LUZ DIFUMINADA QUE ABRE UNA BRECHA EN LA QUE ATURDIRSE HOY
La estancia fría y doblegada sobre el espectro invernal
que acecha sobre el niño que se vuelve pájaro
sobre lo que dormita el silente cabestro que se anima con el desodorante
y el que da espacio a las sombras ante su plato de espaguetis,
vaso de leche luego y vientre mejor
después la alcoba permuta al calor de la estufa para echarse la siesta,
cuatro retratos al carbón
y el rey cinéfilo escaldado con su plato de sobras
en los días de su vida,
en los que representa una cara de mono que merienda Nocilla,
y el contubernio de las voces que te sigue detrás,
la guillotina de plástico que de nada nos sirve,
las zapatillas de cartón que pisan plastilina,
los aviones de una sola ala en los que soportar
un carisma interior de la cabeza que se aneja de la oscuridad,
canicas que se cuadran en los puzzles diseminados,
soportables íntimos y adivinanzas de colores,
sopas de ajo con lentes de contacto,
lupanares de mujeres morenas con la ropa esparcida,
ortigas de cal en consentida fama que las atrapa,
ojos en la rodilla que rodando te representan,
luz difuminada que abre una brecha en la que aturdirse hoy
con la ropa de la esclava,
con la diadema rosa que decora una cara de broma,
los monigotes bailando metidos en tus ojos,
salutationes en los libros azules que se despejan,
filamentos para las fábulas con plomo y daga dentro del espejismo
del tiempo que se hacía un proyecto que por nombres te llama,
lamentos para perdurar,
ensalada de gritos,
vocablos de la verbosidad que ya no conocemos,
llegar hasta la página final
y llegar al final de la página.
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