No me había traído suficiente ropa ese verano y una vieja amiga nacida bajo el signo de Aries con la que estudié Imagen y Sonido me dejaba unos pantalones que eran unos vaqueros cortos color tierra y que me estaban un poco grandes.
Cuando llegué al supermercado para quedar con ella, ella me pasó los pantalones y luego me dio por caminar deprisa, muy deprisa por el puerto de la ciudad marítima, caminaba tan deprisa que choqué con un señor y le disloqué el hombro, pero luego se lo volví a poner en su sitio.
Había estatuas de los grandes militares que habían sido para España en la base naval que visitaba, las estatuas estaban colocadas encima de una pasarela y me miraban, eran los grandes estrategas que había tenido España que por fin tenían su estatua, pero parecían muñecos o soldaditos de plomo, había algo de irreal y de fantástico en todos ellos.
El guardián de la base naval tenía una gran barba por un lado y por el otro lado de la cara estaba completamente rasurado, supongo que para crear confusión en el enemigo y pensé si quizás se había puesto de moda dejarse un lado de la cara completamente repleto de barba y afeitarse muy apurado el otro lado, de todas formas había un perro guardián al que habían disfrazado de dinosaurio pero era pacífico y yo pasaba a su lado y no me hacía nada.
En la base me vendió dos camisetas rusas para mis sobrinas un chico que trabajaba allí, también le dije que si vendía tabaco porque tenía muchas ganas de fumar. Yo tenía que coger un tren hacia Madrid.
El problema era que no podía encontrar la salida de la base naval, había un camino de tierra y unos sembrados que daban a la autopista y la autopista era la autopista de Madrid, pero yo no encontraba la salida.
El chico que vendía camisetas también vendía pantalones vaqueros de imitación, pero a treinta euros. Sin embargo las camisetas costaban sólo 50 céntimos...¿Por qué eran tan baratas las camisetas rusas? No lo ´se. Pero eran muy bonitas. Después se las vendía a mi madre por un precio mayor pero ella notaba que la estaba timando, se daba cuenta de que las camisetas me habían salido más baratas y ella las quería para mi hermana, el precio se lo digo en pesetas y ella me paga en pesetas o está a punto de pagarme en pesetas. Volvíamos a tener la peseta en España y se podían comprar las cosas tanto en pesetas cómo en euros.
Cuando cogía el tren, el tren arrancaba sin mi y cuando volvía subir al tren, el tren me dejaba en tierra por un sistema aerodeslizador y no conseguía viajar hasta Madrid. Logré coger otro Tren pero era el que iba del pueblo marítimo a Málaga. Debíamos haber estado en Cádiz. En Málaga tenía un amigo pero el amigo había cogido el mismo tren para Madrid que debería haber cogido yo, pero con éxito.
¿Por qué no podía viajar hacia Madrid? ¿Qué iba a pasar en esa ciudad para que Dios me estuviera impidiendo llegar allí? ¿Habría un atentado terrorista pronto? ¿Habría en Madrid un gran atentado terrorista y por eso yo no podía estar allí? ¡No lo sabía!
Tenía recuerdos de la base naval, era casi cómo un pueblo...me pareció entender que ya había estado allí antes.
Y el día anterior disfrutar de muchas horas frente a la pantalla de la computadora, ante unas visualizaciones muy divertidas, muy entretenidas...y el libro de Nietzsche sin leer...
Supe que pronto Madrid sufriría un gran atentado.
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