ÉSO LO DICE TODO
Tiempo que se basta a sí mismo.
Oscuridad rotunda que se reconoce.
Años pasados, días de invierno.
Sopor que se enfrenta al goce de no hacer nada.
Música de discoteca en bares con lentejas.
Películas de los años cincuenta o similar.
Espejo negro de cristales opacos.
Sentido en la apariencia y su peso.
Genial lectura que no recuerdas.
Caras que se borran.
Días que no recuerdas.
Mujeres maquilladas para no parecer maquilladas.
Hamburguesas que pides sin queso para no pagar un poco más.
Años enteros que no recuerdas.
Invenciones de tu vida, lo que crees que ocurrió pero que realmente nunca fue así.
Mentiras que te cuentas.
Textos biográficos fingidos que sin embargo crees.
Sensibilidad a un nivel de retraso mental.
Beberte los posos del café.
Beberte la pulpa del zumo de naranja.
Comer salchichas crudas sin cocinar.
Chismes de la familia que ya no te interesan.
Noticias de política que ya no te interesan.
No ver la tele.
No escuchar la radio.
No confiar en internet.
Los amigos que has perdido son muchos más que los que tienes.
No haber aprendido a planchar todavía.
No haber aprendido a conducir.
No haber aprendido a hacerte el nudo de la corbata.
Éso lo dice todo.
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