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martes, 22 de enero de 2019

EL ARTISTA SINCRÓNICO

Comentaba algo del autor del lenguaje secreto de las grúas y de la moda de llevar un trapo en el bolsillo de atrás. Las luces se habían fundido y la camarera se parecía a la agente de turismo que vimos después y yo me parecía al que había entrado en la sala de exposiciones cinco minutos antes y a uno que cogía el autobús en el mismo lugar dónde ya había desistido de cogerlo. Seguía hablando con Mumba de la moda de llevar los pantalones pesqueros justo cuando poco después apareció un barbado energúmeno con calcetines fosforitos y bambas amarillas. Era cierto que no hace mucho comenté con un amigo que fumaba puritos la necesidad de raparse la cabeza y comprarse playeros y camisas amarillas cuando apareció un chaval vestido de manera estrafalaria para venir a concretar nuestras abigarradas teorías. De todas formas los ancianos ya se habían untado el pecho de Vics Vaporús para asistir a la película sobre la arquitectura en el nazismo en aquel bar de Pikaxens que tenía salas bobas. Yo iba ya por mi cuarta mismidad, por el cuarto asombro de mí mismo y me daba la mano todos los días y olía bien. Las esculturas eran gigantescas y estaban talladas en madera y Mumba y yo a la entrada del museo las admirábamos con miedo a que se nos cayeran encima y de repente todo pasó a ser grandioso: la arquitectura del nazismo, las esculturas de maderas, las figuras de la exposición de arte plástico en el museo contemporáneo. Y yo saqué unas gafas pensando que nunca mi amiga Mumba me había visto con gafas y entonces mi amiga Mumba sacó sus gafas pensando que yo nunca la había visto con gafas y nos miramos los dos con las gafas puestas. El chocolate me costo 4,70 y 4,70 era el precio de la entrada al museo también. Saqué dinero del cajero y mi número de cuenta era el mismo que la matrícula del coche de mi amiga Isidra. Entonces empecé a pensar si hay cosas en esta vida qué suceden por casualidad o hay un lenguaje secreto en todo, lo mismo que en la novela el lenguaje secreto de las grúas que nunca leí porque era muy triste. Entonces soñé que me pasaba la noche hablando en una sala vacía y luego me paso la noche hablando en una sala vacía.
Justo cuando pensé que llevaba tiempo sin ver a mi amiga Isidra porque quizás su padre estaba enfermo, apareció en el bar un señor que era igual que el padre de mi amiga Isidra comentando que se encontraba en perfecto estado de salud y hablando de su lugar de procedencia que no era otro que el mismo que el del padre de Isidra.
Me enamoré de una astróloga por internet, pero ella vivía muy lejos y era imposible que nos conociéramos. Entonces me la encontré en una biblioteca pública, parecía mentira que pudiera ser ella pero era ella. Nos chocamos sin darnos cuenta incluso, el uno contra el otro, y entonces ella musitó unas disculpas y pude ver por la voz de que no se trataba de la misma persona pero el parecido era inmenso...¿Tenía algún sentido todo lo que me estaba ocurriendo?
No puede más y traté de buscar en Google una explicación a todo lo que me sucedía y acabé en manos de una secta, se hacían llamar los discordianos y creían en la diosa Eris. Según los discordianos la diosa Eris es la que prepara todas las sincronías que nos suceden en la simulación de la realidad en la que vivimos y que no es la verdadera realidad, pues todos nos encontramos viviendo un sueño pero algunas personas son más conscientes de ello y otras no. Los discordianos querían hacer posible para todo el mundo su inmersión en la Realidad-Sueño que no es la realidad real pero no hay otra ni existe otra posible y todo es ilusión, vanidad y perseguir el viento como dice el Eclesiastés.
Una amiga que estaba en París me dijo que veía la tele en su móvil mirando la torre Eiffel desde su ventana, esa misma tarde encontré un dibujo en internet: era una chica que veía la tele en su móvil mirando la torre Eiffel desde su ventana.
Cuando edité mi primera novela, cené con los editores de mi libro, y uno de ellos me comentó que tenían un amigo muy pesado al que apenas aguantaban, se fueron de vacaciones y cuando estaban comentando que qué bien estaban en la playa sin el pesado de su amigo lo vieron salir de entre las olas y venir sonriendo a saludarlos, habían coincido en el mismo lugar sin haber comentado ninguno nada al respecto...¿Por qué se producen esas situaciones?
Yo en ese momento palidecí de terror pues me había pasado exactamente los mismo o una cosa muy parecida y estuve intranquilo toda la noche...¿Todos recibimos las respuestas del cosmos en el momento preciso?
Desde el punto de vista teológico todo ésto pertenece al Plan Maestro, el plan que ha trazado Dios para nosotros. Existe también una explicación pagana cómo ya he comentado antes y una explicación científica sobre fuerzas cuánticas difícil de creer y asimilar pero que puede llenar la curiosidad de muchos, una cuestión de la física operando directamente gracias al poder de la mente...¿No es más sencillo creer en una Voluntad Divina?
Después tenemos una explicación  escéptica y completamente racional, y es que todas las sincronías se deben a la más pura y simple casualidad. La casualidad existe, y muchas veces.
Encontré el día del cumpleaños de mi hermana un libro en una librería de viejo sobre la fundadora religiosa de su colegio, fue entonces una sincronía que no fue bien aceptada pues mi hermana no quería saber ya nada más sobre las religiosas que la habían educado.
Otro día pensando en que el Nuevo Orden Mundial podría implantar de nuevo el trabajo infantil pues para ello estaba educando a la opinión pública con programas televisivos en los que los niños trabajaban--cómo cocineros, artistas o cantantes, pero trabajaban--me comentó la anciana madre de un amigo que ella de niña vendía tabaco por los bares sin que yo la hubiera hecho el menor comentario. Aquí la sincronía pudiera ser una respuesta del cosmos dentro del Plan Maestro de Dios.
Pero cuando discurro llevado por mi formación de estudiante de Filosofía Pura y convengo con Descartes que la explicación más racional es la correcta, me acuerdo cuando pensaba en todo ésto con todo mi ser y veo en el Canal Historia un documental que relata que el auge del fascismo en Italia se debió a que los fascistas habían apostado por una corriente artística que era el futurismo, en las bases del futurismo estaba engrandecer el uso de los vehículos a motor. Empresas del automóvil y de la motocicleta apoyaron al fascismo de Mussolini y lo hicieron fuerte por arrogarse la estética de la poesía futurista que encumbraba los vehículos a motor. Así fue cómo el fascismo llegó a su máximo apogeo, por una corriente poética apoyada por las empresas de automoción. La explicación más irracional en este caso era la adecuada.
Una vez fui al Corte Inglés a coger unos pantalones Levis, la dependienta me gustaba y me fijé en el nombre de su tarjeta identificativa, se llamaba igual que una exnovia mía...¿Casualidad? ¿Qué me estaba pidiendo el universo?
Otra vez le dije a un docente en paro que cobraba una ayuda que si quería ganar más dinero que fuera cómo mi vecina que era Ingeniera Química en una multinacional farmacéutica y ganaba 10.000 euros al mes. Resultó que vivía recogido por un primo en su casa que trabajaba en una multinacional farmacéutica también y ganaba un salario similar...¿Casualidad?


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