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jueves, 29 de agosto de 2019

MARIONETAS DE MÍMICA

Perfiles diminutos, con un pie tampoco paga. Valladolid, quinientos cincuenta mil cuerpos acolchados de carne. Haremos una calle con los vendajes, las pléromas cuadradas se sirven de algo en esta faena del gasto del bicarbonato, un dos sobre otro dos, y la pregunta no se acierta, la madera se incendia, polvo al polvo y ceniza a las cenizas y espejo de todo lo demás, todo lo demás.
Brindar feliz.
El que tú eres es el impostor.
El impostor y el que tú eres.
El impostor que eres.
Comidas de viejo, cocina fácil.
De la manera pequeña la tierra.
Organismos solos.
Muelas.
De la manera pequeña la tierra, la mala fama de resbalar, hacerse la cama, el control global, el sabor de lo evidente, un agua fresquísima al lado del detergente en polvo.
Veinticinco céntimos.
El paraguas de huevo y las aguas corrientes, también las aguas sucias.
Los distritos que empiezan a hablar.
Cordel de polvo enfermo, un poco de película y sus doses, guerra joven, altas miras, gente compartiendo piso para llamarlo ahora coliving y hacerlo tendencia por no tener recursos.
Ponerse de moda ser pobre.
Literatura sin grasa de los dulces péndulos de la estima que ahora flota sobre las rocas atacadas, comunidad con rimel . Dulces péndulos que impulsan al cambio pero estamos atrás, marionetas de mímica.
Filtros para los líquidos.
Ponerse de moda ser pobre pero no estar de moda.

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