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sábado, 29 de noviembre de 2025

Cuando la gente me daba miedo.

En el año 2008 vivía solo, no me relacionaba con nadie y leía libros de filosofía oriental. Llegó el verano y me fui a una piscina pública y la gente me daba miedo. Recuerdo que como tampoco bebía no iba a bares, solo todo el tiempo, instruyéndose con densos tratados de esoterismo yo era todo pura vida interior. Al final la gente me daba miedo.

Y me siguió dando miedo mucho tiempo, me convertí en un Ángel de Dios y las personas me parecían diablos. Una vez vi a un cuervo sobre un cable de alta tensión y me pareció un mensaje del universo, llamé a las siete de la mañana a un programa de radio para contarlo pero llevaba despierto desde las cinco, los locutores muertos de miedo y asustados me colgaron el teléfono sin mediar palabra.

Así fue como me llegué a dar cuenta de que estaba loco.

De jovencito tenía una ocupación manual: forraba carpetas.

No existía la pornografía en España ni existía internet. 

Los adolescentes forrábamos las carpetas con fotos de actrices y modelos de la revista Fotogramas o Rolling Stones, también con presentadoras de las noticias y de los programas de variedades de la revista Teleprograma sobre las series que echaban por la caja tonta, la gente veía mucho la televisión y escuchaba la radio y compraba periódicos y revistas en los quioscos. Yo estaba subscrito a la revista Más Allá y Año Cero, que eran revistas de parapsicología y esoterismo. También me gustaban las revistas Historia y Muy Interesante, que eran revistas educativas. Ya era muy mayor ya cuando a finales de los ochenta o bien entrados llegó la revista erótica Lib o Interviú donde las mujeres famosas enseñaban los pechos pero nada más, ya cuando llegó a España la revista Penthause tenía más de veinticinco años. Fui virgen de la pornografía mucho tiempo pero es que incluso Penthause era una revista erótica más que pornográfica, lo mismo que Lib o Interviú.

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