EL SARPULLIDO DE LA MOSCA
No lo nombres por su escama dulce
ni persigas el patio satino de rubor y farándula,
otra vez el vicio de perdonar y sus consultas
en medio de otranadas rebeldes, puntiagudas
con sus veces de memos y sus comparsitas azulejas
pero éste es la piedra tercera y la esquina en cobalto
no se ha quedado al refrán que no pasa y es goma
para ser sin sentir el desgañito columbra fino
porque es distinto los siete amables y los dos correctos
a riesgo de que salgas de aquí.
Conchita bebe zumo progre y hace levantiscas
de su colcha de pan se han levantado las enaguas
del concierto de dedos que rapiñan y actúan
por eso pensaba parecido esta semana fresca
de semáforos rombos y pasto perfumado.
He convertido la sabandija en oro en paño
y otros mueven su colon para no aparentar
otra movida en el disco de tela de la coraza que no brilla
para hacerme pesado bajo las sábanas y en Cantabria.
Todo es pasar.
La luz ha sido toda vaciada
y es contigo cuando todo bastaba,
rascas los días, bajas escaleras,
recuerdo el sol cuando estaba vivo,
no hay nadie en la estación.
Supuración de vísceras en extremas ideas,
colgantes en el camisón.
No es lo mismo domar la vida que tomar Sevilla.
Los remos de la gente se hacen cigarros solos.
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