Tu amigo el triste por el bar Huevo y la zona de marcha de Trinity Plaza, antes de beber por las terrazas con el buen tiempo y de los señores arquitectos que se relacionaban con jovencitos muy peinados con gafas de pasta, antes de que todo éso fuera normal y que las chicas se hicieran coletas. Antes del rencor por haber sacrificado tu libertad por comodidad, antes de la guerra mundial y el fin del mundo, tu amigo el triste con camisetas negras y anillos de plata en los dedos sin dejarse crecer el pelo porque lo tenía rizado y los bares de gastar pocas pesetas en vinos muy baratos, cabezones y amargos.
Aquella vez que el profesor de Historia te dijo que las bibliotecas eran un buen sitio para ligar porque sabía que tú te pasabas el día en las bibliotecas, pero era por el placer del conocimiento. Recuerdas estar rodeado por un sinfín de números que eran muescas y las muescas eran máscaras y los farsantes se convertían en libros y cada tomo, una mentira.
Una tarde por el barrio de los Vadillos, un día así que hacía bueno, estabas de un excelente humor. No tenías un duro, te quedaba algo de tabaco, pero estabas feliz. Ibas a alguna parte y de repente el barrio parecía que no se acababa nunca, viste un parque al final. Tenías proyectos nuevos e ilusión para emprenderlos. Mirabas a la vida con optimismo. Han pasado doce años. Sólo.
Tendrías treinta años cuando te fumaste dos porros en Málaga y te bebiste dos bebidas energéticas e igual te tomaste unas anfetaminas, y esperabas que llegara tu novia a visitarte. Habías alquilado una habitación en un hotel.
Por la misma época te recuerdas en Málaga con tu amigo Deivid cogiendo el metro. Lo que pasa es que en Málaga no hay metro, pero tú recuerdas perfectamente como hace veinte años estabas en Málaga con tu amigo Deivid y cogisteis el metro...¿Qué es la mente?
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