EL DESCAMPADO
Una vez en un descampado
conocí una casita de chocolate con almendras,
era un pastelito que decía iré a por ti,
pero se quedó cubierta de caramelo de fresa,
y ya no me gustaba,
era una casita de fresa con agonías de muerta,
era una casita de hombre en la piel tensada de niño,
y cada día, cada día,
estaba más quemado y se decía:
"Este país de los pitufos tiene cuatro esquinitas
y por alguna de ellas va a tener jodidamente que reventar"
Y se burlaba de él hasta la gente que le quería,
la vida es dura, claro está, por eso un día
el diablo sintió pena por ese chico,
más bien sintió debilidad,
caminaban juntos por la casita de chocolate,
se fumaban la casa y la casta y no eran malos ni nada,
pero el diablo sintió pena por ese chico
y le ofreció dos pases de platea
y no le volvió a ver ni nunca más,
más,
más,
otra, otra, otra...
La chica del descampado
yace muerta y enterrada.
La poetisa
tiene una hermosa tumba.
Nadie le niega a Dios tres veces.
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