EL FIN DE TODO QUE AHORA EMPIEZA
Con la conmoción cerebral
con el plomo del sueño que abre grietas
en las puertas que abren puertas
casi hasta el muladar sin río
desde el que te escribía María
y ellas hacían pasteles para la Barbie
y los obreros venían de trabajar, decían,
pero estaban borrachos...
Una serpiente incolora que da vueltas y vueltas
sobre la comida que se llama Zarzuela
pero no es música.
Indios pequeños en los zapatos,
fulgor de las monedas de cincuenta,
grada cobarde que riendo aplaude y riñendo aparca,
hombres que por fin tienen su día,
chaquetas de piel, pagar con tarjeta,
muchas horas tiene el día...
Zorritas tibias con hombres que se mueven solos
y sonrisas que tiemblan,
el universo desconocido en un botón de cuatro ojos,
teléfonos que ahora se cuelgan solos,
malos de condición sin poder entender quiénes son ellos,
poquísimos pellejos desde el que ver envejecer
y poemas muy malos.
Almenas falsas decoradas,
cumbres del pestillo,
rubor de fauna purulenta,
huevos pegados al culo como los tigres,
dos cuentas pendientes con Dios que debes resolver,
el fin de todo que ahora empieza
como otra vez y la vez anterior,
ojos cuadrados,
putas paranoyas.
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