Era verano y con mis amigos Karls y Flex llegamos a la finca del grupo esotérico en la montaña. Todo eran risas y buen rollo y mucha gente joven, todos estábamos muy animados. Mucho hippie y muchas chicas con vestidos de gasa floreados y cintas en el pelo. Dejamos nuestras mochilas en la entrada e hicimos todos una meditación en la postura del Loto, después hicimos Yoga, el saludo al sol. Al caer la noche vino el líder del grupo esotérico y nos dijo que todos teníamos que conocer al maestro. No sé muy bien lo que pasó después, si pasaron días u horas, pero llegó mi turno una noche de conocer al maestro. Dos mujeres jóvenes vestidas con túnicas blancas portando artonchas me cogieron de las manos y me hicieron descender por unas escaleras de piedra construidas hace mucho tiempo. Cuando llegué al sótano había una piscina muy grande y emergiendo de su interior un cocodrilo gigante que venía a por mí.
-- Te presento al maestro--dijo una voz.
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