Los ojos de la gente, la libertad de las personas.
Y lo que explora.
Los ojos de la gente, la libertad de todos.
Sólo otra vez.
Y lo que se dice.
Los ojos de la gente cambian.
Cambia la realidad de las personas.
Y tomas aquello, coges aquello, tomas lo otro.
Mujeres de setenta años con un pijama.
Pisos prefabriacados, piscinas metálicas.
El tiempo ardiendo en la superficie dorada de una flor,
cuando es pronto para decirse.
Lo complicado se tuerce,
y el enigma aparece.
Los dos.
Las dos.
La.
Do.
¡Landó!
Pequeña ventaja siempre,
siempre la pequeña ventaja
y pequeña amortajada.
¡Morata de Tajuña!
¡Moraleja!
El relato empieza de una manera que no es posible, alguno que busca algo que no sabe donde está y se vuelve una cosa tonta por unos instantes y luego hay un dolor pero es un dolor de espalda y en la cocina una pechuga de pollo por hacer.
El relato empieza así y mientras lo cuentas alguien va barriendo y alguien se deja el frigo abierto.
Y entonces el tiempo empieza a cambiar.
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