SÓLO SOY LO QUE SOY SÓLAMENTE
Aspiro la podredumbre que vela el rostro de lo que he sido en los contornos afilados de una oscuridad que aún permanece en mí abrazada a un ramo de la suerte, a una caricia lívida sin corazón, a un espasmo incoloro, a una garganta que frena el peso de las palabras y las vacía. Oleadas de temor se incendian detrás de mis ojos y mis manos acusan al fantasma de lo que perdí y al borde del precipicio mis pasos caminan solos y aguardan un salto a la esperanza. Sólo soy lo que soy sólamente.
El mar desnudo de un hueso vertical es el gesto del muro que me distancia de lo predicho, un beso astral confirmado por una luz en negra llama y palabra que se sincera para apoyar la dirección de la caída cubierta la esperanza de cenizas migrando a los espacios huecos de los sentidos asesinados... Sol negro y frío que al consumirse lo consume todo.