El mentor sacó unos frutos de pulka y yuma, la chica era de Wichita, era norteamericana y se limitaba a observar, tenía una gran coleta rubia recogida a la espalda, el pelo ya muy largo ya.
Para el azar creativo se hacía submarinismo y también caligrafía, los monos amaestrados recogían las nueces del suelo y barrían el templo con un mandil azul con motivos florales. Debajo estaban las motos aparcadas de hace más de cincuenta años, todavía en uso.
Yo sabía que habría una cena con la gente de los Estados Unidos pero esta vez sólo llegaron las chicas y pensé que era una cena de chicas y que sería un estorbo si me sentaba a su lado, pero me sentía atraído por la chica de Wichita y me puse a su vera.
--Si hablan conmigo yo hablo con ellos--dijo.
Y yo tenía miedo de las abejas que salían de los vasos de zumo tropical, detrás de la verja ella me explicó que sus padres eran camareros hindús que trabajaban para el gobierno de los Estados Unidos, me fijé en ella y por un momento me pareció que podría tener algún rasgo exótico.
--Todo es igual detrás de la verja--me dijo--.Todo es lo mismo.
Y entonces me pareció vislumbrar unas casas similares a las construcciones de los pueblos alemanes pero en versión más pobre, podría tratarse de la frontera de Hungría, y eso si no lo estábamos imaginando.
Luego por el pueblo los viajeros turistas del autobús se desperdigaron, no tendrían más de treinta años ninguno. Desde lejos parecían hormigas rojas recolectoras, en el bolsillo me quedaban 150 euros.
Me entró sueño y me recosté a dormir con un almohadón de plumas muy pesado, los zumos me habían dado más sed.
Desde la soledad del templo miraba las estrellas, dos de ellas hacían conjunción, había una gran belleza en aquella noche clara, sin embargo las estrellas no eran demasiadas, miré un rato cómo me crecían las uñas de las manos, sentía que me crecían las uñas de las manos al escuchar el sonido que llegaba del pozo.
El Maestro nos habían enseñado que teníamos que ser creativos y buscar la belleza y siendo creativos y buscando la belleza podríamos estar en el Amor, así, mientras el planeta entero estaba sumido en el Dolor, nosotros viviríamos sólo en el Amor.
¿Pero qué iba a pasar en el mundo para que el planeta entero se sumiera en el dolor?
Despacio iba aprendiendo a no dejarme influenciar por las políticas de los países y por el miedo en toda sus formas que hacían brotar en las mentes del pueblo sus gobernantes para alcanzar y tener un mayor control sobre ellas.
El miedo conduce a la oscuridad y la oscuridad a la falta de amor y la falta de amor conduce a un mayor miedo, al final la vida en el mundo se convertía en un infierno.
El Maestro nos había enseñado a centrarnos tan solo en la creatividad y a tener bellos pensamientos y a rodearnos siempre de gente agradable y positiva y a ser posible dulce y simpática. Debemos lograr tener el mejor entorno posible para que se posibiliten nuestros sueños y se materialicen nuestras esperanzas y así, viviendo en la ilusión, seríamos más dignos del Amor de Dios y de habitar junto a todos los demás seres de la Tierra.
Yo trataba de hacer mi trabajo espiritual y vencer el miedo por medio de la creatividad, sin embargo era una responsabilidad saber que el mundo estaría sumido en el Dolor y había cierta cobardía y un cierto mirar hacia otro lado en el hecho de no participar de la mente de ese colectivo que estaría así por algo. De alguna manera sería cómo estar fuera de la realidad y no querer agobiarse por querer buscar remedios o soluciones a los problemas que pudieran plantearse y así mediante el hábito del ejercicio de la bella caligrafía y el Ikebana y también del arreglo de jardines, uno podía inhibirse de los problemas del mundo y ser más feliz, pero los problemas estarían allí y para todo el mundo. Sencillamente con cierta mente negativa acababa pensando que no mirar los problemas del mundo ni instalarse en ellos tampoco era una solución para todo lo que pudiera estar pasando o estar por suceder. De alguna manera cierta cobardía y arrogancia emanaba de aquella situación y no podía sentirme totalmente cómodo a gusto y feliz.
Era sensacional bañarse en la piscina prefabricada y luego al salir todos dejábamos los relojes sobre una estera y al ponérnoslos las baterías estaban calientes y quemaban un poco la muñeca, era un dolor agradable que nos obligaba a sentirnos vivos. El Maestro nos trajo a todos una piscina prefabricada en el templo para que nos olvidáramos de los problemas del mundo y nos centráramos sólo en nuestra creatividad, entonces yo recordé las escuelas de Madrid donde un día fui a pedir un trabajo. Recordaba sus muros amarillos y su techado de ladrillo rojo, ahora estaba viviendo algo muy distinto pero me gustaba recordar cuando viví otra vida, era cómo si me hubiera desplazado a través del espacio y del tiempo y todo lo oía, todo podía escucharlo y todo era bueno, lecciones.
Antes de la chica de Wichita había conocido a una joven gordita con la que tuve un rollito pero ahora había desaparecido bajo su vestido de gasa, fueron unos momentos buenos cuando me gustaba acariciarla y pasé un tiempo agradable con ella que me hizo olvidarme de los problemas del mundo, de hecho los escarceos amorosos son siempre lo mejor para olvidarnos de las penalidades del planeta Tierra, ahora quedaban pendientes la tercera guerra mundial y la caída del asteroide porque en el colapso del sistema capitalista ya estábamos entrando. Y yo seguía teniendo hambre y los zumos tropicales seguían dándome sed.
Me convertí en un profesional de algo, pero no sé de qué.
Un día el Maestro nos avisó de que al volver a casa era mejor que almacenáramos comida y agua para al menos tres meses...
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