a casa, me había vuelto mucho más sano y mucho más silencioso pero de todas partes me quería ir, me recuerda esa etapa de mi vida a la primera que viví junto al agua, en medio de desayunos con huevos pasados por agua y sastres y modistas a mi servicio. La vida junto al agua con huevos pasados por agua en la que todos éramos ricos en España. Me tomaba sólo una cerveza y...¡hasta el jueves!
Tenía cuidado con la nieve.
Me gustaba comer pasta, los macarrones.
Me dispersaba por todas partes y descansaba mucho y bien, era de carácter y trato agradable...¡Cuántas personas habré sido yo en esta vida! ¿Os resulta etraño? Yo siempre he tenido dos estrellas y una era buena.
La vecina tejía entre horas una bandera polaca.
Yo me acercaba a rezar a la iglesia.
Así estuve un año, no lo recuerdo al detalle.

Sigo sin poder escribir nada del poema EL EXTRAÑO QUE HACE LAS COSAS, sólo he podido escribir el primer verso que dice: "Bajo un sueño circular..." y ya no he podido escribir nada más. Sin embargo EL EXTRAÑO QUE HACE LAS COSAS sé que tiene que ser un buen poema, lo que pasa es que no me sale. En un cuaderno de rayas y con un lapicero lo estoy escribiendo. Debo aplicarme más.

Ya voy guardando todo lo que escribo en una USB por si desparece internet un día o nos quedamos sin electricidad y lo que escriba lo iré imprimiendo. Mi última novela, que es la cuarta que escribo, ya se parece más a una novela. A este paso escribiré algo muy bueno con 50 o 52 años, cómo Cervantes.

De mi trabajo sobre los poetas de Palencia me impresionó que una ciudad de 50.000 o 150.000 personas hubiera más de 3000 poetas. Si Palencia tiene 3000 poetas, Salamaca tiene 20.000 y en España puede haber en torno al medio millón de poetas o más...¿Tiene mérito ser poeta? Realmente no mucho. Con las nuevas tecnologías escribir se ha vuelto muy sencillo y hacer una poesía simple del tipo prosa poética también es sencillo y poco trabajoso. Realmente no tiene mucho mérito ser poeta, lo que tiene mérito es escribir un poema que sea realmente bueno. Eso siempre lo he sabido y por eso me he puesto manos a la obra. Hay mucho talento en España, a veces pienso que demasiado y que es un signo de que no estamos haciendo las cosas bien. Que la gente tire hacia sus mundos internos y fantásticos en vez de arrimar el hombro es una especie de aislamiento y de no querer participar en las cosas de este mundo a no ser cómo simple espectador, la poesía se opone a la acción, el pensamiento se opone al acto y el hecho de escribir ya no es una estrategia combativa. A parte están los temas de la soberbia y el engreimiento y la falta total de humildad y encima de todo ello la excusa perfecta para llevar una vida bohemia, trabajar lo menos posible y escapar de la realidad gris y sofocante de las ciudades de provincias. Estar en la mente y dentro de la mente estar en mundos ilusorios creados que luego se pueden compartir. Elusión de responsabilidades en suma y una completa y total falta de madurez. Así es el poeta hoy, cómo el eterno adolescente...¿Por qué hay tantos poetas en España? Porque se ha convertido en una forma de no estar en el mundo. Añade a la receta alcohol y drogas y tendrás de alguna forma una vida feliz...y si puedes sazona todo ésto con compañeros literatos de farra y francachela y una vida desapegada de los bienes materiales a los que nunca podrías acceder y el juego de la mente ya está hecho, y te ves atrapado.

No sabemos escribir ya poemas y eso es lo que pasa, el poeta ahora realmente no sabe escribir poemas y se dedica a hacer otra cosa. Arrima palabras a palabras pero no hay ni un gramo de poesía en su lenguaje, se ha perdido la sensibilidad, el sentido y el gusto poético--recordad al maestro Luis Cernuda--y en su lugar ha quedado una fría técnica y ruido de cosas y a veces grito y otras miseria humana y las más de las veces malos sentimientos que se intentan pasar por pasión y también hay cólera y nueces y frutos amargos, nueces que quieren ser cascadas y aguas revueltas y turbias emponzonañdas a propósito para hacernos los importantes y los misteriosos. Muchos humos de genio y rebeldía de revista adolescente.

Gente muy buena escribiendo, gente de toda Suramérica, de Centroamérica, de Méjico...Internet está plagado de gente muy artista que escribe muy bien, y eso si sólo buscas en español. En todos los idiomas es lo mismo: gente muy buena escribiendo. Todos nos hemos convertido en creadores y en genios gracias a las nuevas tecnologías, no hay basura, todo es bueno más o menos comercial, más o menos con melodía. Subidón de emociones, pasión. Los travesaños del miedo también, la poesía de la oscuridad y ésto y lo otro, también. La psicodelia, el simbolismo, la caza de palomas...Las ideas que vuelan.

Desde el año 2012, desde el cambio de conciencia, todos nos hemos convertido en genios.



He conseguido por fin escribir dos versos más de mi poema EL EXTRAÑO QUE HACE LAS COSAS y ahora queda así: "Bajo un sueño circular/pruebas extrañas/la inmensa muchedumbre y sus caminos" para ésto llevo casi un mes...¿Qué me está pasando? La inspiración llega muy despacio. La inspiración llega a cuentagotas. La gente tiene otros problemas, cómo por ejemplo pagar el seguro del coche, pero yo cómo no tengo coche no tengo ese problema. Mis problemas son ahora la pérdida de inspiración, la pérdida de talento...¿Por qué e sucede? ¿Me estoy haciendo viejo? ¿He perdido mi viejo toque? ¡No quiero pensar que mis buenos poemas de hace veinte años se debieron a las drogas y al alcohol! ¡No quiero pensarlo pero lo pienso! Y ahora que no tomo drogas y casi no bebo, mis poemas no llegan o si llegan son peores...¿Es necesario un estado alterado de conciencia para escribir algo bueno? De alguna manera así es. Tal vez la meditación sea una solución, incluso el rezo y las oraciones y las preces. Tal vez la mística sea un camino, un camino a explorar para hacer buena poesía. He pensado mucho en ello, pero los sentimientos tienen que ser sinceros. Uno no puede falsearse ni traicionarse a uno mismo. Las viejas estructuras sobre las que construí mi arte ya no sirven, ésto me lleva a una crisis...¿Pero a quién le importa?

Debo trabajar más si quiero escribir un poema tan bueno cómo VISIÓN DE LAS GENTES aquel poema que escribí cuando me bajé de un aeropuerto y volví al suelo, sobre el trance en el que me sumió volar y cómo cambió mi visión del mundo. Sobre aquella experiencia de comprender que los seres humanos somos pulgas sobre el planeta.

Ya he conseguido implementar el nuevo sistema de escritura de poemas, en una libreta de 85 céntimos y con un bolígrafo de tinta-gel de un euro con veinte, he ido anotando los poemas que se me iban ocurriendo al salir por la calle. Tomé dos únicas cervezas durante el día, una en el bar Penicilino y otra en el bar Trocadero, ambos en Pucela, al tiempo que con la inspiración se me ocurrían poemas que iba anotando. Ésto lo he hecho durante años, durante toda mi vida. He salido de bares y en el cómodo confort de un apartado sitio recóndito y acompañado de alguna bebida no extremadamente alcohólica he ido anotando en una libreta los poemas que se me iban ocurriendo para luego trabajarlos mejor. Ese ha sido mi sistema de trabajo durante mucho tiempo. Poemas escritos en los bares que luego se repasaban y se corregían y se ampliaban...¿Podré hacerlo de nuevo aunque más comedidamente?

He creado un nuevo poema que escribiré: PESA EL DESORDEN y he conseguido escribir 8 versos más de mi poema EL EXTRAÑO QUE HACE LAS COSAS y en un bar escribí EL PODER AHOGA, que si no es bueno tampoco es malo y que a lo mejor cambiando un poco el título y añadiendo más substancia pueda convertirse en algo muy potable.

Es decir, estoy trabajando. Es cierto que lleno con trabajo el espacio que deja la inspiración, pero estoy trabajando. Y si viene la inspiración entonces que me pille trabajando.





martes, 8 de noviembre de 2016

VIDA DEL SOLITARIO

Vivir empoderado desde la mente y tratar de hacer buenos poemas, esa es la misión de mi vida: el empoderamiento mental y la lírica.


Yo había vivido en Valladolid algún tiempo sabiendo que era una persona de talento y carácter y que me debía a mi arte, pero casi siempre estaba solo.

Después en Madrid yo estaba en la cervecería que había puesto El Corte Inglés en Retiro, era un bar-cenador de lujo y yo me tomaba allí una cerveza de importación, perfectamente vestido, muy elegantemente vestido con ropa y zapatos de marca. Tenía más capacidad económica y así, en El Corte Inglés de Gran Vía donde compraba adornos para la navidad acabé intimando con una chica rica muy guapa que estaba con unos amigos que también eran bastante pijos, todos muy bien vestidos con ropa de marca y demás. Cómo no tengo dinero para invitarla a unas cunsumiciones pago con mi tarjeta de El Corte Inglés pero cómo no tenía fondos firmó con el nombre de otra persona, el camarero se da cuenta y le acabo contando que esa persona es mi socio y que me dedico a los negocios, lo cual tenía visos de ser verdad. Yo estaba preocupado por la inminencia de una bomba, sabía que una bomba iba a estallar, me lo comentaba mi padre en intimidad una vez. Había una bomba amenazando nuestra existencia, un posible atentado terrorista, pero yo estaba bien en aquellos días en Madrid, con gente guapa y viendo la exposición de las miserias de España que había hecho el partido político Podemos, en la que incluía el helicóptero Tigger que era muy malo y de fabricación casera pero es que España no daba para más.  Me perdía por una especie de amplio sector de unos grandes almacenes, pero al fin y al cabo se trataba de hacer mi vida. Lo pasé bien en el cenador de Retiro, vida de lujo.

Luego en clase de dibujo con mi compañera atractiva y guapa haciendo unos dibujos excelentes y en color, me sentía muy inspirado y sin embargo los comentarios que hacía no eran contestados por mi compañera que no me hacía ningún caso pese a que yo trataba de llamar su atención, eso llegó a exasperarme y comencé a discutir con ella y me puse de mal humor, sin embargo mi trabajo quedó terminado pronto, bastantes buenos dibujos había realizado y a color y eso me hacía sentirme satisfecho, me gustaba dibujar y llevaba tiempo sin hacerlo. Al final mi trabajo resultó ser fantástico.

Sin embargo hacia el 4 de noviembre no conseguía escribir ningún poema bueno, saqué mi cuaderno de escribir poesía del que no hacía uso desde hacía más de dos años--pues escribo ya directamente al ordenador--y empecé a escribir versos...¡Qué malos eran! ¡Cómo me decepcionaba a mí mismo! Pero seguía intentándolo. Una mujer joven hablaba triste y enfadada por el móvil a mi lado en un banco. "Tengo treinta años--decía--y dentro de diez años tendré cuarenta" Se la notaba muy insatisfecha con su vida, yo me relajaba tomándome una cerveza de 40 céntimos, lo único que bebí en todo el día, muy cerca de ella y miraba hacia la plaza y la construcción era bella y las casas eran bellas y con eso me bastaba. Me bastaba con la armonía de la plaza, con la experiencia estética y no pensaba en edades. Inspirado y relajado pero sin conseguir escribir nada bueno, ni nada nuevo. No todos los días son fiesta.

Una plaza cuadrada en un pueblo del sur de España. Una plaza cuadrada y blanca. LLegamos un montón de muchachos allá, es por la mañana. LLegamos un montón de muchachos y lo pasamos bien, bebemos algo. De repente pasa algo y nos desperdigamos todos. No comprendo qué pasa, no es nada violento ni desagradable. Simplemente nos disgregamos todos por el pueblo. Yo me voy hacia unos bares aledaños a la plaza y allí me tomo algo solo. Luego doy un paseo y creo que luego vuelvo al mismo bar y me tomo otra consumición. Entonces vuelvo a la plaza y sólo está mi amigo David, escondiéndose entre las columnas. Creo que lo que ha pasado es que hemos estado fumando hachís todos y nos ha dado la paranoya y hemos escapado de allá. Cuando regreso a la plaza está David con la neura puesta escondiéndose entre las columnas, vuelvo a casa en autobús con él...¿Pero qué ha pasado? Nadie lo sabe. De pronto todo el mundo despareció, tendríamos poco más de veinte años todos cuando pasó el suceso y mucha energía.

Recuerdo a esa plaza junto a los recuerdos de Bedalmádena, luego vendría una explosión gigantesca en Méjico. Bedalmádena y la gente sin tener ni idea hacia donde caminar, todos cómo borregos incomodados o inquietados. Luego cierta armonía y es cómo un desfile y vamos todos cómo manifestándonos hacia el puerto, muchísima gente en el puerto, muchísima confluencia de personas. Mucho ambiente. Entramos en varios bares nocturnos y tomamos copas, hemos llegado en un coche negro alquilado de gran lujo. Somos cómo ricos en aquella época, mis amigos y yo, porque estamos muy bien relacionados. Yo no pago ni una copa, me invitan los amigos. Estoy fumado y digo estupideces, hablo de dibujos animados, hablo de la pantera rosa y hay un sesgo de idiotez en mi mirada y me encuentro algo delicado e influenciado por los planetas, toda la semana había sido un lío. Salir de casa invitado por los amigos y llevado en un coche de lujo por los amigos y traído en un coche de lujo por los amigos, grandes amigos generosos que compartían su buena estrella conmigo...y yo comportándome cómo un imbécil...pero por la gran sensación de felicidad que mermaba mis capacidades mentales y mi raciocinio. Acumulando grandes experiencias imposibles.
Me pasaba siempre, la felicidad me convertía en un pelele. Me pasaba siempre, sentirme muy feliz me hacía estúpido...¿Por qué? Era en cierta manera cómo volverse loco. Ya tenía 25 años entonces y todavía no había empezado a caérseme el pelo...quizás tuviera 28 años, pero el mismo caso.

Pienso cuando me despierto por las mañanas en cómo los esclavos del sistema acudirán todos a sus trabajos alienantes y estupidizantes mientras yo tengo mi tiempo para mi, tengo mi tiempo para leer filosofía y leer poesía y hacer meditación. Todos los esclavos del sistema camino de sus trabajos emponzoñados mientras yo disfruto de tiempo libre para mi, para ser mejor, para ser más libre, para alcanzar la perfección cómo ser humano lejos del ajetreo del mundo y sus insidias, pero también pienso en esos jóvenes veinteañeros que vi desperdigarse por la Plaza Zorrila y por las inmediaciones del Campo Grande en la ciudad de Pucela cuando cocidos de porros experiementaban una paranoya colectiva. Pienso en esos jóvenes sin futuro y recuerdo cómo sus expereincias fueron las mías hace veinte años. La droga les abrirá la mente y pensarán...¿Para qué trabajar? ¿Para qué ganarse la vida? ¿Para qué elegir pagar facturas y una hipoteca y una casa y un coche y la electricidad y la luz? ¿Para qué tener un lugar en el mundo si ya tengo un lugar en el mundo? Pienso en esos jóvenes sin futuro que tendrán que conseguir todo con el cuadrúple de esfuerzo que mi generación y entonces me doy cuenta de que no quieren hacer semejante sacrificio. El problema es que alguno terminará mal, pero a muchos les pueden ir incluso mejor las cosas gracias a las drogas, su estimulante para conseguir lo que quieren...¡No debemos juzgar pero quizás tampoco debamos dar información! ¡Sólo debemos tratar de ser felices!



Cuando mi casa daba al centro de la calle Cantarranas hice una gran fiesta convirtiendo la plaza y el primer piso de mi casa en una discoteca, pero lo que sucedió fue que los hermanos de Moroni subían hasta mi habitación a robarme las camisas y comentaban el coche de época que yo tenía de decoración y que funcionaba y que podría usar en la calle si quería. Entró por la ventana una mujer en medio de toda la confesión y me regaló una bolsa de marihuana y cuando empecé a fumar unos porros se quedó conmigo hablando y fue agradable su compañía mientras abajo se escuchaba la fiesta. El problema fue que la discotequera diversión de abajó se desmandó y había que cerrar el piso cómo fuera, lo que hice fue enrollarme con una mujer mayor que yo y muy sabia con la que tuve unos placenteros íntimos momentos y cuando regresé a mi hogar la fiesta había terminado pero volvío a ocurrir lo mismo cómo si hubiera entrado en un bucle, una mujer entró por la ventana y me dio una bolsa de Marihuana y cuando empecé a fumármela quiso quedarse conmigo. Me coloqué bastante y empecé a ver las estrellas cómo planetas, en vez de ver las estrellas cómo simples puntos de luz yo lo que veía eran planetas, así que me inquieté un poco y salí a dar una vuelta para despejarme y entonces decidí hacer una visita a casa de mi abuelo y me encuentro a mi abuelo en el trastero cuidando de una perra que había tenido cachorritos, había puesto un letrero advirtiendo a los vecinos de que fueran cautelosos y comprensivos. Todo eso pasó cuando tenía poco más de veinte años y cuando todos éramos ricos en España. Ese recuerdo de haber podido ver con mis propios ojos todos los planetas de la galaxia donde otros sólo pueden ver puntos de luz, me acompañará siempre.

Por aquella época y también muy fumado de hachís y marihuana, comprobé cómo las paredes de la habitación de mi cuarto se convertían en mantequilla. Me di cuenta de que la materia no tenía densidad, que nada de lo que me rodeaba tenía densidad y que todo tipo de materia era porosa y permeable y se podía atravesar. Sencillamente yo estaba vibrando molecularmente de tal manera que estaba a punto de atravesar otras dimensiones, sabía que si quería podía intentar atravesar las paredes de mi casa cómo un fantasma pero no lo hice por no quedarme atrapado entre la construcción. Pero entonces vi muy claro que el mundo que nos rodea no es más que energía y que la materia, toda la materia que existe, no es más que energía y que por eso nos podemos hacer invisibles y atravesar las paredes. Pude entonces dar un salto dimensional pero no quise hacerlo porque no sabía lo que me podía encontrar al otro lado. Toda una experiencia.

Lo más increíble que me sucedió fumando hachís me ocurrió en una casa ocupa donde en mis tiempos de cineasta en Madrid había acudido a grabar una película con el equipo de producción, llevaba yo fumando hachís toda la mañana y cuando llegamos a la casa ocupa lo que me sucedió fue que me perdí dentro de la casa, pero me perdí porque estaba dentro de una casa que realmente no existía, porque estaba en otra dimensión, en otra dimensión que tenía aquel edificio. Fue algo aterrador, subía y bajaba las escaleras una y otra vez y una y otra vez y volvía a encontrarme siempre en el mismo sitio. Entonces veía a mis compañeros de trabajo hablando tranquilamente en la cocina y les llamaba pero ellos no podían escucharme, tampoco había manera de que yo llegase de alguna forma a aquella cocina. Así fue cómo estuve cuatro horas perdido en otra dimensión, cuatro horas en las que mi equipo no me encontraba tampoco.

De aquella experiencia nació un artículo que envié a la revista esotérica Año Cero, no me lo publicaron pero sé que fue bueno que les enviará aquel trabajo. Poco después la revista lanzó su propio artículo sobre la existencia de otras dimensiones y fue en parte por obra mía, de lo que me jacto ahora y todo lo doy por bien empleado pues sirvió para el crecimiento mental de muchos.
Todo eso me hizo sentirme satisfecho de mi trabajo, lo comparo a cuando en el año 2010 escribí sobre la inminencia de una gran guerra en Europa y en el mundo sobre unas intuiciones que yo estaba teniendo. Ese artículo sobre la tercera guerra mundial fue muy bien recibido y lo envié personalmente a la redacción de un periódico de provincias y aunque tampoco fue publicado sirvió para algo en aquel periódico que justamente tres meses más tarde acabaría cerrando. Yo lo siento así.

Volví a sentir la desagradable sensación de perderme en otra dimensión o realmente sucedía así, que me perdía en otra dimensión, durante un caluroso mes de mayo o de junio en la ciudad de Madrid. También muy fumado entre en otra dimensión al bajar al sub-urbano o metro y ya no podía salir, estuve cuatro o cinco horas perdido en el metro, recorría un pasillo y al rato volvía a encontrarme en el mismo sitio, recorría otro pasillo y al momento volvía a encontrarme en el mismo sitio, o bien daba vueltas en círculo o bien me encontraba en una parte del sub-urbano que se encontraba en otra dimensión. El caso es que estuve cuatro o cinco horas atrapado.

Lo mismo me volvió a suceder en un bar de Pucela de la zona de Francisco Suárez, subía y bajaba las escaleras y volvía a encontrarme en el mismo sitio, sin poder encontrar la puerta de salida. Yo quería salir de aquel sitio y lo único que hacía era subir y bajar escaleras que no iban a ninguna parte y que probablemente sólo existían en otra dimensión, me puse muy nervioso y cuando se me pasó el morado me di cuenta de que no existían las escaleras por donde me estaba perdiendo o mejor dicho, un tramo de esas mismas escaleras...¿Entonces qué hice?

Que yo recuerde me he perdido interdimensionalmente cuatro o cinco veces en mi vida, pero sólo guardo memoria completa de tres, en los otros dos casos la experiencia debió ser tan aterradora que mi mente lo ha borrado de mi memoria.

Comprendo que la gente tenga un mal día pero aquí nadie se ha metido con nadie y yo no soy malo, tengo que pedir perdón si enfado a la gente recordando los días del pasado en los que fumaba hachís pero aquí cada uno tenemos nuestro papel, no es tan difícil de entender.

Yo no sé si interesa a alguien mis historias pero yo las defiendo, hay temas que seguir y que causan polémica.

Comentar alguna cosa que ha pasado en mi vida, no hay agobios, no hay por qué fumar en pipa, lo que pasó lo estoy contando yo, desde el sábado pasado vengo haciendo memoria de mi vida, no sé bien por qué, ya han salido muchos relatos y todo el mundo está contento.

Lo he vivido.

Luego están los recuerdos bienvenidos y majestuosos, recuerdos originales y que me hacían opinar. Desde este momento del recuerdo en el que estoy aquí tengo debajo de la dote de mi mente no desentonar pues no pretendo decir nada que sea distinto al sí y al no.

Los porros, el hachís y la marihuana me hacían tener un sentimiento de majestad, cómo piídos de pájaros. Lo tengo en mi mente y lo llevo seriamente conmigo y eso lo siento así cómo el panel de rica miel ante un oso.

De veras que me dividía en dos personas cuando fumaba hachís y una de ellas era yo y la otra creía que también era yo pero llegaba a mi de una manera distraída y divertida.

Pasaba el tiempo y durante los diez años o la década que fumaba hachís y marihuana era todo tan mágico que me hacía llorar, sería el ascendente Piscis.

No sabía bien lo que ocurría en la estampida de mis emociones ni lo que me estaba pasando, recuerdos dulces cómo mermelada.

El palacio de mis sueños se tiñó de mis recuerdos y de ciertas goteras mentales, el palacio de mis sueños tenía ciertas goteras de la mente en alguna parte, para encontrar así desde mi orgullo a la horma de mi zapato, siempre un poco bocazas también con mi forma de ser desinhibida cuando fumaba. Por si acaso me recuerdo cómo un demonio, también por fin lo digo desde la invitación de la oscuridad que ahora se aparta de mi camino cómo un rey ladrón estropeado por la virulencia de los gestos haciendo el canelo. Un tanto miserable y un tanto al otro extremo, santo también, genio y mago. Los tres seguían con su plan.

Yo no tengo la culpa de mis recuerdos baratos.

El rastro todavía es fresco, estoy en un asiento de color verde sin tener a donde ir. Todos los otros eran yo y yo era extraño...¿A qué esperar? ¿A qué abrirme? Y entonces tomo unas latas verdes de cerveza de 36 céntimos, algo deprisa. Va a empezar el verano, ya hace calor. Me pongo en marcha sin moverme del sitio y una herida que hay en mi se cierra. Me llama una vieja amiga, es increíble lo loca que está. Yo pienso en ello. Mi vieja amiga se ha vuelto loca pero yo estoy muy tranquilo, todo me parece normal. Desde el principio de mi vida he sabido que viviría algo así, y ahora antes de irme a casa sigo mis propios planes que no entiendo. Todo se consuma sin grandes esfuerzos y el tiempo se está agotando. La sangre discurre por nuestras venas.
Un pensamiento intruso aparece y me descubre con la guardia baja.
Muestro algo de compasión con todo lo que me rodea y me vuelvo más blando, mujeres con bolsos de pega a mi lado, en mi camino, con ropa vulgar y paso decidido, en busca de alguna prueba.
El mundo no está tan mal, escapar de él es imposible. Un placer conocerme. Un placer conocer el mundo. En eso estoy, sobre ello pienso. Y vuelvo de aquel parque iluminado, con una conciencia iluminada y no hay ningún papel ni documento que me lo acredite.
Las pisadas de la chusma sobre la tierra mojada, compasión de sus sufridas vidas en todo mi ser.
El día que comprendí que todos nos habíamos vuelto locos.

EL EXTRAÑO QUE HACE LAS COSAS fue el título del poema que empecé a escribir en noviembre, la idea era transmitir que no nos conocemos a nosotros nunca suficientemente pero que tampoco conocemos lo más mínimo a nuestro Hado, Sortilegio o nuestro Destino. Era un poema que empezaba en prosa, luego seguía con verso blanco. Me han pasado tantas cosas ne esta vida que a veces pienso que he vivido seis vidas, es sólo una impresión. Otras veces me parece que no he vivido tanto y que me queda todo por descubrir, de todo ello, la verdad, no estoy muy seguro. Pienso en la gente que está trabajando de semana en semana y de día en día, pienso en esa gente que se ha pasado años trabajando...¿Qué ha conseguido? La gente trabaja por dinero principalmente, para tener un lugar en el mundo, su espacio propio o algo más de libertad...¡Pero pasarse la vida trabajando! ¿Qué sentido tiene? ¡Y los que dicen que llevan trabajando toda la vida! ¿Qué quieren? ¿Que les demos un premio? Yo llevo escribiendo poemas treinta años y me parece mucho tiempo, realmente debería hacer otras cosas pero...¿Qué otra cosa puedo hacer? ¡Escribir buenos poemas es lo que sé hacer! Pienso que es la máscara que tengo, lo que me ha tocado hacer en la vida, mi verdadera dimensión en la que me encuentro, mi don y mi habilidad.
Y ahora escribo sobre que escribo...¿A dónde quiero llegar con este metalenguaje? ¡Realmente es un experimento!

Sacudido por la crisis y por la inminencia de una tercera guerra mundial, el poema EL EXTRAÑO QUE HACE LAS COSAS no tenía nada de ésto, no tenía nada de lo anterior. Era un poema en el fondo acerca del Gran Demiurgo que habita en cada espacio en el que estamos y que si bien no se deja ver, no obstante se deja sentir. En el fondo era darle vueltas a la manivela del pensamiento con un corazón apresurado dejando traslucir cierta ansiedad y algo de enojo y de incomodo por la realidad inconstante en la que permanecemos atados y todo ésto desde una visión mayor, y todo ésto desde una visión más amplia: con ánimo de trascender.

De todas formas en un mundo en el que vivía preso de la gran mezcolanza de El Todo y en lo que parecía ser el espejismo de la moda y de ser y del estar, no podía por menos de entender una sociedad de la imagen cambiante que se estaba desmoronando en medio de una crisis--de una gran crisis--sistémica y de la inminenencia de una tercera guerra mundial que haría que hacia el año 2017 toda Europa estuviera en guerra contemplando el fin de los Estados Unidos. Por eso y aunque trataba de escribir buenos poemas mi principal objetivo era estar en paz con Dios y no tanto pendiente de mi talento.

Hay que ser una persona buena y cariñosa con la familia y los amigos y tratar de ser un buen cristiano, y eso es más importante que tener talento.

Los buenos poemas podían esperar.





miércoles, 2 de noviembre de 2016

EN BUSCA DEL VERSO PERFECTO

Una casa, algo siniestra, una especie de chalet destartalado, mi amiga especial conduciendo entonces y yo mirando esa casa que estaba encima de un cerro, detrás de un camino de piedra.
Años más tarde saldría de esta visión, de este recuerdo, el poema SUFICIENTE VENENO escrito durante un mes de octubre.
Los recuerdos son de mis primeros meses viviendo en Madrid, no tenía amigos y lo que hacía era irme al cine, a la Ciudad de la Imagen, a los cines Kinépolis. Me veía una película y luego me tomaba un par de cervezas en una bar cercano, después volvía a casa.
Así estuve dos o tres meses antes de hacer nuevos amigos en Madrid, mucho ambiente de cine, muchas películas, un par de ellas por fin de semana. A mi manera era feliz pero no cumplía mis deseos. De esa soledad salieron algunos poemas, con influencia fílmica, que luego se perdieron, que no llegué a publicar nunca. Eran poemas muy flojos en el fondo que no habían podido cobrar consciencia...los asocio a los poemas que tenían influencias de mis visitas al Museo del Prado, también muy flojos, también se perdieron.
Yo tenía entonces 27 años, mis mejores poemas los había escrito entre los 17 y los 23 años. Algunos de ellos me hicieron llegar a ser premio regional de poesía en 1993. Justo en aquel año los Héroes del Silencio grababan en Londres su disco "El espíritu del vino" entre la navidad de 1992 y el año nuevo de 1993. Yo tenía entonces 18 años.
Volveré a Madrid un día.
Cuando empecé a escribir SUFICIENTE VENENO y sólo tenía el título, pensaba qué tenía qué hacer para que el poema fuera bueno, yo tenía anteriormente unos poemas en verso, realmente era uno solo con varios versos que rimaban y aunque yo desechaba la rima lo que me gustaba eran las imágenes, sin duda las imágenes de ese poema que no llegó a florecer fue lo que alumbró SUFICIENTE VENENO de alguna manera. También pensaba en alcohol y soledad para encontrar los versos precisos: soledad, pensamiento y silencio.
Realmente quería recuperar el ambiente de mis poemas primeros, de mis poemas buenos. Para lograrlo necesitaba mucha energía, bastante pensamiento, antros oscuros sin música y mucho silencio. También sabía que la mejor estación para crearlos era el invierno y concretamente el mes de noviembre o entre octubre y noviembre que es cuando se flexionan las cosas.
Fue en un invierno de finales de los años 80 cuando escribí mi poema erótico y violento LO QUE DEBES SABER y realmente era cómo una voz muy mágica que preparaba mi camino para la vida. En un bar muy bohemio del Pasaje Gutiérrez se lo pasé a mi amiga María G que vino acompañada de su amiga María C que se escandalizó por el poema. Entonces supe que el poema era realmente bueno. Ese poema surgió de muchas caminatas en soledad y una gran energía sexual, mucho vino a mis 20 años y muchas cervezas y muchas copas y algunos días de trasnochar. Era un poema siniestro y oscuro que luego fue en un libro que registré en propiedad intelectual.
Recuerdo aquel bar discoteca donde los chicos fumaban porros a mis 23 años y yo quería que me pasaran algo de tema, los chicos fingían no escucharme. Les llegué a proponer una cachi de cerveza a cambio de un porro pero los chicos seguían sin escucharme. Hacían cómo que no me oían. Tenía poco más de veinte años y fue entonces esa adicción al hachís lo que me hizo dejar de ser un fumeta una década más tarde. Ese bar se encontraba en la calle Perú y al final lo cerraron porque la gente consumía droga dentro. Realmente en la ciudad no era ningún secreto. Ahora me acuerdo de ello cómo de mis horas bajas.
MUSEO DE CERA lo escribí mientras caminaba por el paseo de Zorrilla en un día en el que acababa de llegar la primavera y hacía muy buen tiempo. Recuerdo que tenía unos papeles y fui escribiendo ese poema apoyándome en un libro. Recuerdo que en el tercer cruce del paseo de Zorrilla me quedé viendo y mirando unos maniquíes y de allí surgió el poema. Luego se lo regalé a una amiga junto a otros varios poemas que había escrito por aquella época, se los envié por correo.
Eran las cinco y media o las seis de la tarde, yo iría hacia la zona de El Cuadro en Francisco Suárez y me encontraba haciendo tiempo paseando. El poema era bastante bueno, me gustó y a mi amiga también. Lo envié por correo. Me encontraba de un excelente humor.
SANTO DESPOJO fue un poema escrito en el año 2010 sobre los recuerdos del desamor de mis primeros veinte años y mis años de locura, yo lo recordaba todo con un sentimiento agridulce y salió el poema SANTO DESPOJO que es extrañísimo y si no es malo, tampoco es bueno. Está escrito en mayúsculas, cómo chillando. Ahora comprendo que los amigos bohemios, que los amigos especiales, juegan un gran papel a la hora de vivir una vida artística. Ellos, los marginados, los raros, los siniestros que al final pueden llegar a aparecer en algún poema son necesarios para la vida del arte que no quiere disponer del acecho de gente común.
En 2010 los poemas que escribí eran muy flojos, buscaba la genialidad que había tenido años atrás y no podía encontrarla, me salían quejas, reproches y prosas poéticas.
Aparece en SANTO DESPOJO un amigo muy extraño que tuve al que le gustaba pintarse los ojos, tenía unas espesas barbas negras y parecía un político. Todos le llamábamos "El presi" y la gente no sabía si era presi de presidiario o de presidente. Amigo de amigos, más que amigo mío, dio un aire desenfadado a mi vida bohemia de principios de los noventa, guardo un buen recuerdo de él. Estudiaba el bachillerato por correspondencia, por el IMBAD.

Esos años en los que no ligaba, desde los dieciséis hasta los veinticinco años, realmente fueron muchos años. De alguna manera todos esos años en los que yo no resultaba atractivo para las mujeres me marcaron. Después las cosas cambiaron, entré de lleno en el mercado de la prostitución y pude acostarme con bellas señoritas, lo que palió de alguna manera mi soledad. También logré tener una amiga especial con la que pasar algunos arrumacos cuando a ella le apetecía y finalmente, ya con treinta años, conseguí tener una novia formal. Pero he pasado sólo y despreciado por las mujeres mi primera juventud, justo en la etapa de la vida en la que más necesitas estar con una chica, salir con alguien. Todo ello me llevó a caer de bruces en el alcohol y más tarde en el hachís y la marihuana. Toda aquella sensación de soledad. El arte representó para mi un consuelo, un consuelo más del solitario. Era yo el joven adolescente poeta que componía versos y bebía solo y de esa manera era feliz. Siempre tenía alguna amiga en la que apoyarme, amiga y nada más. Tampoco me faltaban compañeros de farra.
De los dieciséis a los veinticinco años nacieron mis mejores poemas, pero realmente porque estaba muy solo. Creo que pasé por varias crisis de personalidad con un orgullo que se resentía por encontrarse en esa situación y en medio de una ciudad prejuiciosa y provinciana de mujeres pacatas y estrechas en el tardofranquismo. No fue hasta la época de los noventa en que España empezó a sacudirse toda la caspa de los años anteriores y todos los prejuicios y miramientos, las mujeres iniciaron también una cierta liberación personal que a la postre no sé si las habrá servido de algo. En el fondo todavía en los años ochenta éramos bastante catetos en España, pero en una ciudad de provincias lo éramos bastante más. No había manera de sacudirse el yugo de los conviccionamientos sociales. Cierto clasismo y mucha desconfiaba era lo que hacía su imperio. La religión tenía mucho peso todavía y con ella su espíritu de la pesadez y sumado a todo ello la sensación de culpa por lo más mínimo que hicieras, bastante represión sexual y bastante castigo para el que no se atuviera a las normas. Los años noventa fueron los mejores años de consolidación de apertura y cómo poco después viviría ocho años en Madrid, los mejores años de España coincidieron con los mejores años de mi vida. Y a eso si que puedo estar agradecido.
También puedo estar agradecido en España a las chupiterías que crecían en invierno. Los bares de chupitos o pequeños vasos de licor. En esos bares he pasado buenos ratos probando nuevos y raros licores que abrían mi corazón y mi conciencia allá a finales de los ochenta. Por un precio barato, casi ridículo, se podía tomar un vasito de licor. El éxito estaba en mezclar varios vasos de chupito y pasar un rato agradable. Había muchos bares en mi ciudad de chupitos, que se llamaban chupiterías y que se pusieron de moda cuando la gente quería calentarse de los rigores del invierno con vasos de licor. Así que siempre asocio el invierno con el licor y con las chupiterías. Buenos momentos en antros y bares, buenos momentos pasados, acaecidos.
Me divertía estando solo, me divertía saliendo solo. Lo pasaba bien yendo de bar en bar, bebiendo cañas y copas. Me divertía mucho. Toda mi adolescencia perdido por los bares y los clubes de copas y las discotecas. En las chupiterías también estaba. Lo pasaba bien. Son años de salir todos los fines de semana a emborracharme. Era mi manera de hacer ocio. Lo he pasado muy bien así, desde los dieciséis a los cuarenta años...¿Pero hay algo más en la vida que salir a beber? Sin duda hay algo más. Hay responsabilidades, hay trabajo que hacer, hay materia de estudio...¿Pero por qué no quería pensar en eso? ¡Esa vida que he llevado pendiente del alcohol,, esa vida que he llevado y que ha sido mi única felicidad! Y ahora para escribir SUFICIENTE VENENO he tenido que salir dos veces de farra y apuntar dos tandas de poemas distintos. Ya no ha salido todo de una vez. Primero en una plaza y parque con mucha soledad y luego en un bar refugiado de la lluvia intenpestiva. Ya no tengo tanta facilidad para escribir. Ya no la tengo.
Dos tandas de poemas más lo que tenía escrito en una libreta para poder escribir SUFICIENTE VENENO y todavía no está acabado el poema...¿Por qué tanta torpeza ahora? ¿Por qué tanta falta de inspiración? No lo sé. Necesito más vida. Más vida es lo que necesito. Mayores estímulos. Ahora lo sé...¿Y qué puedo hacer? Nuevas y mejores lecturas, quizás más extrañas y más oscuras o más importantes. Mayor inspiración...¿La encontraré? Me encuentro algo perdido.

El recuerdo del club de las belgas en la costa del sur de España, aquel complejo de bares me lleva a otro que existía en la zona de Benalmádena, en esa carretera y donde pasé buenos ratos con mi amigo Charlie. Sin embargo el primer recuerdo del club de las belgas es con mi amigo Abacuc, también lo pasé bien allí. Eran complejos de bares muy luminosos y brillantes en la costa del Sol. Sin embargo iba yo con Charlie durante los meses de verano del año 2008 y 2009 a un bar tipo irlandés que estaba un poco apartado y en un segundo piso, allí él solía beber su copa de Capitán Morgán y yo por entonces sólo bebía Fanta de limón y Nestea. Pero lo pasaba bien igual. Los recuerdos llegan ahora pero no con fuerza, llegan torpes y deslavazados en medio de un tiempo de cambio. Al parecer hemos vivido un mes de septiembre caótico y sinsentido y ahora nos adentramos en un octubre lleno de oportunidades que para todos significa un nuevo comienzo. No comprendo que todo lo que he vivido durante el mes de septiembre no tenía ningún sentido y eso ha sido y ha significado mis poemas viejos reunidos en una antología y presentarme después a un concurso de tipo literario, nada de eso tenía ya ningún sentido al parecer. Pero moviéndome por los tiempos modernos he querido obtener algún éxito con y de todos mis escritos y quizás lo he llevado a cabo en silencio y por ego...¿Pero qué importa ya? los mejores momentos son los del bar Robin a la altura de mis veinte y mis veinticinco años, aunque tengo recuerdos con treinta y menos años en los que yo me iba a ese sitio solo, caminando por los lindes del prado y confiando en El Señor.



Sin embargo me sacude la falta de inspiración ahora para escribir mis versos, mi nuevo libro de poemas y no sé a qué se debe, quizás a que ahora toca estudiar de nuevo Filosofía Pura o estudiar idiomas y que no debo tratar tanto de escribir, no lo sé. Realmente no lo sé. La pérdida de una vieja amistad femenina durante el eclipse de agosto me ha tocado un poco la moral, me he quedado sin la única ilusión femenina que me quedaba. Ahora debo tratar de tener otros comienzos, pero es duro empezar de cero sobre todo en una ciudad de provincias tan mojigata cómo Pucela, y tan llena de prejuicios donde hacer amistades cuesta un reino.

Todo es cansado ya, nuevas lecturas, nuevas ilusiones. Todo es cansado ya, los nuevos inicios me cansan y no sé cómo escapar de esta espiral que no es de violencia pero sí que es muy desagradable.

La ilusión por escribir se ha ido, la ilusión por escribir se ha gastado. No sé qué puedo hacer. Me aburro en el fondo y nunca antes me había pasado. Es un cambio, un cambio que se ha producido en mi. Cansancio vital de todo, todo es un espejo donde no mirar y no poder ver y los reflejos hablan solos entre luces hoscas y chuscas. No me gusta la vida que llevo, mi luz se extingue.
He de ser mejor para poder llegar a ser otro o simplemente el que he sido.
No comprendo mi vida inconspícua.

DISCURSO DE HUESO fue el nuevo título para el poema que se me había ocurrido antes de terminar mi poema SUFICIENTE VENENO y ya tenía dos tandas de versos ordenadas en el escritorio de mi correo electrónico preparadas para ser activadas en cualquier momento. Sin embargo lo que sucedió fue que se me ocurrió el poema DISCURSO DE HUESO antes de terminar el anterior, que realmente ni había empezado. Y todo eso era por algo.

Los veranos en la montaña con Alex, Alex y su casa prefabricada en la montaña. Buenos recuerdos de los davices y mi amigo Alex, días en los que todavía fumaba marihuana y era joven aún. Treinta años o menos en aquellos veranos con Alex y su casa prefabricada, en compañía de los davices. Así fueron dos o tres años. Un par de veranos y un par de Semanas Santas, por lo menos.

El recuerdo de aquella mujer de Palencia con la que salí una temporada vuelve al encontrarme una programadora militar en una fiesta de ordenadores que se le parecía mucho y los recuerdos son de un pueblo castellano bebiendo vino cuando el vino me sentaba mal, y de hecho luego no volví a beber vino y entonces recuerdo a Letzia en aquella urbanización-lugar-pueblo del sur de España con su coleta a cuestas detrás de la espalda y ella detrás en un coche en el asiento de atrás y conducían los davices y subían la cuesta con mi amiga Letizia a la espalda y una gran luna llena en aquel lugar en el que no apareció nadie y una gran luna llena siniestra bajo los árboles y son los mismos árboles en que el amigo David está pero está mirando desde su balcón blanco de casa alquilada y entonces él me habla de Londres y es una historia muy oscura y hay un perro que muerde y que duerme. Las mismas hojas pequeñas y brillantes de un marrón muy claro y acastañado, las mismas hojas sobre los árboles que llevábamos mirando crecer treinta años, con sus cortezas jaspeadas y su sombra paupérrima. Y esa gran energía interior y esa gran fuerza y ese gran sentimiento, ahora todo parece perdido y parece más lejano. No había nadie esperándome en el parque aquella noche plateada. Y luego en ese mismo jardín con unas cuantas cervezas verdes me encuentro al hermano pequeño de Jaime y paso un rato con él y sus amigos pues en la zona no hay nadie conocido y sólo estamos Álvaro y yo, los demás se han marchado o no han llegado y el San Bernardo que tenía el dueño del chiringo, que nos saludaba desde lejos por la noche en cuanto escuchaba nuestras pisadas...pero yo estaba solo aquel día y de repente tuve la sensación de estar muy lejos, muy lejos de todo y sentí temor y volví a la negrura espesa de mi cuarto y así lo necesité pero sabía que en el cielo había estrellas y que eso era bueno y también por mucho tiempo, ahora quiero pensarlo pero a través, a través del tamiz de otra vida. Y todo es así y no es de otra manera y en el fondo da igual. Esperpento y sombra.

Después llegó el frío y David llamó para contarme chistes y qué lejos quedaba todo, qué lejos quedaba aquel verano porque lo que sentía era frío y oscuridad en mi ciudad castellana y sin embargo en aquel momento supe que David también me llamaba desde un sitio frío y oscuro e incluso siniestro, porque había cambiado el tiempo para todo el mundo y lo que subyació fue una gran sensación de soledad y abandono y la presencia de un mundo espantoso, y aquello fue en noviembre cerca del día de los santos.

En ese momento nació mi poemario  LÍMITE INVISIBLE qu repasé después un verano del año 2001 y que presenté a un concurso y debió quedar bien colocado, pero no ganó.

LÍMITE INVISIBLE fue un poemario esotérico y de visión profética, sobre la sexta trompeta que habría de llegar al mundo y sobre La Biblia y el Fin de los Tiempos en un ambiente de soledad y de destrucción del mundo. Revelación 13.16.

Ahora comienzo a leer filosofía, a leer a Nietsche y a Montaigne...¿Y qué? ¿Qué se puede desprender de todo ello? ¡No lo sé!

Nuevo momento. Nueva vida. Nueva forma de hacer las cosas. Todo lo que ha quedado atrás, paseando por mi vieja casa, por mi viejo barrio de La Farola en Pucela. Paseando por lugares que han sido míos, por espacios que han sido mi territorio. Con una cerveza de cuarenta céntimos dando una vuelta por mi barrio, lo único que bebí aquel día, el grueso camarero cómo siempre acodado en la barra leyendo la prensa y el estanco a reventar de gente y luego una nueva tienda de diseño web que hace fotocopias también y parece ser que la casa de apuestas ya la quitaron, no he vuelto a verla. Debió ser un negocio que duró poco. Y ese mismo día tomar unas cañas con mi jefe en la Zona Coca, en el bar así llamado "La cabeza de María Antonieta", un bar muy elegante con cortinas color cuero. Ambiente marbellí.
Se me ocurrirían luego dos versos más para el poema DISCURSO DE HUESO y un poco mareado en el autobús empecé mi viaje a trasmano. El barrio cambia mucho cada muy poco tiempo, se están moviendo cosas allí, negocios que no salen bien. Cerró la marisquería Boxing.

Y luego salir por el lugar recorrido que es un pequeño tesoro sin mapa, andar y andar por el pequeño pueblo castellano y en un lugar concreto comprar una lata de Fanta y luego dos latas más de cerveza y sentarme en un parque a beber y después o antes coger dos libros de la biblioteca y pensar que vivo bien así, que soy un privilegiado, que vivo bien sin trabajar y estando de vacaciones en un día laborable y sin obligaciones familiares de ningún tipo, qué diferencia de mi vida relajada comparada con las vidas de otros donde todo es estrés. Un poco de lectura para pasar la noche después de haber pasado la tarde entretenido y un gran paseo por las inmediaciones de una urbanización de una ciudad castellana, todavía con buen tiempo y pasear así, tranquilamente.
Pensaba que habría pronto un terremoto a nivel global, pero no quería escribir sobre ellos: terremoto, lluvia de meteoros y asteroides y Gran Oscuridad y caos y destrucción por la tercera guerra mundial. No quería pensar en ello, pensaba mejor en ligar. Pensaba mejor en buscarme una amiga especial.
Me encontraba alegre y optimista e incluso me sentía atractivo.
Luego me dice un familiar que yo no soy una persona anulada, que yo soy más libre que nada y que tengo razón cuando digo que vivimos en una tercera guerra mundial porque hay una guerra económica contra España para que sirva de escarmiento a sus élites y las élites de España son atacadas por otras élites más poderosas y todo el mundo está mal, pero yo tengo dinero para tomarme una cerveza y soy feliz así y luego dispongo de interesante lectura y además se me ha ocurrido otro título para un poema: LA CIUDAD DE LOS DEMÁS, un título que guardaré bajo llave y que dará a luz un poderoso poema, y así me he pasado la vida, yo lo decreto, así me he pasado la vida escribiendo poderosos poemas entre cervezas y cervezas y copas y copas y porros y porros y abundantes y amenas lecturas y viviendo sin trabajar, mi vida no ha sido una locura, mi vida ha sido muy buena y relajada, pero tanta pasividad me vuelve un poco majara, tanta pasividad me da cierta claustrofobia. Pero ahora casi no bebeo y me encuentro mejor así, con una o dos cervezas al día.
Soy un privilegiado...

En el mes de septiembre que descubrí al grupo RADIO FUTURA me sentí bastante bien y bastante integrado, con amigos, planes e ilusiones. Ese mes de septiembre de cuando yo tenía entre diecisiete y diecinueve años lo pasé muy bien y lo asocio a una vez que estuve solo en el puerto de Estepona y más concretamente en el pueblo de Estepona esperando a un amigo con el que había quedado y cómo tenía dos horas de espera por delante me cogí una borracherilla por los bares de Estepona pero de Estepona pueblo y me pareció todo maravilloso y a eso lo asocio con las conversaciones con mi amigo Abacuc en aquel bar al lado del puerto donde él bebía vino tinto con limón y yo también de alguna manera, me pasé a su bebida un tiempo. Ya era más oscuro y más depresivo en la etapa del tinto con limón de Abacuc pero en la época en la que esperaba a mi amigo yo era pura energía y simpatía rauda y veloz, sonrisa siempre puesta y alegre caminar y estar. Un adolescente feliz y borrachín, sin complejos o casi sin complejos. No tendría entonces ni diecinueve años.

Recuerdo cuando vivíamos en una casa en el campo, tenía que llegar hasta el pueblo atravesando todo el campo. Pasear por el bosque me llenaba de energía. Yo lo sentía así. Paseaba por el bosque salvaje y me llenaba de una gran energía. Luego iba al pueblo y allí estaba mi amigo Ángel González tan moreno cómo siempre, que ahora tenía un programa de radio y me daba un espacio en su programa de radio para que hablara de la tercera guerra mundial y yo hablaba y hablaba pero el micrófono era muy largo y hablaba paseando por las inmediaciones del pueblo, entonces pisé una mierda y me distraje pero pisar una mierda es buena suerte. En otra ocasión llegué en autobús o en tren al pueblo, en vez de cruzar todo el bosque. Tampoco había mucha distancia de mi casa al pueblo, pero había que cruzar todo el bosque. Recuerdo que entonces había un hombre con un cuchillo y que su cuchillo se llamaba 1994, en 1994 yo presencié la muerte de un familiar y publiqué mi primer libro de poesía. Ahora también estaba leyendo mis poemas por la radio y había gente de Filología Hispánica, mis antiguos compañeros de clase, que tenían un grupo de teatro allí y yo estaba vinculado de alguna manera con su profesor de teatro. Lo pasé bien, aunque había familiares que me hacían la competencia y yo quería tener mi propio espacio porque eso era algo natural y con mucho celo cogía mis encuaderanciones con mis escritos de los años pasados y eso sin saber bien por qué, me dolía un poco. Creo que no quedó muy bien mi discurso sobre la tercera guerra mundial y lo iban a substituir por otra cosa, por mis escritos quizás...¡Ese gran paseo por el bosque que me llenó de energía! ¡A ese paseo le estoy muy agradecido!

Repasando mi vida el año 2016 no fue un mal año,  Entonces si repaso el año 2016 he tenido muy buenos momentos, sobre todo en verano. Pero también tuve buenos momentos en septiembre, alargue el verano. Lo mejor fueron los meses de marzo, abril y mayo en los que se podía beber en los bancos de los parques y me tomaba allí una o dos cervezas a lo sumo. Recuerdo mis viajes a Palencia en el año 2012, lo pasé bien allí. Y en el año 2014 hubo muchas chicas y muchas conversaciones y tratos con chicas. Eso ya no pasó en el año 2015 y en el año 2016 perdí la relación que tenía con dos amigas, lo que pasó en el año 2016 es que perdí a dos amigas. Realmente en el año 2016 lo pasé bien pero estando solo, estando solo en los parques y sentado en los bancos, en un pueblo castellano y en la Costa del Sol...pero realmente he estado muy solo en el año 2016 y las dos únicas chicas que quedaba con ellas perdí el contacto y la amistad, pero fui feliz estando solo y escribiendo en mis blogs. Era un año ciertamente místico, con mucha actividad mental e intelectual y abundantes lecturas de poesía y filosofía y novela.

Según Madame Blavatski, teósofa iluminista, tenemos todos los seres humanos un alto Manas y un bajo Manas. Tenemos dos egos y uno es el ego del Super Ser cósmico inmortal y otro es el viejo ego animal o Kama que está ávido de sensaciones y que pertenece a la tierra y por tanto es perecedero. Los términos teosóficos son acuñados del hinduismo o hinduistsmo. El Kama es animal y es bajo, pero es mortal. El bajo Manas arrastra al alto Manas en idea de Karma y el alto Manas puede pagar el karma negativo del bajo Manas y llevarlo consigo. Por eso el Super Ser sufre los improperios y desavenencias del bajo ego y cobra su Karma y lo lleva a otras vidas en sucesivas reencarnaciones, ésto al parecer es una evidencia.

Recuerdo una mujer miope de ojos azules en mi vida.

La mujer miope de ojos azules, yo veía su pupila casi negra abrirse mucho a través de un viejo ordenador PC de los años 80. Teníamos una cierta comunicación y yo compraba un sello grande cómo un sobre con dibujos de mis antepasados pero los bolígrafos que compré se me estropearon y ya no podía escribir la carta que quería escribir. La mujer miope de ojos azules quería ser mi amiga, era alguien de los servicios sociales o una agente de la seguridad. Estaba vinculada a mi de una manera que no entendía y todavía no estaba en mi vida.

PENSADOR DEL PRINCIPIO PURO  es el nuevo poema que he escrito. En destacado en mi correo Gmail junto a otros poemas que todavía no he pasado a limpio. Allí se encuentran SUFICIENTE VENENO y también el otro poema que se me ocurrió después. Y también algo de LA CIUDAD DE LOS DEMÁS. Todo ahora son bocetos de poemas pero no hay un poema concreto y siento que no puede ser de otra manera, más por menos y menos por más.

Por fin puse en uno de mis blogs literarios el poema SUFICIENTE VENENO que al final fueron las tres tandas de poemas escritas en el correo electrónico pero no fueron con ellas los versos apuntados en la libreta porque no los encontré. El poema quedó bien, no es de los mejores que he escrito pero es bueno. Ha nacido de tres o cuatro noches de soledad y lucidez y unas pocas cervezas, un par de ellas cada vez, escrito al caer la noche.

Hay algo de lo que quiero acordarme y es una ciudad en la que fui a vivir y en la que al parecer tenía una moto, la ciudad tenía un casco viejo muy movido, una zona de marcha por la que yo salía con unas blancas paredes de piedra. Me gustaba esa ciudad en la que yo me encontraba desarrollando un trabajo allí. Recuerdo sus paredes blancas de piedra y eso me lleva a recordar la vez en la que estuve unas cuantas horas paseando solo por Soria y había unas calles del casco antiguo que se abrían en una calle recóndita donde antes ya había estado, ese lugar me encantaba y pasé por ahí varias veces, una de las veces que pasé tenía unas cuantas cervezas encima y aquello fue a finales de los años noventa cuando un amigo me llevó en coche y lo pasamos bien, me gustó estar solo recorriendo la ciudad. Todo me lleva a recordar a cuando viajé a Segovia una vez en autobús desde Madrid sólo para estar en la ciudad y recorrerla y pasar la tarde y la noche. Aquel bar al lado de la carretera donde había prensa local y me tomé unas cañas y luego alejado del ruido estudiando las tiendas de vinos...¡Qué aventurero fui ese día que me cogí un tren de Madrid a Segovia! No entiendo muy bien por qué lo hice. LLegué muy de mañana y no me encontraba bien del todo.

Luego el paseo EFECTO por Estepona. El paseo EFECTO era un lugar de bares y sociedades que había por fuera de Estepona, cerca de las urbanizaciones. Yo tenía un teléfono móvil diminuto que era cómo un bolígrafo y llamaba a mi hermano porque me había perdido por el paseo EFECTO pero mi hermano estaba llorando y yo no sabía por qué, me iba a contar algo y al final no me lo contó y yo seguía perdido por el paseo EFECTO de Estepona que era un lugar muy soleado y agradable, lleno de bares giganstescos y de clubes sociales donde estaba mucha gente, antes había discutido con mi cuñado que dormía en la misma habitación mía y de mi hermano y me había comportado con él de manera muy desagradable porque venía mi amiga Letizia a Estepona y yo tenía celos y rencor de que no me hiciera ningún caso o de que no me pudiera hacer ningún caso, entonces luego por el paseo EFECTO cuando quería volver a la urbanización de Estepona a encontrame con mi amiga, me perdí. Pasé horas en esa situación, pero el lugar era bonito. Tenía poco más de veinte años.

Luego recuerdo que bajé al cementerio a encontrarme con mis amigos pero no había nadie, todos se habían marchado con mi amiga Letizia y entonces mi amigo Federico que por entonces no salía ya con nosotros me presenta a una amigo suyo que era igual que mi amigo Manuel para que nos hiciéramos amigos y ese chico que era ejecutivo me invita a una copa y me da conversación durante poco más de media hora y luego se marcha y ya no lo vuelvo a ver en la vida, era igual que mi amigo Manuel y fue de alguna forma cómo volver a reencontrarme con ese amigo, son cosas que no suceden por casualidad y ahora lo sé, años más tarde perdería también mi amistad con mi amigo Manuel, lo que me dejó un gran vacío.

De ahí nació el poema EL AMOR TE ATRAVESARÁ CÓMO UNA FLECHA, que luego se perdió porque le entró un virus al odenador y no lo había guardado en un pincho.

Apuntó ese ejecutivo las dos copas que nos tomamos en una comanda que decía DOS COMIDAS y entonces recordé las bromas que hacía con las comidas de manera cruel mis amigos sobre mi amiga Letizia y me di cuenta de que se estaban divirtiendo a mi costa y de que me estaban tomando el pelo, pero no lo tuve en cuenta porque por esa época y sin saber bien por qué mis amigos me tenían envidia.

EFECTO DOS COMIDAS es el nuevo poema que voy a escribir, será de tinte surrealista y hablaré de la vida y sus contrarios. Ha nacido un nuevo poema.

Cuando llegué a mi banco del parque para sentarme a beber mis dos cervezas yo había recordado un mes de abril y mayo soleado en el que estuve feliz en mi banco del parque, sin embargo me dijeron que los meses de abril y mayo fueron lluviosos, yo tuve buen tiempo sin embargo y no sé cómo sucedió, también en mi banco no llovía cuando en el resto de la calle empezaron a caer gotas y me moví de allí y entonces me mojé pero antes no. Sin embargo mis recuerdos me llevaban a unas chicas traviesas que me hacían señas en la estación de autobuses aquel día que viaje de Málaga a Madrid en autobús o quizás fuera un viaje menos largo, pero ahora no lo recuerdo bien. Esas chicas traviesas de la estación de autobuses con sus graciosas poses y mofas que un día me dieron aliento cuando estaba de un excelente buen humor, las recuerdo ahora y no sé bien por qué, quizás porque no me encuentro en un buen momento de inspiración poética y recuerdo mi cuento TAN SÓLO UNA VEZ MÁS que se perdió y que era un llanto y un gemido por la pérdida de un amor a mis 25 años, un cuento bello pero angustioso que se perdió y que de repente echo ahora de menos pues me hubiera gustarlo saber qué fue exactamente lo que escribí en aquel momento.

En la libreta empecé a escribir EFECTO DOS COMIDAS y me di cuenta de que era un poema muy flojo, pero realmente lo que sucedía es que todavía no había empezado a crecer la luna y no me llegaba suficiente inspiración.

Comprobé que era peor poeta ahora con cuarenta años que antes con veinte años...¿Pero qué podía hacer? Hay que ser bueno y espiritual y amoroso con los amigos y la familia y eso es lo importante y no tanto haber perdido mi talento.

Hay que ser un buen cristiano y si se puede un buen poeta, pero lo importante es ser un buen cristiano.