Cuando pasaba hambre y vivía de pensiones y a lo mejor comía al día media barra de pan con un poco de salsa de tomate, recuerdo haber pasado cerca de una iglesia que estaba junto a un río pensando que había llegado mi hora.
Recordabas cuando salías a beber a aquel bar de la calle Manteri que estaba al final y veías a ancianos jubilados. Eras un chaval que salía a beber desde las seis de la tarde y en los bares de la calle Manteri sólo había jubilados y te dabas cuenta de la población tan envejecida que había en tu comunidad. No había casi chicos de tus años, erais muy pocos. La verdad, muy pocos. Rodeado de viejos bebías pero los bares eran todos para ellos, esparcidos, diseminados por toda la ciudad y luego supiste que se había creado una zona de ocio para la juventud, pero a tí no te apetecía adocenarte. Sabías que vendrían los años oscuros, lo sabías de sobra. Luego llegó la burbuja cultureta y todos querían ser literatos y escuchar música clásica. De niño había suelo de adoquines en la ciudad pero luego se quitaron porque los adoquines en caso de revuelta social podían ser extraídos del suelo y usados como arma, pero recuerdas que la ciudad estaba muy bonita con los adoquines, parecía plateada. Luego llegaron las aceras de alquitrán negro que cuando llovía mucho brillaban, los tiempos de la masificación en las universidades, de la educación superior gratuita. Todo el mundo se creía muy listo. No teníamos Internet, se leían libros. Había más derechos, libertades e inteligencia y aunque la diferencia entre clases muy grande fuera, no había rencor. Recuerdas tus pasos de niño por esas calles adoquinadas presuroso a comprarte pasteles y luego ya de jovencito por esas calles alquitranadas a beberte cervezas.
Un día hubo una huelga de basuras y la suciedad se adueñó de las calles, tú estabas borracho como siempre entre las bolsas negras. Fue una especie de aventura. Lo recuerdas con decoro. No sabes qué pasó después, todo se llenó de gente rara: tatuajes, piercings...la gente empezó a perder los modales, la educación y a creer en tonterías.
Las iglesias se quedaron vacías.
Los autobuses de los hijos de los jornaleros que no podían vestir con ropa bonita, llegando de los pueblos a la ciudad para estudiar el Bachillerato, luego también fueron a las universidades públicas y gratuitas que realmente no eran ya exactamente universidades sino centros cívicos y cuyos títulos sabíamos que un día no valdrían nada. Tú te hiciste amigo de dos hijos de jornalero: el Masca y el Gran Pelotas y un día no los volviste a ver pero sabes que ahora deben ser jueces o fiscales. Tú has visto prosperar al hijo del obrero, el ascensor social funcionaba en España y el trabajo de obrero y de jornalero que no querían hacer los hijos de obrero y jornalero, los hacían los inmigrantes negros y todos tan felices. Todo el mundo prosperaba, la gente humilde iba a más y los trabajos de la gente humilde los hacían inmigrantes del tercer mundo viviendo ahora en un país próspero y en paz donde ya no existía el hambre y la guerra pero un día existió.
Tanto interés de la gente humilde por prosperar en los años noventa con tanto sacrificio, dinero y esfuerzo para que ahora en profesiones liberales ganen unos trescientos euros más que si fueran cajeros de supermercado.
Los pisos humildes construidos al lado de la urbanización El Rosarilo junto a lo que era un bar arriero y entonces te acordabas del bar El Arriero de Valladolid cuyo nombre se puso en honor a la gente de campo pero que luego se llamó La Peseta en honor a la moneda nacional. Los bares arrieros eran todos parecidos en Castilla y en Andalucía: mesas rústicas de madera gruesa no noble y jarras de barro para beber clarete a cuatro duros, no había más. Escuchar música era de blandengues o de hippies. La gente trabajadora era seria entonces y no quería tener apetencias burguesas porque sabía que éso les debilitaba. Bares arrieros en honor al sufrido campesino de Castilla y de Andalucía existieron desde los cincuenta hasta los ochenta, luego esa moda se cambió. Nos volvimos todos mucho más finos. Ahora todo es diseño.
Fue en el año 2006 cuando fuiste al hotel a ver un espectáculo de magia en inglés y a escuchar tocar el piano a un hombre serio con pajarita y no tomaste copas porque pensabas que estarían muy caras pero te tomaste seis cervezas y fumaste tabaco de liar, diez años antes estuviste en el mismo hotel con Deuvi y te fumaste unos cacharros y escuchaste luego salir voces de la piscina el mismo año que fumaste marihuana en una caravana de un hombre que cuidaba ancianos y viste monjes agacharse a través de la ventanilla. Y en el 96 con Saturno en Piscis pero con Plutón en Sagitario otra caravana al lado de una playa de piedras negras con dos chicas muy guapas y una se llamaba Isabel.
Fue en 2019 o 2020 cuando saliste a celebrar tu cumpleaños pero no tenías dinero ni novia ni amigos y cogiste el teléfono y quisiste invitar a familiares y gente del pasado pero nadie vino y hacía además mucho frío en la calle y hablaste con tu jefe, que ya no te daba trabajo, sobre un anticipo y te cayeron quince euros y recuerdas que al final te llamó una tía muy mayor para aconsejarte prudencia porque se pensaba que celebrarías tu cumpleaños con muchas chicas, muchos amigos, mucho dinero y muchas novias. Lo que no sabía todavía tu tía es que ahora eras pobre.
Aquella tarde con una litrona comprada en el súper que saliste a escribir " Los primeros predicen" y que por alguna razón nunca olvidaste, salvo que debió ser muy por la mañana o aquel día con tu camiseta morada y tu pantalón de deporte naranja que también otro litro en el súper y colocón gordo en el césped del Rafael o en el cementerio, pues tendrías veinte años o menos, lo recuerdas bien. Pero todo es más confuso en aquella discoteca donde recordabas cuando empezaste a fumar tabaco. Es todo muy extraño porque recuerdas muchas sillas y muchas mesas y muchas cervezas y mucha gente y todo al aire libre, pero tú al mismo tiempo escuchabas música en un local. Puede ser todo un recuerdo inventado por tu mente.
Josechu y Cesáreo que se fueron voluntarios al ejército, tus amigos de los catorce a los diecinueve años, entonces ibas con ellos a la Patata Brava o al Olarf-Bar antes de ir a la discoteca Campus y todo estaba justo en la misma zona, han pasado treinta y cinco años. No había internet ni Netflix ni Canal Satélite, se leían muchos libros, se iba mucho al cine, se escribían cuentos o novelas, se ligaba con amigas de amigas y amigos, en los bares, en las discomovidas, en los clubes de ocio nocturno. Por un lado Josechu y Cesáreo y por otro Manu que se fue a Alemania a trabajar y estudió una FP de óptica para fabricar gafas pero luego trabajó de guardarraíl. La vida...¿Tú qué hacías mientras los demás hacían cosas? ¡Beber!
Te encontraste en un bar al profesor particular de Griego que tenía siempre un orzuelo en el ojo y calculas que debió suceder por el año 2008 y entonces tienes la sensación de que no habías dejado de beber por aquella época, recuerdas ahora el bar dónde ibas y que te gustaba porque tenía cervezas Leffe y Judas, así que igual estamos hablando del año 2010, no lo recuerdas bien. La sensación es de que tiene que ser antes, pero después del 2007 porque ya no vivía tu novia contigo pero antes del 2014 que te fuiste a vivir a un pueblo y perdiste tu casa. No lo recuerdas bien porque del 2007 al 2010 no bebías, tiene que ser del 2010 o 2011 pero entonces en esa época vivías de pensiones, ahora piensas incluso que pudiera ser de cuando salías a beber solo porque tu novia trabajaba...¿Pero qué más da ya?
Los tintos con limón con Jaba, no recuerdas qué año era. Seguro después del 2003 pero antes del 2008 o tal vez entre 1999 y 2000, no porque entonces estarías fumando droga. Tuvo que ser entre 2006 y 2008, pero el 2007 no. Pudo ser 2010 y 2011 también...¿Qué más da ya?
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