Vuelvo al lugar donde otra vez estuve y el tiempo era distinto.
No he regresado.
Tan sólo espacios entejidos de oscuras transparencias.
Tan sólo espacios destejidos de oscuras transparencias.
No he regresado.
Hemos pasado al tacto de la luz.
del recuerdo.
y sobre el que he trepado.
Pero mi destino no ha sido próspero.
No he regresado.
has llegado a casa.
teléfono 929 126 300.
el asfalto empezaba a emanar un calor que llegaba por encima de las líneas telefónicas
y en las terrazas
los hombres como objetos sin frenos
comían su deseo bajo el auspicio
de grandes depuradoras,
las fachadas contagiadas de luto,
y los muñecos mudos
bajo el bochorno del primer hastío
primaveral
y los seres pensantes con sus trajes de lluvia por la duda
y mujeres con zapatos a cuadros
al camino de la cola del paro
y enfrentados helados y regalos,
ni indicios concluyentes ni señales que basten
a distinguir con claridad
y todo existe como yo lo veo,
y existe todo como yo lo entiendo
bajo un precipitado sol de agua
los maniquíes están a un paso del raciocinio
las inspecciones del espíritu van en busca de una mayor verdad
y algún día emitirán juicios en virtud de algún conocimiento
y es probable que más adelante sigan ciegos impulsos,
guíen sus cuerpos por impulsos ciegos,
disfruten del buen tiempo.
Dependerán de Dios
y también serán términos medios entre Dios y la nada.
Esperarán que Dios les haga comprensibles
o esperarán a que Dios se deje comprender.
No sé.
No sé qué pasa.
He debido cometer un error.
Observo el plástico y la cera de estos cuerpos,
sus designios funestos
que un día habrán de dar la vida.
NO TODO ES VERDAD LO QUE ESTÁ AÚN EN LOS OJOS
No todo es verdad lo que está aún en los ojos
hay otra magia transparente y amarga,
como negra medusa viscosa en los fondos helados del alma
envejece las caricias en las manos,
desvincula,
como la punta de un cuchillo que se parte en el hueso
en cada esquina un anticipo de la muerte que nos sacude con su saña animal,
silba una rara melodía que envenena los tímpanos,
camina hasta encontrar la transparencia.
No todo es verdad lo que está aún en los ojos
a veces algo yace congelado en el fondo,
dulces estancias o abrasadas puertas
donde nada es fatal ni es término ni aurora.
No todo es verdad lo que está aún en los ojos
hay otra magia transparente y amarga,
un álbum de temores compartidos
que un día se hará colcha de ceniza.
No todo es verdad lo que está aún en los ojos
cuando nada es verdad.
ODA AL ÍDOLO MUERTO
(CÁNTICO A MI PROPIA IMPOTENCIA)
Quiero honrar con mi cuerpo a los acólitos de mis exequias,
quiero hacer edad de oro de sus cabezas
para que no me clamen muerte a mis ojos
ni golpeen mi pescuezo con sus guirnaldas de oraciones.
No quiero nombres sobre nuestros cadáveres,
no me hagáis enterrar parte alguna de mí
ni exhuméis mis palabras para mirar a gusto su deformidad
porque yo soy la doble puerta,
yo contengo el espejo que se abre
y en el que os reflejáis,
esa inquietud que os transforma en verdugos
en víctimas y en aclamadores.
Mira cómo han reinado en nuestro pozo difunto todos los odios chapoteando en la oscuridad.
Mira cómo ha rugido el mecanismo del tiempo
mientras nuestros corceles blancos nos esperaban
pensando en caminar hacia la luz.
El sabor es metálico,
este pasado es un óxido siniestro,
es un obsceno jeroglífico escrito con esperma,
una raya de sangre en la boca del vidrio tallado,
una muñeca cansada de girar
bajo unos ojos muertos tras la dureza de su caja de música,
afiche de una danza macabra colgada de una sombra,
ahora es la doble oscuridad,
es el rancio color de lo que no se agota
en la serena frialdad del sexo imperturbable
y me encontré con aquellos que querían matar mis sentidos
para que en mí no hubiera un sólo vínculo que se fundiera con el placer
pero yo sobrevolé sus alas negras,
atravesé sus párpados de plástico,
era blanca la noche como la esfera de un reloj,
posaba mi memoria sobre aquella ciudad que fue una plataforma sin cables
y todos mis recuerdos se movieron entre sus luces como luciérnagas
pero a sus plazas jamás llegó el olor de una noche de lluvia
aunque en sus piedras morasen gatos negros,
enormes gatos negros como perros y pequeñas personas como estampas felices
y aunque sus columnas no contuvieran ninguna pureza
gustaban caminar encorvados
y sus palabras se volvían harapos,
porque su voz se escucha como frases herméticas en estancias selladas,
su canto era letanía,
siquiera cuando en su cerebro se extendía una mancha de vino
parecían juntarse y celebrar,
pero siempre con el labio cobarde,
pero siempre con el puño apretado y la arena dorada. Yo
que siempre quise detentar el invisible cetro de la belleza
y escapar al influjo de sus designios
y ahora oficio la crispación de las sombras.
La mariposa encuentra la luz pero se abrasa en ella,
el poeta ha llegado a lo genial.
Es el momento de descansar bajo los párpados
y de encerrarse en las entrañas de las plegarias,
es el momento de desandar el viaje que no existe,
de ahorcaros con la más bella cinta de mis palabras,
de despertar en el suelo del bosque del que mana agua fresca
y de encontrar la forma que me permita camuflarme en el hueco
del manto mágico de desaparecer.
El poeta ha alcanzado lo genial
y ya no puede mirar hacia delante.
La mariposa ya no puede volar y la llama prosigue.